Nehemías 8: "y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. 2 Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo. 3 Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley" (v. 1- 3). Una experiencia de renovación espiritual, arrepentimiento y avivamiento; fue el resultado de la lectura y enseñanza de las Escrituras al pueblo reunido durante una mañana entera. En tres versículos se menciona que "el pueblo estaba atento" (v. 3, 5 y 7), y también se menciona que los líderes espirituales "hacían entender al pueblo la ley". Cuando la palabra de Dios es enseñada, entendida y practicada, se producen grandes transformaciones en las personas en las familias y en la comunidad. A través de la historia, donde quiera que ha llegado el mensaje de la Biblia; ha producido reconciliación, sanidad, liberación, restauración y paz. Pero es necesario estudiar y profundizar en ella, y no simplemente contentarse con un conocimiento superficial. Es necesario obedecerla, ponerla en práctica, ajustar la manera de vivir a los principios que en ella encontramos.
"Esdras regresó a Jerusalén para ayudar a Nehemías en la dedicación de las murallas y para santificar al pueblo. No confunda esta escena con la de Esdras 3. Es significativo que se reunieron en la puerta de las Aguas, puesto que esta simboliza la Palabra de Dios (3.26). El pueblo tenía apetito por la Palabra, porque le pidieron a Esdras que trajera el libro y predicara. El primer día del séptimo mes marcaba la Fiesta de las Trompetas; el décimo sería el Día de la Expiación; y del quince al veintidós, la Fiesta de los Tabernáculos (véase Lv 23.23–44). Esdras leyó la Palabra y la explicó durante varias horas, ayudado por los levitas. El versículo 8 describe una perfecta reunión de la iglesia: todo el pueblo se reunió para escuchar, se exaltó la Palabra, el predicador leyó y explicó la Palabra para que la gente pudiera entenderla. El pueblo lloraba al oír la Palabra, aplastados, sin duda dolidos por sus pecados. Pero este debía ser de regocijo. ¡Debían llorar en el Día de la Expiación! Esdras les ordenó que festejaran y se alegraran; véase Eclesiastés 3.4.
Al siguiente día los líderes se reunieron con Esdras y descubrieron la ley respecto a la Fiesta de los Tabernáculos. Proclamaron esta ley por toda la tierra y conforme el pueblo obedeció «hubo alegría muy grande» (v. 17). Hay gozo al oír la Palabra, pero más gozo al obedecerla. El resultado de esta «conferencia bíblica» (celebrada diariamente durante una semana, v. 18) fue una gran convocación de personas convictas en el día veinticuatro del mes. Esdras y los levitas enseñaban tres horas la Palabra y luego guiaban al pueblo en confesión y oración otras tres horas y así todo el día" (Bosquejos expositivos de la Biblia).
Al siguiente día los líderes se reunieron con Esdras y descubrieron la ley respecto a la Fiesta de los Tabernáculos. Proclamaron esta ley por toda la tierra y conforme el pueblo obedeció «hubo alegría muy grande» (v. 17). Hay gozo al oír la Palabra, pero más gozo al obedecerla. El resultado de esta «conferencia bíblica» (celebrada diariamente durante una semana, v. 18) fue una gran convocación de personas convictas en el día veinticuatro del mes. Esdras y los levitas enseñaban tres horas la Palabra y luego guiaban al pueblo en confesión y oración otras tres horas y así todo el día" (Bosquejos expositivos de la Biblia).