lunes, 30 de abril de 2007

1 Samuel 30:
Cuando David regresó al campamento con su ejército, encontró un panorama terrible. Una banda de Amalecitas había atacado la ciudad y el campamento y se había llevado a sus esposas y a sus hijos. David y todos los hombres lloraron hasta quedar sin fuerzas. La reacción de los hombres de David fue culparlo a él y pensaron en apedrearlo. Las situaciones duras y difíciles pueden enceguecernos y llevarnos a reaccionar de manera absurda. ¿Acaso lo importante era buscar un culpable?, ¿la solución era acusarse mutuamente o desquitarse con el líder?. En el evangelio de Juan capítulo 10 versículo 10 dice: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia".
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
Nuestra lucha hoy no es "contra carne y sangre" (efesios capítulo 6), es una lucha espiritual contra poderes sobrenaturales que buscan dañarnos a nosotros, nuestras familias y nuestra sociedad. Necesitamos reaccionar en la manera correcta a esos ataques, como lo hizo David: lo primero que hizo fue fortalecerse en Dios, pedir Su dirección y actuar diligentemente, con rapidez pero no con desesperación, enfocando sus esfuerzos y recursos en la dirección correcta, buscando rescatar a sus familias. Esa es nuestra misión, nuestra lucha y nuestro desafío hoy; ¡rescatar nuestras familias! de todas las amenazas actuales: divorcio, alcoholismo, drogadicción, violencia, infidelidad, aislamiento, etc. La sabiduría, la guía, los recursos ilimitados de Dios están a nuestro alcance para lograrlo. Aquel que dijo "Yo he venido para tengan vida y la tengan en abundancia", dio Su vida por nosotros, nos rescató, y está dispuesto a estar a nuestro lado en todas nuestras luchas. Búscalo, conócelo, ámalo y disfruta esa vida abundante que promete para cada uno de nosotros. No es una vida sin luchas y dificultades, pero sí es una vida en victoria sobre todas las circunstancias. Afirmémonos en Sus promesas: Romanos 8: 31,32, 37-39: "31¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
37Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

domingo, 29 de abril de 2007

1 Samuel 29 y 30:

Capítulo 29
29.4 Los otros príncipes filisteos sabían que David fue aquel que, cuando joven, mató a su campeón Goliat (17.32–54), mató cientos de soldados filisteos (18.27) y era el héroe de las canciones de victoria de los israelitas (21.11). Temían de que, en el calor de la batalla, David se volvería en su contra. A pesar de que al principio David se molestó, Dios usó la sospecha de los príncipes para evitar que tuviera que pelear contra Saúl y sus compatriotas.
Capítulo 30
30.6 Al enfrentarse a la tragedia de haber perdido a sus familias, los soldados de David comenzaron a volverse contra él e incluso hasta llegaron a hablar de matarlo. En vez de planear un rescate, buscaron a alguien que culpar. Pero David encontró su fortaleza en Dios y comenzó a buscar una solución, y no un chivo expiatorio. Cuando se enfrente con problemas, recuerde que no ayuda en nada buscar a quién culpar ni criticar. En su lugar, considere cómo puede ayudar a encontrar una solución.
30.7 David no podía ir al tabernáculo a pedirle al Señor que lo guiara porque estaba en territorio de Saúl. De ahí que pidiera el efod, el único objeto relacionado con el tabernáculo que poseía. En la presencia del sacerdote y de esta prenda sacerdotal, pidió a Dios su dirección. Cuando David pidió el efod, le pedía al sumo sacerdote que le llevara el Urim y el Tumim, que se guardaba en un saquito que estaba unido al efod. Solo el sumo sacerdote podía llevar y utilizar el Urim y el Tumim. (Si desea más información sobre el efod y su contenido, véase la nota a Éxodo 39.1–21.)
30.11-15 Los amalecitas dejaron cruelmente a este esclavo para que muriera, pero Dios lo usó para guiar a David y a sus hombres al campamento amalecita. David y sus hombres trataron al joven con bondad y él respondió a esta bondad guiándolos al enemigo. Trate a los que encuentre con respeto y dignidad sin importar cuán insignificantes parezcan ser. Nunca sabrá cómo Dios los usará para ayudarlo o para perseguirlo, dependiendo de cómo les responda.
30.24, 25 David decretó una ley para que los que guardaran el bagaje o provisiones se trataran igual que los que luchaban en la batalla. En la actualidad se requiere de varias personas para proporcionar los servicios de apoyo necesarios para cada uno de los soldados en batalla. En la iglesia y en otras organizaciones, debemos tratar a quienes nos dan servicios de apoyo de la misma manera que a los que están en la primera línea. Sin contadores, secretarias, maestros, ni administradores, los que están en el ministerio público no llevarían a cabo su trabajo. ¿Está en la línea del frente? No se olvide de quienes lo apoyan. ¿Está en el grupo de apoyo? Esté consciente de que su puesto, aun cuando sea un poco menos encantador o entusiasta, es vital para el trabajo de todo el grupo
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

sábado, 28 de abril de 2007

1 Samuel 28:
Es muy lamentable ver a un hombre a quien Dios había escogido para representarlo en la función de rey de Israel, tratando de encontrar la ayuda, la dirección, la fuerza; que ya no tenía de parte del Señor a causa de su obstinación, rebeldía y desobediencia. Ya era demasiado tarde para Saúl, El Señor ya había tomado la decisión de quitarlo del reino. Añadió un error más al no aceptar la disciplina de Dios en su vida, al pretender ir en contra de las disposiciones de Dios. Saúl no había entendido que "somos libres para tomar nuestras decisiones, pero no somos libres para asumir las consecuencias"
28.5-7 Saúl se sintió abrumado cuando vio al ejército filisteo, por lo cual se volvió al ocultismo. Permita que las dificultades y obstáculos de la vida lo empujen en dirección a Dios y lo hagan depender de Él. Como vemos en la historia de Saúl, volvernos a cualquier otra cosa o persona solo nos llevará al desastre.
28.7, 8 Dios había prohibido estrictamente a los israelitas que tuvieran que ver con la magia negra, brujería, hechicería, médiums, espiritistas o con cualquiera que consultara los muertos (Deuteronomio 18.9–14). En realidad, se mataban a los hechiceros (Éxodo 22.18). Las prácticas ocultas se llevaban a cabo en el nombre de dioses paganos y la gente se volvía al ocultismo para recibir las respuestas que Dios no daba.
Los que practican el ocultismo tienen a Satanás y a los demonios como fuente de información. Dios no les revela su voluntad a ellos. En su lugar habla a través de sus propios canales: la Biblia, su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo.
28.12 ¿Realmente Samuel vino de la muerte en respuesta al llamado de la adivina? Esta gritó ante la aparición de Samuel, sabía demasiado bien que sus esfuerzos por hacer contacto con los muertos eran inventados o satánicos. De alguna manera la aparición de Samuel le reveló que trataba con un poder mucho más grande de lo que había conocido. No había llamado a Samuel mediante trucos ni el poder de Satanás. Dios trajo a Samuel para dar a Saúl una predicción relacionada con su destino, un mensaje que Saúl ya conocía. Esto de ninguna manera justifica los esfuerzos por contactar a los muertos hoy ni por comunicarse con personas o espíritus del pasado. Dios está en contra de esas prácticas (Gálatas 5.19–21).
28.15 Dios no respondió a las peticiones de Saúl, porque no siguió sus instrucciones previas. Algunas veces la gente se pregunta por qué sus oraciones no reciben respuesta. Pero si no cumplen con las responsabilidades que Dios les ha dado, no deberían sorprenderse cuando Él no les da más instrucciones
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

viernes, 27 de abril de 2007

1 Samuel 27:
David tuvo que irse a la tierra de los filisteos, enemigos históricos de Israel. Fue tal el acoso que soportó por parte de Saúl. De la manera menos esperada, en el lugar menos esperado; David encontró un lugar donde refugiarse. Actuó con gran astucia, aprovechando las condiciones de guerra entre Israel y los filisteos. A veces no encontramos salidas, nos sentimos acosados, no sabemos qué hacer. Recordemos que El Señor puede usar lo inesperado para ayudarnos, que no hay nada que sea imposible para Él. Dice la Escritura en romanos 8: 28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados". Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998. Lo malo, la adversidad, la injusticia; no provienen de Dios. Lo que si hace Él es sacar provecho aún de todo eso para nuestro bien.

27.1–3 Por segunda vez David buscó refugio de Saúl en el territorio filisteo (21.10–15). El que alguna vez fuera el gran conquistador de filisteos, ahora tenía permiso de vivir bajo la protección del rey Aquis de Gat. Antes, David había fingido ser demente delante de este rey. Era evidente de que Aquis había olvidado el incidente o lo pasó por alto a la luz de la actual situación de David. Sin duda, Aquis sabía de la separación entre Saúl y David y se sintió muy contento de proteger al traidor israelita. En respuesta, Aquis esperaba apoyo militar de David y de sus seiscientos hombres. David fortaleció aún más su posición con Aquis al hacerle creer que dirigía redadas sobre Israel y al fingir lealtad al gobernante filisteo.
27.4 Finalmente Saúl dejó de perseguir a David. Su ejército no era lo bastante fuerte para invadir el territorio filisteo solo para buscar a un hombre. Además, la amenaza inminente del trono de Saúl desaparecía mientras David permaneciera fuera del país.
27.5–7 Gat era una de las cinco ciudades capitales de Filistea y Aquis era uno de los cinco gobernantes. Quizás David pensó en dejar esta ciudad real para evitar posibles escaramuzas o ataques a su familia. Además, también pudo haber querido escapar a los escrutinios cerrados de los oficiales filisteos. Aquis permitió que David se trasladara a Siclag, donde vivió hasta la muerte de Saúl (2 Samuel 2.1).
27.8,9 Es probable que David condujera estas redadas al estilo de guerrilla debido a que estas tres tribus se conocían por sus ataques sorpresivos y su trato cruel a la gente inocente. Estas tribus del desierto no solo eran un peligro para los filisteos, sino sobre todo para los israelitas, el pueblo al que algún día David gobernaría.
27.10–12 ¿Actuaba mal David al informar falsamente sus actividades a Aquis? Sin duda David mentía, pero quizás sentía que su estrategia estaba justificada en un tiempo de guerra contra un enemigo pagano. David sabía que algún día sería rey de Israel. Los filisteos seguirían siendo sus enemigos, pero este era un excelente lugar para esconderse de Saúl. Cuando Aquis pidió a David que entrara en guerra contra Israel, David estuvo de acuerdo, fingiendo una vez más lealtad a los filisteos (28.1ss). Si habría peleado o no con el ejército de Saúl, no podemos saberlo, pero sí estamos seguros de que su máxima lealtad era hacia Dios y no hacia Aquis o Saúl.

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

jueves, 26 de abril de 2007

1 Samuel 26:
Una vez más Saúl salió a perseguir a David para matarlo, porque temía que le quitara el reino. Aunque David nunca pretendió usurpar el trono, ni se llenó de ambición; al contrario sirvió a Saúl, supo esperar el tiempo de Dios. Cuando leemos sobre David, sobre sus victorias y logros, tal vez pensemos que no tuvo dificultades pero no fue así. Durante muchos años vivió perseguido y asediado injustamente, pasó por muchas aflicciones. Nada de esto lo desanimó, ni lo hizo renegar o alejarse de Dios. Al contrario, lo buscó, dependió de Él y Él lo fortaleció, lo guardó y lo reivindicó.
Abisai era sobrino de David (1 Cr 2.15–16) y un guerrero valiente (2 S 10.10). Más tarde Abisai salvaría la vida de David de un gigante (2 S 21.17). Sin embargo, Abisai intervino en el asesinato de Abner (2 S 3.30), crimen que afligió a David. Dios puso un sueño profundo sobre el campamento (v. 12), de modo que David y su sobrino no corrían peligro. Las palabra «en el campamento» del versículo 7 indican una barricada de equipajes y carretas. De nuevo Satanás usó a otros para tentar a David para que matara a Saúl (v. 8, véase 24.4), pero David resistió la tentación. La venganza estaba en las manos del Señor.
El mensaje de David a Saúl era en realidad una súplica para que volviera al Señor. «Si Dios te ha guiado a que me persigas debido a algún pecado en mi vida, ofreceré contigo un sacrificio y arreglaré el asunto», dijo. «Pero si los hombres me maldicen, puedes estar seguro de que Dios arreglará cuentas conmigo». Oiga la confesión vacía de Saúl en el versículo 21: «¡He pecado! ¡He sido un tonto!» sí, lo había sido; ¡pero ni así se arrepintió! Somos necios cuando nos adelantamos al Señor (13.8ss); cuando no le obedecemos por completo (cap. 15); cuando les damos las espaldas a nuestros amigos piadosos (David y Samuel); cuando buscamos la dirección del diablo (cap. 28); y cuando rehusamos arrepentirnos cuando sabemos que estamos equivocados. «Sabed que vuestro pecado os alcanzará».

Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe Inc.) 2000, c1995.
26.5–9 Abisai mostró gran valor cuando se ofreció como voluntario para ir con David al campamento de Saúl. Al calor de la emoción, quiso matar a Saúl, pero David se lo impidió. Abisai solo trataba de proteger a David, su líder. David no podía herir a Saúl debido a su respeto por la autoridad y el puesto de Saúl como rey ungido por Dios. Abisai pudo haber estado en desacuerdo con David, pero también respetaba la única autoridad que tenía sobre él. Con el paso del tiempo llegó a ser el más grande guerrero en el ejército de David (2 Samuel 23.18, 19).
26.8ss Las más firmes decisiones morales son las que tomamos antes de que nos llegue la tentación. David estaba determinado a seguir a Dios y esto lo llevó a cabo cuando optó por no matar a Saúl, el rey ungido de Dios, ni siquiera cuando sus hombres y las circunstancias parecían hacerla una opción factible. ¿A quién se hubiera parecido en una situación como esta: a David o a sus hombres? Para ser como David y seguir a Dios, debemos darnos cuenta de que no podemos hacer el mal para ejercer justicia. Aun cuando nuestros amigos más cercanos nos aconsejen hacer cierta acción que parezca correcta, siempre debemos poner en primer lugar los mandamientos de Dios.
26.9 ¿Por qué se negó David a matar a Saúl? Dios colocó a Saúl en el poder y aún no lo había quitado. David no quería adelantarse al tiempo de Dios. Estamos en situaciones similares cuando líderes de la iglesia o del gobierno son incompetentes o infieles. Nos sería muy fácil criticar o rebelarnos ante un líder olvidando los propósitos y el tiempo ocultos de Dios. Decidido a no hacer el mal, David dejó el destino de Saúl en manos de Dios. Si bien no debemos pasar por alto el pecado ni cruzarnos de brazos y permitir que líderes malvados lleven a cabo su maldad, tampoco debemos tomar medidas que vayan en contra de las leyes de Dios. Debemos trabajar por la justicia mientras confiamos en Dios.
26.15,16 David pudo haber matado a Abner y a Saúl, pero hubiera desobedecido a Dios y puesto en marcha consecuencias inesperadas. En su lugar, tomó la vasija de agua y la lanza del rey para demostrar que tuvo la oportunidad de matarlo y no lo hizo. Y con esto probó que tenía un gran respeto por Dios y por el rey que Él ungió. Cuando usted necesite destacar algún aspecto, busque formas creativas y que honren a Dios al hacerlo. Tendrán un impacto más significativo.
26.25 Saúl tuvo varias oportunidades para matar a David, pero nunca lo hizo ¿Por qué? Primero, cada vez que Saúl y David estuvieron frente a frente, David hizo algo generoso por Saúl. El rey no quería responder a la bondad de David con crueldad frente a todos sus hombres. Segundo, David tenía muchos seguidores en Israel. De haberlo matado, Saúl hubiera arriesgado el control de su reino. Tercero, Dios había designado a David para ser el próximo rey de Israel y lo estaba protegiendo.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

miércoles, 25 de abril de 2007

1 Samuel 25:
25.2-11 Nabal se negó con rudeza a la petición de David para que alimentara a sus seiscientos hombres. Si simpatizamos con Nabal es porque hoy en día las costumbres son muy diferentes. Primero, la simple hospitalidad demandaba que se alimentara a los viajeros sin importar su número. Nabal era muy rico y fácilmente podría haber afrontado la petición de David. Segundo, David no pedía limosna. Él y sus hombres habían estado protegiendo la fuerza de trabajo de Nabal y parte de su prosperidad se la debía a la vigilancia de David. Debemos recompensar a quienes nos protegen y ayudan a prosperar, aun si no estamos obligados a hacerlo por la ley ni por la costumbre.
25.24 David no estaba de buen humor cuando salió rumbo a la propiedad de Nabal (25.13, 22). No obstante, se detuvo a escuchar las palabras de Abigail. Si le hubiera hecho caso omiso, hubiera sido culpable de tomar venganza con sus manos. No importa si pensamos que tenemos toda la razón, siempre debemos ser cuidadosos para detenernos y escuchar lo que los demás tienen que decir. A la larga, el tiempo y el esfuerzo extra pueden ahorrarnos mucho dolor y problemas.
25.36 Debido a que Nabal estaba ebrio, Abigail esperó hasta la mañana siguiente para decirle lo que había hecho. Sabía que Nabal, en su borrachera, podría no comprenderla o bien reaccionaría de manera necia. Cuando hay asuntos difíciles de discusión, sobre todo entre los miembros de la familia, el tiempo adecuado es lo más importante. Pida a Dios sabiduría para encontrar el mejor momento para enfrentarlos y más aún sin son delicados.
Algunos hombres no se merecen a sus esposas. Abigail fue quizás la mejor mujer que Nabal pudo alguna vez tener y obtuvo más de lo que negoció cuando hizo los arreglos para casarse con ella. Abigail era hermosa y más capaz que él para manejar su riqueza. Pero Nabal no tomaba en cuenta a su esposa.
A pesar de sus reveses, la familia de Nabal hizo lo que pudo para mantenerlo lejos de los problemas. Esta lealtad debió haberla inspirado Abigail. Si bien su cultura y su esposo la consideraban de poco valor, ella utilizó la mayor parte de sus habilidades y oportunidades. A David le impresionó sus habilidades. Y cuando Nabal murió, se casó con ella.
Abigail fue una excelente consejera para los dos hombres de su vida, trabajó muy duro para evitar que hicieran cosas sin pensar. Por sus acciones rápidas y negociaciones astutas, evitó que David se vengara de Nabal. Tuvo la visión del panorama completo y permitió la gran intervención de Dios.
¿Ve usted, al igual que Abigail, más allá de la presente crisis? ¿Observa, como ella, el cuadro completo? ¿Utiliza sus habilidades para promover la paz? ¿Es leal sin por ello ser ciego? ¿Qué reto o responsabilidad enfrenta hoy que necesite una persona bajo el control de Dios?
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

martes, 24 de abril de 2007

1 Samuel 24:
David estaba acorralado por Saúl que seguía persiguiéndolo con un ejército de tres mil hombres. Humanamente hablando no había salida ni esperanza para él, pero no estaba sólo. David conocía, amaba y servía al Dios vivo que en todas las circunstancias lo ayudaba. Lo que parecía una afortunada casualidad, fue en realidad una muestra de que la situación no se había salido de las manos al Señor. Saúl entró solo a una cueva en la que estaba David con sus hombres; era una oportunidad para David. Podía matar al hombre que lo perseguía para matarlo, pero no lo hizo. Actuó con sabiduría, perdonó e hizo bien a quien le había hecho mal. Demostró su lealtad, respeto a la autoridad y fidelidad a Dios. No hizo lo que le convenía sino lo que debía. Es una gran lección para nosotros, que también en nuestra vida diaria tendremos las oportunidades de hacer lo que nos conviene ó lo que debemos hacer. Tenemos que mirar más allá del hoy, del momento; mirar con la perspectiva de Dios. Dejarnos guiar no por nuestros sentimientos ni por nuestro impulsos, sino por los principios absolutos de la Palabra de Dios. Dejarnos guiar por El Señor, que nos enseñará a actuar de la manera correcta, trascendiendo lo inmediato para proyectarnos a lo permanente.
Las palabras de David a Saúl dejan ver lo que había en su corazón, y que le permitió actuar de esta manera: "Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela. 12Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti".
Saúl fue impactado profundamente por lo que hizo David, reaccionó llorando y reconociendo la justicia de David. Deja ver en sus palabras que sabía lo que Dios había determinado para él y para David, pero que él se resistía a aceptar. Cuando pasamos por la disciplina de Dios para corregirnos y enseñarnos, necesitamos aceptarla sabiendo que él como Padre amoroso nos conoce y sabe lo que es mejor para nosotros. Actuar con terquedad y resistirnos a aceptar nuestros errores, solo complicaría las cosas. La opción correcta es esperar en Él, aceptar la corrección, dejarnos guiar por Él. ¿Cómo enfrentar las dificultades, injusticias, aflicciones provocadas a veces por personas que alejadas de la voluntad de Dios nos quieren hacer daño?: buscando al Señor en oración, desahogando en Él nuestra preocupación, enojo, tristeza, etc. y recibiendo de Él la fuerza, la sabiduría, la protección, la provisión. El salmo 57 es la oración que cantó David en esta circunstancia:
SALMO 57
Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores
(Sal. 108.1–5)
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva.
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.
2 Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.
3 El enviará desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me acosa;
Dios enviará su misericordia y su verdad.
4 Mi vida está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y saetas,
Y su lengua espada aguda.
5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.
6 Red han armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos mismos.

7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.
10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

lunes, 23 de abril de 2007

1 Samuel 23:
David aprendió a consultar a Dios sobre lo que debía hacer y lo que no debía hacer. Podemos contentarnos con no hacer lo que expresamente sabemos que Él no quiere que hagamos, pero lo que Él quiere es dirigirnos en cada área de nuestra vida. Como lo hizo con David, el Señor puede guiarnos asegurando nuestra victoria sobre toda circunstancia.Pasaremos por luchas y dificultades, pero Él nos mostrará el camino, nos dará la salida, nos fortalecerá, nos bendecirá.
David buscó la dirección de Dios antes de entrar en acción. Escuchó sus instrucciones y luego actuó de acuerdo a ellas. Debemos dedicar el tiempo para discernir la voluntad de Dios de antemano, y no hacerlo después y tener que pedir a Dios que deshaga los resultados de nuestras decisiones apresuradas. Podemos escucharlo hablar mediante el consejo de otros, de su Palabra y de la dirección de su Espíritu Santo en nuestros corazones, así como a través de las circunstancias.
23.6 Un efod era un chaleco sin mangas, hecho de lino, que usaban los sacerdotes. El efod del sumo sacerdote era de colores brillantes y llevaba un pectoral con doce piedras preciosas que representaban cada una de las tribus.
23.7 Cuando Saúl escuchó que David se encontraba atrapado en una ciudad amurallada (una con puertas y vigas), pensó que Dios ponía a David a su merced. Saúl deseaba tanto matar a David, que hubiera interpretado cualquier señal como la aprobación de Dios para continuar con su plan. Si Saúl hubiera conocido mejor a Dios, habría sabido lo que Él quería y no hubiera interpretado mal la situación como si Dios aprobara el asesinato.
No todas las oportunidades las envía Dios. Podemos desear algo tanto, que suponemos que cualquier oportunidad para obtenerlo es de origen divino. Sin embargo, como vemos en el caso de Saúl, esto puede no ser cierto. Una oportunidad para hacer algo en contra de la voluntad de Dios nunca vendrá de Él, porque Dios no nos tienta. Cuando se le presenten en su camino oportunidades, analice dos veces sus propios motivos. Asegúrese de que sigue los deseos de Dios y no solo los suyos.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

domingo, 22 de abril de 2007

1 Samuel 22:
22.2 Afligidos, endeudados y amargados de espíritu se unieron a David, ya que él mismo era un forajido. Estas personas eran expatriados y solo podían mejorar su suerte al ayudar a David a convertirse en rey. El control que David tenía sobre este grupo de hombres nos muestra una vez más su ingenio y habilidad para guiar y motivar a otros. Es bastante difícil formar un ejército de buenos hombres, pero se requiere de un gran líder para moldear juntos a la clase de hombres que siguieron a David. A la larga, este grupo constituyó el corazón de su liderazgo militar y llegó a conocerse como «los valientes que tuvo David» (2 Samuel 23.8ss).
22.7, 8 Al parecer, los oficiales clave de Saúl eran de la tribu de Benjamín, como él. David era de la tribu vecina de Judá. Saúl apelaba a la lealtad entre tribus para mantener su control en el trono.
22.18 ¿Por qué Saúl mandó a matar a sus sacerdotes? Saúl sospechaba que había una conspiración entre Jonatán, David y los sacerdotes. Su sospecha provino del informe de Doeg de que vio a David hablando con Ahimelec, el sumo sacerdote, y que recibió de él alimentos y armas (22.9, 10). La acción de Saúl mostró su inestabilidad mental y emocional y lo lejos que andaba de Dios.
Al destruir todo en Nob, Saúl colocaba a la ciudad bajo la «maldición» (declarándola completamente destruida) descrita en Deuteronomio 13.12–17, que se suponía debía usarse solo en casos de idolatría y rebelión contra Dios. Pero era Saúl, no los sacerdotes, quien se había rebelado en contra de Dios.
22.18, 19 ¿Por qué permitió Dios la matanza de ochenta y cinco sacerdotes inocentes? La muerte de esta gente sirvió para ilustrar de manera dramática a la nación hasta dónde un rey puede convertirse en un tirano malvado. ¿Dónde estaban los consejeros de Saúl? ¿Dónde estaban los ancianos de Israel? Algunas veces Dios permite que el mal se desarrolle para enseñarnos a no permitir que sistemas malvados florezcan. Servir a Dios no es obtener un boleto de riqueza, éxito ni salud

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

sábado, 21 de abril de 2007

1 Samuel 21:
David tuvo que huir de Saúl que había decidido matarlo. Una injusticia ya que David había sido un colaborador fiel de Saúl y lo único que había hecho era servir a su nación exponiendo su propia vida. Cuando sufrimos injusticias y adversidades, seguramente es muy difícil entender las razones. Es evidente en el contexto de la Escritura, que Dios no ideó, ni envió esta circunstancia a la vida de David. Lo que sí hizo El Señor fue ayudar a David, fortalecerlo, guiarlo; aún cuando cometió algunos errores, como por ejemplo mentir (v. 2). David buscó al Señor, desahogó en Él su corazón por medio de la oración. El Señor lo dirigió y lo guardó, como quiere hacer con cada uno de nosotros. Si está usted viviendo momentos difíciles (o cuando los viva), recuerde que El Señor es el refugio, la fortaleza, el poder, la sabiduría que necesitamos para hacer frente a nuestras luchas diarias. El salmo 56 fue escrito por David precisamente cuando estaba viviendo esta situación. Es un excelente modelo de la forma en que deberíamos orar cuando pasamos por tribulaciones:
SALMO 56
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada día.
2 Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
3 En el día que temo,
Yo en ti confío.
4 En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
5 Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
6 Se reunen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi alma.
7 Pésalos según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los pueblos.
8 Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
10 En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
11 En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
13 Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.

21.1ss Esta es la primera mención sobre Ahimelec. O era el Ahías mencionado en 14.3, 18, o lo más probable es que fuera el sucesor de Ahías. En cualquiera de los casos, Ahimelec tuvo que ir en contra de la Ley para dar el pan sagrado a David, ya que se suponía que era solo para los sacerdotes (Levítico 24.5–9). Sin embargo, Ahimelec puso la necesidad y la vida de David antes que la ceremonia religiosa y lo alimentó con el pan consagrado. Esto sustentaba una alta ley de caridad (Levítico 19.18). Siglos más tarde, Jesús se referiría a este incidente mostrando que la Ley de Dios no debía aplicarse sin compasión. La ley más grande de Dios es hacer el bien y salvar vidas (Mateo 12.1–8; Lucas 6.1–5).
21.2 David mintió para protegerse de Saúl (21.10). Algunos disculpan esta mentira porque estaban en guerra y el deber de un buen soldado es traicionar al enemigo. Pero en ninguna parte se perdona la mentira de David. Es más, sucedió lo opuesto ya que su mentira llevó a la muerte a ochenta y cinco sacerdotes (22.9–19). La pequeña mentira de David parecía bastante inofensiva, pero desencadenó una tragedia. La Biblia aclara muy bien que la mentira es pecado (Levítico 19.11). Mentir, al igual que otro pecado, es grave ante los ojos de Dios y puede conducirnos a toda clase de efectos dañinos. No le reste importancia a ningún pecado ni haga diferencias entre uno y otro. Todos los pecados deben evitarse aunque veamos o no sus posibles consecuencias.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

viernes, 20 de abril de 2007

1 Samuel 20:
20.31, 32 Saúl todavía estaba tratando de apuntalar su trono para las generaciones futuras a pesar de que ya se le había dicho que su dinastía terminaría con él (13.13, 14). Aun peor, lo estaba tratando de hacer por medios humanos, ya que sabía que no obtendría ayuda alguna por parte de Dios. Jonatán pudo haber hecho alguna movida para llegar a ser rey, quizás tratando de matar a su rival, pero dejó pasar esta oportunidad debido a su amor por Dios y por David (23.16–18).
La lealtad es una de las cualidades más costosas de la vida; es la parte más abnegada del amor. Para ser leal, usted no puede vivir solo para sí mismo. La gente leal no solo se aferra a sus compromisos: está dispuesta a sufrir por ellos. Jonatán es un brillante ejemplo de lealtad. Algunas veces se vio forzado a luchar con un conflicto de lealtades: hacia su padre Saúl o hacia su amigo David. La solución que dio a ese conflicto nos enseña cómo ser leales y qué debe ser guía de la lealtad. En Jonatán, la lealtad siempre se guió por la verdad.
Jonatán se dio cuenta de que la fuente de la verdad era el Dios que demandaba su lealtad suprema. Fue su relación con Dios la que dio a Jonatán la habilidad de manejar efectivamente las situaciones complicadas de su vida. Fue leal a Saúl porque era su padre y porque era el rey. Fue leal con David porque era su amigo. Su lealtad hacia Dios lo guió a través de las demandas conflictivas de sus relaciones humanas.
Las demandas conflictivas de nuestras relaciones pueden ser grandes retos también para nosotros. Si tratamos de resolver estos conflictos solamente a nivel humano, estaremos siempre sintiéndonos traidores. Pero si comunicamos a nuestros amigos que nuestra lealtad suprema es hacia Dios y su verdad, muchas de nuestras decisiones serán mucho más claras. La verdad en su Palabra, la Biblia, traerá luz a nuestras decisiones. ¿Saben las personas que están más cerca de usted para quién es su mayor lealtad?
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

jueves, 19 de abril de 2007

1 Samuel 19:
David también pasó por dificultades y problemas. En este capítulo encontramos el relato de algunos intentos de Saúl de matarlo, sin motivos reales, por celos. Es evidente la mano protectora del Señor, por medio de personas que le ayudaron y fue librado. A veces podemos pensar que si seguimos al Señor y le obedecemos, eso debería significar que no tengamos dificultades o problemas, pero no es así. Él ha prometido estar con nosotros, ayudarnos, librarnos; pero no ha prometido que no enfrentaríamos luchas y momentos duros. Lo importante es que hagamos frente a esas circunstancias en la forma apropiada, confiando en Él, buscándolo, dependiendo de Su amor, de Su fuerza, de Su protección y provisión.
19.1, 2 ¿Es correcto desobedecer a un padre, como lo hizo Jonatán? Es claramente un principio de las Escrituras que cuando un padre ordena al hijo quebrantar la ley de Dios, el hijo debe obedecer a Dios y no al hombre. Este principio presupone que el hijo es lo suficientemente grande para ser responsable y discernir cualquier engaño. Un hijo debe ser respetuoso, servicial y obediente a su padre (Efesios 6.1–3), pero no de obedecer órdenes ni aceptar consejos que violen la ley de Dios.
19.20–24 Esta fue la segunda vez que Saúl sorprendió a todos al unirse a un grupo de profetas y profetizar. La primera vez (capítulo 10) sucedió exactamente después de que fue ungido rey y no quería aceptar la responsabilidad. Esta vez Saúl estaba consumido por la envidia que le causaba la creciente popularidad de David, pero el Espíritu de Dios lo inmovilizó para que así no pudiera hacerle daño a David. En ambos casos, Saúl habló palabras de Dios («profetizó»), a pesar de que estaba muy lejos de poder pensar los pensamientos de Dios.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

miércoles, 18 de abril de 2007

1 Samuel 18:
A David le iba muy bien en todos los aspectos, en todo lo que hacía. Sería demasiado simple decir que tenía buena suerte. El hijo del rey Saúl, Jonatán, se convirtió en su mejor amigo (v. 1-4), todo el pueblo lo apreciaba, los funcionarios y hombres de confianza del rey lo respetaban y estimaban (v. 5), al regresar de la victoria sobre los filisteos fue aclamado mucho más que el mismo rey (v. 6, 7), toda la nación lo amaba (v. 16), la hija de Saúl (Mical) se enamoró de él y terminó siendo su esposa (v. 20), cada vez tenía más éxito y su nombre era más estimado (v. 30).
La verdad es que todo esto nada tenía que ver con la buena suerte. Hay tres características de David que se enfatizan en este capítulo: 1- Se portaba "prudentemente" (v.5, 14, 15), 2- Ejercía un buen liderazgo ("salía y entraba delante del pueblo": v. 13, 16, 30), 3- "Jehová estaba con él (contaba con el respaldo y la ayuda de Dios: v. 14, 28).
18.8 El aprecio que Saúl sentía por David se transformó en celos cuando el pueblo comenzó a aplaudir las hazañas de David. En un ataque de celos, Saúl intentó asesinar a David arrojándole su lanza (18.11, 12).
Los celos no parecen ser un pecado grande, pero en realidad pueden muy bien ser un paso hacia el asesinato. Comienza con resentimiento hacia el rival; apunta a desear que la otra persona desaparezca; por último se manifiesta en que la persona busca dañar al rival con palabras o con hechos. No permita que los celos prosperen en su vida.
18.11, 12 Saúl trató de matar a David porque estaba celoso de su popularidad. Aun así, David continuó protegiendo y reconfortando a Saúl. Quizás algunas personas hayan estado celosas de usted y aun lo hayan atacado en alguna manera. Quizás se hayan sentido intimidados por las cosas buenas suyas, las cuales los hacen conscientes de sus propios defectos. Sería natural pagarles con la misma moneda o eludirlos por completo. Una mejor reacción sería hacerse amigos de ellos (Mateo 5.43, 44) y pedirle a Dios la fortaleza para continuar amándolos, así como David continuó amando a Saúl.
18.15–18 Mientras que la popularidad hizo que Saúl se volviese orgulloso y arrogante, David permaneció humilde (18.23), aun cuando la nación entera lo celebraba. A pesar de que David tuvo éxito en casi todo lo que emprendió y se hizo famoso en toda la tierra, no quiso valerse de su popularidad para sacar ventaja contra Saúl. No permita que la popularidad distorsione la percepción que tiene de su propia importancia. Resulta comparativamente fácil ser humilde cuando uno no está en el centro del escenario pero, ¿cómo reacciona usted ante la alabanza y la honra?
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

martes, 17 de abril de 2007

1 Samuel 17:
La historia de David y Goliat es familiar y lleva consigo muchas lecciones prácticas para la vida cristiana. Todos enfrentamos gigantes de una clase u otra, pero podemos vencerlos mediante el poder de Dios. Goliat medía probablemente tres metros de estatura y su armadura pesaba ciento cincuenta libras. Era «el filisteo» (17.8), su gran campeón, y era tan aterrador que llenó de pánico al ejército judío (v. 11). Si Saúl hubiera sido un líder piadoso, hubiera clamado Deuteronomio 20 y conducido a su ejército a la victoria; pero cuando la gente está fuera de la comunión con Dios, sólo pueden llevar a otros a la derrota.
David llegó con provisiones para sus hermanos e inmediatamente se interesó en el desafío del gigante. Nótese que sus mismos hermanos lo acusaron y trataron de desanimarlo: Satanás siempre tiene a alguien que nos dice: «No se puede hacer». Hasta Saúl trató de disuadirlo: «No podrás» (v. 33). Pues bien, en sí mismo David no podía, pero en el poder del Señor vencería a cualquier enemigo. (Véanse Flp 4.13; Ef 3.20–21.) Saúl trató de darle a David alguna armadura, pero puesto que nunca la había usado, David la rehusó. ¡Imagínese a Saúl diciéndole a alguien cómo obtener la victoria! David había probado el poder de Dios en privado en los campos cuidando sus ovejas; y ahora demostraría este poder públicamente para la gloria de Dios. Nótese cómo en todo este episodio David le da la gloria a Dios.
La lección práctica aquí es que Dios da la victoria en respuesta a nuestra fe. Dios había probado a David a solas con un león y un oso; ahora iba a probarlo ante todos con un gigante. Si somos fieles en las batallas privadas, Dios nos hará salir adelante en las pruebas públicas. Demasiado a menudo el pueblo de Dios desmaya ante la más pequeña prueba que se cruza en su camino, sin darse cuenta de que las «pruebas pequeñas» no son sino preparación para las batallas mayores que de seguro vendrán (Jer 12.5). David usó armas sencillas, humildes: una honda y cinco piedras (véanse 1 Co 1.27–28 y 2 Co 10.3–5). David sabía cómo se le dio la victoria a Gedeón con armas débiles y sabía que el Dios de Gedeón no estaba muerto. Ni las críticas de sus hermanos, ni la incredulidad de Saúl, evitaron que David confiara en Dios para la victoria. La piedra dio en el banco; ¡el gigante cayó y David usó la espada del gigante para cortarle la cabeza! Esta victoria abrió el camino para que Israel atacara a los filisteos y saqueara el campamento. «Y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe» (1 Jn 5.4). Somos «más que vencedores».
Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe Inc.) 2000, c1995.

lunes, 16 de abril de 2007

1 Samuel 16:
Después de muchos años de tener paciencia con Saúl y darle innumerables oportunidades, El Señor decide enviar a Samuel para que unja a un nuevo rey. Si somos obstinados y no reaccionamos al amor y el llamado de Dios a volvernos y arrepentirnos; llega el día en que, precisamente en Su amor Él aplica disciplina. Tal vez eso implique que alguien más tenga que asumir el llamado, las oportunidades y la bendición que nosotros desechemos.
Dios le dijo a Samuel: "...me he provisto de rey" (v. 1). Él es quien elige, prepara, llama y transforma a los hombres y mujeres que llevemos a cabo Su obra. Para ese servicio El Señor mira nuestro corazón y no la apariencia (v. 7). Un corazón sincero que aprenda a amarlo y a entregarse en obediencia y servicio. A David, ni siquiera lo habían llamado para que estuviera ante el profeta, habiéndole dicho a Isaí que llamara a todos sus hijos. Humanamente, no fue tenido en cuenta porque era el menor, porque era el que cuidaba las ovejas, porque tal vez era el que menos calificaba. Pero Dios miró su corazón y le agradó (v. 11).
"Levántate y úngelo, porque éste es... y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David" (v. 12, 13): esas palabras se aplican a nosotros que por la obra del Señor Jesús en la cruz, hemos sido redimidos, lavados de nuestros pecados, adoptados como hijos de Dios, llamados a servirle. "Este es": tú y yo "somos"; elegidos en su gracia (regalo inmerecido), al aceptar al Señor Jesús abriéndole nuestro corazón y entregándole nuestra vida; recibimos su Santo Espíritu que nos "únge", viniendo sobre nosotros así como el aceite se derramaba sobre la cabeza del rey que era ungido, para capacitarnos, guiarnos, darnos el poder para vivir para El Señor y servirle.

domingo, 15 de abril de 2007

1 Samuel 15:
15.2-3 ¿Por qué ordenó Dios tan tremenda destrucción? Los amalecitas eran una banda de terroristas guerrilleros. Vivían de atacar a otras naciones para apoderarse de sus riquezas y sus familias. Fueron los primeros en atacar a los israelitas cuando estos entraron en la tierra prometida, y siguieron atacando los campos israelitas cada vez que tenían la oportunidad. Dios sabía que los israelitas nunca podrían vivir pacíficamente en la tierra prometida mientras existieran los amalecitas. También sabía que sus prácticas corruptas e idólatras amenazaban la relación de los israelitas con Él. La única forma de proteger el alma y el cuerpo de los israelitas era destruir completamente a esa nación guerrera y todas sus posesiones, incluyendo sus ídolos.
15.9 Saúl y sus hombres no destruyeron todo el botín de guerra como lo ordenó Dios (15.3). La ley de dedicar algo —apartarlo— enteramente para la destrucción era bien conocida para los israelitas. Cualquier cosa que estuviera bajo la «prohibición» de Dios debía ser completamente destruido (Deuteronomio 20.16–18). Dios quería evitar que la idolatría invadiera a Israel, porque muchas de sus cosas de valor eran ídolos. El violar esta ley era castigado con la muerte (Josué 7). Mostraba falta de respeto y total desacato a Dios porque violaba directamente su mandamiento.
Cuando encubrimos el pecado para proteger lo que tenemos o para beneficiarnos materialmente, no estamos siendo listos, sino desobedeciendo la ley de Dios. La obediencia selectiva no es más que otra clase de desobediencia.
15.13, 14 Saúl pensó que había ganado una gran victoria sobre los amalecitas, pero Dios lo vio todo como un gran fracaso. Saúl lo había desobedecido y luego había mentido a Samuel acerca de los resultados de la batalla. Quizás Saúl pensó que su mentira no sería detectada, o que lo que había hecho no era malo. Saúl se engañaba a sí mismo.
La gente que no es veraz llega a creer las mentiras que lanza a su derredor. Después deja de ver la diferencia entre lo que es verdad y lo que es mentira. Al creer sus propias mentiras, se engaña a sí misma, se aisla de Dios y pierde credibilidad frente a los demás. A la larga, la verdad triunfa.
15.22, 23 Este es el primero de los numerosos lugares en la Biblia donde se repite el tema «obedecer es mejor que los sacrificios» (Salmos 40.6–8; 51.16, 17; Proverbios 21.3; Isaías 1.11–17; Jeremías 7.21–23; Oseas 6.6; Miqueas 6.6–8; Mateo 12.7; Marcos 12.33; Hebreos 10.8, 9). ¿Estaba diciendo Samuel que el sacrificio no tenía importancia? No, estaba exhortando a Saúl a que analizara las razones por las que hacía el sacrificio y no el sacrificio mismo. Un sacrificio era una transacción ritual entre el hombre y Dios que demostraba físicamente una relación entre ambos. Pero si el corazón de la persona no estaba completamente arrepentido o si no amaba verdaderamente a Dios, el sacrificio era un ritual vacío. Las ceremonias religiosas o los rituales son vacíos a menos que se lleven a cabo con una actitud de amor y obediencia. «Ser religioso» (ir a la iglesia, servir en una actividad, dar limosna) no basta si no practicamos nuestra devoción ni la obediencia a Dios.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

sábado, 14 de abril de 2007

1 Samuel 14:
14.1ss En este capítulo leemos acerca del pobre trabajo que hizo Saúl como líder: no tuvo comunicación con Jonatán (14.1, 17), pronunció una maldición insensata (14.24) e ignoró el bienestar de sus propios soldados (14.31). El liderazgo deficiente de Saúl no fue el resultado de rasgos de personalidad, sino de un carácter espiritual en decadencia. Lo que hacemos es a menudo resultado directo de nuestra condición espiritual. No podemos ignorar la importancia del carácter espiritual en un liderazgo efectivo.
14.1 ¿Por qué iría Jonatán sólo a atacar a los filisteos? Jonatán pudo haber estado cansado del largo y desesperanzado empate en la batalla. Confiaba en que Dios daría la victoria y quiso actuar con base en esa confianza. Además sabía que el número de filisteos no era problema para Dios. Quizá no dijo a su padre nada acerca de su misión porque pensó que Saúl no lo hubiera dejado ir.
14.6 Jonatán y su escudero no representaban una fuerza que pudiera atacar al inmenso ejército filisteo. Pero mientras todos los demás tenían miedo, ellos confiaron en Dios, sabiendo que el tamaño del ejército enemigo no restringiría la capacidad de Dios para ayudarlos. Dios honró la fe y la acción valerosa de estos dos hombres con una victoria tremenda.
¿Se ha sentido alguna vez rodeado por el «enemigo» o ha enfrentado circunstancias abrumadoras? Dios no se intimida nunca por el tamaño del enemigo o por la complejidad de un problema. Con Él, siempre hay suficientes recursos para resistir las presiones y ganar las batallas. Si Dios lo ha llamado a actuar, comprometa valientemente con Dios los recursos que posea y deposite su confianza en Él para que le dé la victoria.
14.12 Jonatán no tenía la autoridad para guiar todas las tropas a la batalla, pero pudo comenzar una pequeña escaramuza en una esquina del campo enemigo. Cuando lo hizo, el pánico se apoderó de los filisteos. Los hebreos que habían sido reclutados en el ejército filisteo hicieron una revuelta y los hombres que se escondieron en las montañas recobraron su valor y regresaron para pelear.
Cuando se enfrente a un obstáculo que está más allá de su control, pregúntese: «¿Qué pasos puedo dar ahora para encontrar una solución?» Quizá unos pocos sean justamente lo que se necesita para echar a rodar la cadena de acciones que lo llevarán a la victoria final.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

viernes, 13 de abril de 2007

1 Samuel 13:
Saúl tomó la iniciativa de organizar un ejército después de dos años de estar gobernando. Los filisteos los oprimían duramente por mucho tiempo y fue su hijo Jonatán el que tomó la iniciativa de atacarlos (v. 1-3). Sabemos que nuestra lucha hoy no es contra personas, sino contra grandes males que amenazan al individuo, la familia y la sociedad (violencia, mentira, corrupción, etc.). Atrevámonos a luchar, a tomar la iniciativa de hacerle frente a todo eso.
El pueblo respondió al llamado de Saúl para la guerra y acudieron, pero estaban asustados porque las posibilidades que tenían eran mínimas ante las fuerzas de los filisteos. Muchos decidieron esconderse (v. 6) y otros iban con Saúl pero temblando de miedo (v. 4-7).
Por la premura de la situación Saúl cometió un grave error, asumiendo algo que le correspondía exclusivamente al profeta Samuel. No supo esperar "el cómo y el cuándo de Dios". Samuel le dijo: " Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. 14Mas ahora tu reino no será duradero". Si queremos victorias, logros y alcances duraderos, debemos actuar a la manera de Dios y no a la nuestra. Luchar en Su fuerza y no en la nuestra, mirar las circunstancias desde Su perspectiva y no desde la nuestra.
El ejército de Israel además de ser menor en número, estaba desarmado. Sin embargo veremos en el capítulo siguiente, que Dios les dio una victoria sobrenatural. Si somos diligentes en hacer nuestra parte a la manera de Dios; Él hará lo que nosotros no podemos, con Su poder y recursos sobrenaturales.
Ahora le llegó a Israel el día de congregarse en Gilgal como Samuel y Saúl acordaron meses antes (10.8). Nótese cómo Saúl se adjudica la victoria que obtuvo su hijo en Gabaa para impresionar al pueblo y lograr que lo siguieran. La vasta horda de filisteos empezó a reunirse, y mientras más esperaba Saúl, más peligrosa se ponía su situación. Si atacaba de inmediato, podía derrotar al enemigo, pero su demora sólo les daba la oportunidad de fortalecerse. La impaciencia (e incredulidad) de Saúl le condujo a actuar sin Samuel de modo que cuando Saúl estaba ofreciendo el sacrificio apareció el profeta. Los versículos 11–12 narran las excusas de Saúl mientras trataba de echarle la culpa a Samuel y al pueblo. «¡Me esforcé!», le dijo a Samuel, pero el profeta sabía la verdad. Este era el principio del fin: si Dios no podía confiar en él para algo tan pequeño, ¿cómo podría confiarle el reino? La impaciencia de Saúl le costó el reino
Wiersbe, Warren W., Bosquejos Expositivos de la Biblia, AT y NT, (Nashville, TN: Editorial Caribe Inc.) 2000, c1995.

jueves, 12 de abril de 2007

1 Samuel 12:
Samuel confrontó al pueblo hablándoles de su desempeño como líder, haciéndoles reconocer ante Dios y su nuevo rey; que nunca les robó, ni los engañó, ni aceptó sobornos. Ellos reconocieron que así había sido (v. 1-5). ¡Cuanta falta nos hace hoy tener esa clase de líderes!; con vidas rectas, integridad, valores y principios. Necesitamos empezar por ser cada uno en nuestros roles de esposos, padres, trabajadores, etc. ; ejemplos de integridad.
También les recordó su historia como pueblo. Dios los sacó de la esclavitud de Egipto por mano de Moisés y Aarón, sin embargo ellos se olvidaron de Él y por eso sufrieron las consecuencias. Fueron dominados por los enemigos y cuando reconocieron su pecado y se volvieron a Él; Dios levantó a los jueces, que fueron líderes que los libraron de esos enemigos y ahora vivían en paz (v. 6-13).
Samuel hizo una solemne declaración: "si obedecen y sirven sólo al Señor Él los bendeciá y ustedes vivirán en paz" (v. 14).
¿Qué debemos hacer?: no apartarnos del Señor sino servirle con todo nuestro corazón (v. 20), no apartarnos en pos de vanidades (lo efímero y temporal v. 21), temer al Señor (respeto por amor y no miedo) y servirle de verdad con todo nuestro corazón (v. 24). El Señor promete no desampararnos porque Él ha querido hacernos pueblo suyo (v. 22).
12.24 Esta es la segunda vez en el discurso de despedida que Samuel recordaba al pueblo que dedicara un tiempo para considerar cuán grandes cosas había hecho Dios por ellos (véase 12.7). Dedicar tiempo para la reflexión nos permite centrar nuestra atención en la bondad de Dios y fortalece nuestra fe. En ocasiones estamos tan orientados hacia el progreso y el futuro que no nos damos el tiempo para reflexionar sobre todo lo que Dios ya hizo. Haga un hábito el recordar lo que Dios ha hecho por usted para que pueda seguir adelante con agradecimiento.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

miércoles, 11 de abril de 2007

1 Samuel 11:
11.1ss Por estos días, Israel era muy susceptible a las invasiones de las tribus saqueadoras tales como estos amonitas del este del río Jordán. El liderazgo que ejerció Saúl en esta batalla contra esta tribu de guerreros sirvió para unir a la nación y demostró que Saúl era un valioso gobernante militar. El reinado de Saúl se vio fortalecido al salvar a la nación de la desgracia y al perdonar la vida de los que lo habían criticado.
11.3 ¿Por qué dio Nahas a la ciudad de Jabes de Galaad siete días para encontrar un ejército para que los ayudara? Ya que Israel estaba todavía desorganizado, Nahas estaba apostando que nadie vendría en ayuda de la ciudad. Esperaba tomar la ciudad sin pelear y así evitar una batalla. Además quizá no estaba preparado para atacar la ciudad ya que un sitio contra sus murallas podría durar semanas o meses.
11.6 La ira es una emoción poderosa. A menudo lleva a las personas a herir a otras con palabras o con violencia física. Pero la ira dirigida al pecado o al maltrato de otros no es mala. Saúl estaba enojado por la amenaza de los amonitas de humillar y maltratar a sus amigos israelitas. El Espíritu Santo utilizó la ira de Saúl para traer justicia y libertad. Cuando la injusticia y el pecado lo hagan enojar, pregunte a Dios cómo puede canalizar esa ira de una manera constructiva para ayudar a un cambio positivo.

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

martes, 10 de abril de 2007

1 Samuel 10:
Saúl fue elegido por Dios para ser rey de Israel, fue ungido (v. 1), fue enviado a la compañía de profetas donde profetizó con ellos (v. 5, 10), fue mudado por Dios en otro hombre al venir sobre él el Espíritu Santo (6, 9, 10). En Pentecostés El Señor envió Su Espíritu sobre la iglesia y ahora Él habita en cada creyente, para mudarnos en otro hombre o mujer, y capacitarnos para el servicio. Necesitamos vivir llenos del Espíritu para ser efectivos en nuestra manera de vivir y en la obra de Dios, profetizando como Saúl (llevando Su palabra).
En el momento de ser reconocido públicamente como rey ante el pueblo, Saúl se escondió (v. 22). A veces nos escondemos de nuestras responsabilidades por temor, por inseguridad, porque nos sentimos incapaces o insuficientes. Pero debemos recordar que son la suficiencia y el poder de Dios en nosotros, los que nos capacitan para los grandes desafíos y oportunidades que Él pone en nuestro camino.

lunes, 9 de abril de 2007

1 Samuel 9:
El relato sobre Saúl, nos muestra a un hombre privilegiado: de buena familia con un nivel socio-económico bueno (tenían varias asnas lo que era muestra de riqueza), un papá con buena reputación (valeroso), bien parecido y muy alto. A todo esto hay que agregarle que El Señor lo escogió para que fuera el primer rey de Israel. Cada uno de nosotros debemos reconocer que igualmente, hemos recibido de Dios diferentes cualidades, oportunidades y bendiciones, que debemos aprender a reconocer, apreciar y aprovechar, para el cumplimiento de Sus propósitos y nuestra propia realización como personas.
Es muy interesante ver cómo El Señor utilizó una situación cotidiana, como fue la pérdida de las asnas; para guiar a Saúl hacia el cumplimiento de Sus planes. El consejo de su siervo, el encuentro con Samuel; todo fue usado por Dios para llevarlo a descubrir el llamado, la elección y el ministerio que tenía para él.
Igualmente El Señor quiere hacerlo con nosotros. Aún las situaciones más sencillas y cotidianas, las personas que conocemos y las que no conocemos, hablarnos por medio de Su Palabra y por medio de circunstancias y personas. Todo lo quiere usar El Señor para hablarnos. Tal vez como Saúl, nos cueste trabajo oír, entender y creer (Saúl preguntó: ¿por qué, pues, me has dicho cosa semejante?). Dispongámonos a ser guiados por Dios, a aceptar el llamado. a reevaluar nuestras creencias y valores, a descubrir el plan maravilloso que Él tiene para nosotros, a vivir la aventura que Él ha preparado para cada uno de nosotros.