El profeta Eliseo anunció a la mujer sunamita que venían siete años de hambre en Israel, y le recomendó que se fuera a vivir temporalmete en otro país. La mujer atendió el consejo y se fue a vivir en tierra de los filisteos. Al regresar fue a solicitar al rey que sus tierras le fueran devueltas, justo en el momento en que el siervo de Eliseo (Giezi), le estaba contando al rey sobre el milagro que El Señor había hecho al resucitar al hijo de esta mujer. Definitavamente nada fue casualidad; al contrario, vemos cómo El Señor tiene conocimiento anticipado y absoluto de las situaciones, así como control de todo. Así que al revelar al profeta lo que ocurriría y lo que debía hacer la mujer, le permitió a ella pasar por una época difícil, enfrentar una gran crisis, salir adelante en un momento angustioso; experimentando la dirección y la ayuda sobrenatural de Dios: "Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora" (v. 6). El Señor promete en su palabra que estará con nosotros, que nos guardará, que nos proveerá y ayudará. Podemos creer a Sus promesas pero necesitamos aprender a dejarnos guiar por Él, oír Su voz, obedecer a Sus consejos; para disfrutar de todos los beneficios que Él tiene para nosotros. En Juan 10: 10 dice: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". Por la obra redentora del Señor Jesús en la cruz, hoy tenemos victoria sobre "el ladrón" (Satanás), y podemos recibir de vuelta todo lo que nos robó en el pasado; salud, libertad, bienes materiales, paz, familia, trabajo, etc.