2 Reyes 7:
La ciudad de Samaria estaba sitiada por los sirios llevando a sus habitantes a una situación desesperada, al punto de que, por el hambre, dos mujeres habían acordado comerse un día el hijo de una, y al día siguiente el hijo de la otra. Dios no queria que su pueblo pasara por esta clase de sufrimientos y por eso les advirtió en Deuteronomio 28: 15- 68, sobre las consecuencias de no obedecer los principios que les dio en la Escritura. En el versículo 57 (Deuteronomio 28) dice: "al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades". El profeta Eliseo anunció que esa situación terminaría el día siguiente, de una manera sobrenatural: "Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria" (v. 1). Esto se cumplió, cuando Él hizo huir a los sirios haciéndoles oír como si un gran ejército viniera a atacarlos: "Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. 7 Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas" ( v. 6, 7). El resultado fue que los habitantes de Samaria, no solamente fueron librados del sitio de la ciudad y la amenaza de muerte, sino que también pudieron saquear el campamento abandonado de los sirios que estaba lleno de alimentos y tesoros. Esto hizo que los precios de la comida viajaran de un día para otro, de una manera que nadie pudo imaginar. Cuando Eliseo anunció que esto ocurriría (v. 1), un príncipe expresó su incredulidad: "Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello" (v. 2). Seguramente nos parezca imposible que la realidad económica y social de nuestro país pueda cambiar en forma rápida y completa, mejorando la forma de vida de las familias, trayendo prosperidad y desarrollo; pero Dios promete que esto puede ocurrir mucho más rápido de lo que nos podamos imaginar: "si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra" (2 Crónicas 7: 14).