La confesión de pecados de Esdras fue realmente sincera, y esto se demostró con las decisiones de cambio en la manera de vivir. Los líderes y la comunidad estuvieron de acuerdo en las decisiones de arrepentimiento e hicieron los ajustes necesarios, aún cuando era bastante difícil. En el Nuevo Testamento, el mensaje de Juan el bautista confirma la necesidad de un verdadero arrepentimiento: "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 9 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. 10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? 11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. 12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. 14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario" (Lucas 3: 8- 14). No podemos limitarnos a palabras y expresiones emocionales únicamente; es necesario tomar decisiones, cambiar la manera de pensar y de vivir, ajustándolas a la verdad de la palabra de Dios. Entonces experimentaremos una verdadera reforma, sanidad y renovación.
10.3 ¿Por qué se les ordenó a los hombres que despidieran a sus esposas e hijos? Aun cuando la medida era extrema, el matrimonio mixto con paganos estaba estrictamente prohibido (Deuteronomio 7.3, 4) y aun los sacerdotes y levitas habían incurrido en este pecado. Esto puede compararse en la actualidad con un cristiano que se casa con alguien que adora al diablo. Aunque era una solución drástica, sólo involucraba a ciento trece de las aproximadamente veintinueve mil familias.
La medida drástica de Esdras, aunque fue muy difícil para muchos, era necesaria para preservar a Israel como nación comprometida con Dios. Algunos de los cautivos del reino del norte de Israel habían perdido tanto su identidad espiritual como física por medio del matrimonio mixto. Sus cónyuges paganos habían ocasionado que el pueblo cayera en la idolatría. Esdras no quería que esto sucediera a los cautivos del reino del sur de Judá.
10.3, 4, 11 Luego de la intensa oración de Esdras, el pueblo confesó su pecado ante Dios, y pidió dirección para restaurar su relación con Él. El verdadero arrepentimiento no termina con palabras de confesión (las cuales pueden ser no más que palabras), sino que además debe llevar a una conducta correcta y a un cambio de actitud. Cuando peque y esté plenamente arrepentido, confiéselo a Dios, pida su perdón y acepte su gracia y misericordia. Luego, como un acto de gratitud por su perdón que coincide con la justicia de Dios, haga las correcciones necesarias.
10.11 Como creyentes en Cristo, todos nuestros pecados son perdonados. Su muerte nos limpió de todo pecado. ¿Por qué entonces todavía tenemos que confesarlos? Confesar es estar de acuerdo con Dios que nuestros pensamientos, palabras y acciones están equivocadas y contrarias a su voluntad. Es volver a comprometernos a hacer su voluntad y renunciar a cualquier acto de desobediencia. Confesar es apartarnos del pecado y pedirle a Dios un poder fresco para vivir para Él (Biblia del diario vivir)