Sugerimos repasar y profundizar en los capítulos estudiados en la semana. Estas son algunas anotaciones adicionales sobre los capítulos correspondientes:
"PROPÓSITO:Nehemías es el último de los libros históricos del Antiguo Testamento. Registra la historia del tercer regreso a Jerusalén después del cautiverio y relata cómo fueron reconstruidos los muros y cómo se renovó la fe del pueblo.AUTOR:La mayor parte del libro está escrita en primera persona, lo que sugiere que Nehemías es el autor. Probablemente Nehemías escribió el libro y Esdras le sirvió de editor.FECHA:Aproximadamente entre 445–432 a.C.MARCO HISTÓRICO:Zorobabel guió el primer regreso a Jerusalén en 538 a.C. En 458, Esdras guió el segundo regreso. Finalmente, en 445, Nehemías regresó con el tercer grupo de cautivos para reconstruir el muro de la ciudad.VERSÍCULOS CLAVE:«Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que están alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra» (6.15, 16).PERSONAS CLAVE:Nehemías, Esdras, Sanbalat, TobíasLUGAR CLAVE: Jerusalén
«¡LO QUE esta iglesia necesita es...!» «No puedo creer lo que hacen nuestros funcionarios del gobierno. ¡Si estuviera en su lugar, yo haría...!» «Nuestras escuelas andan mal. ¡Alguien debería hacer algo!»
Es fácil analizar, escudriñar, y hablar acerca de los problemas del mundo. Abundan los criticones, los quejumbrosos, los que se han nombrado a sí mismos profetas y «capitanes araña». Sin embargo, lo que en realidad necesitamos son personas que no sólo discutan una situación, ¡sino que hagan algo al respecto!
Nehemías vio un problema y se afligió. En vez de quejarse y revolcarse en la autocompasión y en el sufrimiento, actuó. Nehemías sabía que Dios quería que motivara a los judíos para que reconstruyeran los muros de Jerusalén, por lo tanto dejó una posición de responsabilidad en el gobierno persa para hacer lo que Dios quería. Nehemías sabía que Dios utilizaría sus talentos para conseguir que se realizara el trabajo. Desde el momento que llegó a Jerusalén, todos supieron quien era el jefe. Organizó, administró, supervisó, alentó, se enfrentó a la oposición, confrontó la injusticia, y se mantuvo así hasta que se construyeron los muros. Nehemías era un hombre de acción.
Al comienzo de la historia, Nehemías estaba hablando con compañeros judíos. Estos le informaban que los muros y las puertas de Jerusalén estaban deteriorados. Eran noticias preocupantes, y la reconstrucción de aquellos muros se convirtió en la carga de Nehemías. En el momento adecuado, Nehemías pidió al rey Artajerjes permiso para ir a Jerusalén a reconstruir esos muros caídos. El rey aceptó.
Armado de cartas del rey, Nehemías viajó a Jerusalén. Organizó al pueblo en grupos y le asignó secciones específicas del muro (capítulo 3). Sin embargo, el proyecto de construcción tuvo oposición. Sanbalat, Tobías y otros trataron de detener la obra a través de insultos, ridiculizaciones, amenazas y sabotaje. Algunos de los trabajadores tuvieron miedo, otros se hastiaron. En cada caso, Nehemías empleó una estrategia para frustrar a sus enemigos: oración, aliento, guardas de seguridad, consolidación (capítulo 4). Sin embargo surgió un problema diferente: un problema interno. Los judíos ricos estaban aprovechándose del compromiso solemne de sus trabajadores compatriotas. Al escuchar acerca de su opresión y avaricia, Nehemías confrontó a los extorsionadores (capítulo 5). Cuando casi estaban terminados los muros, Sanbalat, Tobías y compañía trataron de detener por última vez a Nehemías. Sin embargo este se mantuvo firme, y el muro se terminó en sólo cincuenta y dos días. Cuán grandioso monumento al amor y la fidelidad de Dios. Tanto los amigos como los enemigos supieron que Dios había ayudado (capítulo 6).
Después de construir los muros, Nehemías continuó organizando al pueblo, realizó un censo y nombró guardias de las puertas, levitas y a otros funcionarios (capítulo 7). Esdras guió a la nación en la alabanza y en la instrucción bíblica (capítulos 8, 9). Esto llevó a una reafirmación de fe y a un avivamiento religioso en donde el pueblo prometió servir con fidelidad a Dios (capítulos 10, 11).
Nehemías finaliza con una lista de los clanes y sus líderes, con la dedicación de un nuevo muro en Jerusalén y la purgación del pecado del país (capítulos 12, 13). Cuando lea este libro, observe a Nehemías en acción, y determine ser una persona de la cual Dios puede depender para actuar por Él en el mundo".
(Biblia del diario vivir)