lunes, 30 de julio de 2007



2 Reyes 11:
El deseo de poder llevó al asesinato de la descendencia del rey Ocozías en el reino de Judá: únicamente uno de los hijos del rey (Joás), se salvó gracias a la intervención de su tía Josaba. Durante seis años reinó Atalía, la madre de Ocozías. En el séptimo año un valiente sacerdote llamado Joiada, organizó a un grupo de oficiales para preparar la coronación de Joás como rey. Ya coronado el rey y muerta Atalía, Joiada dirigió al pueblo y al rey a hacer pacto con El Señor: "Entonces Joiada hizo pacto entre Jehová y el rey y el pueblo, que serían pueblo de Jehová; y asimismo entre el rey y el pueblo" (v. 17). Hoy más que nunca debemos ser hombres y mujeres que como Joiada, hagamos pacto con Dios y llevemos a nuestras familias y a nuestra nación a hacerlo: "seremos pueblo de Jehová", lo amaremos, le serviremos, seremos fieles a Él, le daremos el primer lugar. Esto requiere de valor, compromiso y determinación; pero vale la pena y es indispensable y urgente; si es que queremos la restauración de nuestras naciones. Esa restauración es posible únicamente, si inicia con cada individuo, con cada familia, impactando luego la sociedad. Una revolución espiritual profunda y verdadera, mucho más que simple religión; que produzca transformación de la manera de pensar, de relacionarnos, que genere reconciliación en los hogares, que lleve a volver a los verdaderos valores. Como en el caso de Joiada y el pueblo de Judá en aquel entonces, esto debe incluir la destrucción de los falsos cultos, el engaño, la corrupción, la injusticia (el culto al dinero, a la promiscuidad, al ocultismo, etc.). "Coronar al verdadero Rey", a Jesús, como rey de nuestras vidas, de nuestras familias y de nuestras naciones; es nuestro reto, nuestra misión y nuestra responsabilidad hoy.