1 Samuel 23:
David aprendió a consultar a Dios sobre lo que debía hacer y lo que no debía hacer. Podemos contentarnos con no hacer lo que expresamente sabemos que Él no quiere que hagamos, pero lo que Él quiere es dirigirnos en cada área de nuestra vida. Como lo hizo con David, el Señor puede guiarnos asegurando nuestra victoria sobre toda circunstancia.Pasaremos por luchas y dificultades, pero Él nos mostrará el camino, nos dará la salida, nos fortalecerá, nos bendecirá.
David buscó la dirección de Dios antes de entrar en acción. Escuchó sus instrucciones y luego actuó de acuerdo a ellas. Debemos dedicar el tiempo para discernir la voluntad de Dios de antemano, y no hacerlo después y tener que pedir a Dios que deshaga los resultados de nuestras decisiones apresuradas. Podemos escucharlo hablar mediante el consejo de otros, de su Palabra y de la dirección de su Espíritu Santo en nuestros corazones, así como a través de las circunstancias.
23.6 Un efod era un chaleco sin mangas, hecho de lino, que usaban los sacerdotes. El efod del sumo sacerdote era de colores brillantes y llevaba un pectoral con doce piedras preciosas que representaban cada una de las tribus.
23.7 Cuando Saúl escuchó que David se encontraba atrapado en una ciudad amurallada (una con puertas y vigas), pensó que Dios ponía a David a su merced. Saúl deseaba tanto matar a David, que hubiera interpretado cualquier señal como la aprobación de Dios para continuar con su plan. Si Saúl hubiera conocido mejor a Dios, habría sabido lo que Él quería y no hubiera interpretado mal la situación como si Dios aprobara el asesinato.
No todas las oportunidades las envía Dios. Podemos desear algo tanto, que suponemos que cualquier oportunidad para obtenerlo es de origen divino. Sin embargo, como vemos en el caso de Saúl, esto puede no ser cierto. Una oportunidad para hacer algo en contra de la voluntad de Dios nunca vendrá de Él, porque Dios no nos tienta. Cuando se le presenten en su camino oportunidades, analice dos veces sus propios motivos. Asegúrese de que sigue los deseos de Dios y no solo los suyos.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.