sábado, 5 de mayo de 2007

2 Samuel 4:
El hijo de Saúl, Is-boset; tenía trabajando para él a dos hombres perversos. Y fueron ellos los que lo mataron, creyendo tener una gran oportunidad de agradar a David y seguramente recibir una gran retribución por hacerle este "favor". Evidentemente no conocían el corazón del hombre que había aprendido a amar a Dios, que no quería venganza, que no estaba lleno de ambición por el poder, como es lo más lógico y natural en los seres humanos cuando están apartados del conocimiento de Dios y de Sus propósitos. La respuesta de David evidencia lo que había en su corazón: "Vive Jehová que ha redimido mi alma de toda angustia, 10que cuando uno me dio nuevas, diciendo: He aquí Saúl ha muerto, imaginándose que traía buenas nuevas, yo lo prendí, y le maté en Siclag en pago de la nueva. 11¿Cuánto más a los malos hombres que mataron a un hombre justo en su casa, y sobre su cama? Ahora, pues, ¿no he de demandar yo su sangre de vuestras manos, y quitaros de la tierra?".

Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
Lo que tenía en su corazón era un gran respeto por la autoridad de Dios, representada en aquellos que él había elegido, aunque se equivocaran como lo hizo Saúl. Había un amor de amigo hacia los hijos de Saúl, había claro sentido de justicia que estaba muy por encima de sus intereses personales. Había, ante todo, un sincero deseo de agradar a Dios. No hablamos de un hombre perfecto ni mucho menos, ya que no hay hombres perfectos. David cometió grandes errores pero los reconoció y se arrepintió. Lo que resaltamos no son las virtudes de un hombre, sino las cualidades del carácter que Dios puede formar en nuestros corazones cuando lo conocemos, lo buscamos y lo amamos, como lo hizo David.
4.1 Is-boset fue un hombre que obtenía valor de otro hombre (Abner) en vez de obtenerlo de Dios. Cuando Abner murió, Is-boset se quedó sin nada. En crisis y bajo presión, se derrumbó en temor. El miedo puede paralizarnos, pero la fe y la confianza en Dios pueden superar el temor (2 Timoteo 1.6–8; Hebreos 13.6). Si confiamos en Dios, seremos libres para responder con valentía a los sucesos que ocurran a nuestro alrededor.
4.4 El resto de la historia de Mefi-boset se relata en 2 Samuel 9; 16.1–4; y 19.24–30.
4.11 David llamó a Is-boset «justo». Como hijo de Saúl, Is-boset tenía razón para pensar que estaba en la línea directa para subir al trono. No era malvado al querer ser rey; por el contrario, simplemente fue muy débil para oponerse a la injusticia. Aun cuando David sabía que Is-boset no era el líder que se necesitaba para unir a Israel, no tenía ninguna intención de matarlo. Dios le había prometido el reino a David y él sabía que Dios cumpliría su promesa.
Cuando David se enteró de la muerte de Is-boset se puso furioso. Nunca había hecho ningún daño a Saúl, y pensó que el método del asesino era cobarde. David quería unir a Israel, no quería abrir un abismo entre él y los seguidores de Is-boset. Para demostrar que no tenía nada que ver con el exterminio del hijo real de Saúl, ordenó que los asesinos fueran ejecutados. Is-boset recibió una honrosa sepultura. Todas las tribus de Israel, reconocieron en David al líder fuerte que necesitaban, y le prodigaron su lealtad. Sin duda alguna, la amenaza filistea y la reputación militar de David (1 Samuel 18.7) ayudaron, además, a unificar el pueblo.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.