martes, 2 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 17: Efesios 2: 11- 22:

"2.11-13 Los judíos piadosos (los de la circuncisión) consideraban impuras todas las ceremonias de los gentiles (los de la incircuncisión). Se autoconsideraban puros y limpios debido a su herencia nacional y sus ceremonias religiosas. Pablo subraya que tanto gentiles como judíos son impuros delante de Dios y que necesitan que Cristo los limpie. A fin de entender cuán grande es el regalo de esta salvación, necesitamos recordar nuestra antigua naturaleza, la condición impura. ¿Alguna vez se ha sentido separado, excluido, sin esperanzas? Estos versículos son para usted. Ninguno está separado del amor de Dios ni del cuerpo de creyentes.
2.11-13 Tanto judíos como gentiles pueden ser culpables de orgullo espiritual. Los judíos por pensar que su fe y tradiciones tenían la virtud de elevarlos por encima de cualquiera, los gentiles por confiar en sus logros, poder y posición. El orgullo espiritual impide que veamos nuestras faltas y agranda las de los demás. Cuídese de sentirse orgulloso de su salvación. En cambio, con humildad, dé gracias a Dios por lo que ha hecho y anime a quienes titubean en su fe.
2.11-16 Antes de la venida de Cristo, los gentiles y judíos se mantenían alejados entre sí. Los judíos consideraban que los gentiles estaban muy alejados del poder salvador de Dios y por lo tanto sin esperanza. Los gentiles se sintieron ofendidos por las declaraciones de los judíos. Cristo revela la pecaminosidad total, tanto de judíos como de gentiles, y a continuación ofrece su salvación por igual para ambos. Solo Cristo derriba las paredes de los prejuicios, reconcilia a todos los creyentes con Dios y nos unifica en un cuerpo.
2.14ss Cristo derribó las paredes que las personas levantaron entre ellas. Debido a que esas paredes se derribaron, podemos disfrutar de una verdadera unidad con personas que no son como nosotros. Esto es lo que llamamos verdadera reconciliación. Gracias a la muerte de Cristo, todos somos parte de una sola familia (2.14); nuestra hostilidad en contra de otros ha desaparecido (2.16); todos podemos tener acceso al Padre mediante el Espíritu Santo (2.18); hemos dejado de ser extraños para Dios (2.19); y somos parte de un templo santo, con Cristo como piedra principal del ángulo (2.20, 21).2.14–22 Hay muchas barreras que pueden separarnos de otros cristianos: edad, apariencia, inteligencia, inclinación política, nivel económico, raza, perspectivas teológicas. Una de las mejores maneras de apagar el amor de Cristo es interesarnos solo por aquellos con los que tenemos afinidad natural. Por suerte, Cristo ha derribado las barreras y unificado a todos los creyentes en una sola familia. Su cruz debiera ser el centro de nuestra unidad. El Espíritu Santo nos ayuda a mirar más allá de las barreras, a la unidad para la que hemos sido llamados a disfrutar.
2.17, 18 Los judíos estaban cerca de Dios porque tenían conocimiento previo acerca de Él mediante las Sagradas Escrituras y lo adoraban en sus ceremonias religiosas. Los gentiles estaban lejos ya que conocían poco o nada acerca de Dios. Debido a que ningún grupo puede salvarse por buenas obras, conocimiento ni sinceridad, tanto uno como otro necesitaron oír acerca de la salvación disponible a través de Jesucristo. Ambos, judíos y gentiles, ahora están en la libertad de venir a Dios a través de Cristo. Dios le ha acercado a usted (2.13).
2.19-22 Muchas veces, al edificio de una iglesia se le llama la casa de Dios. En realidad, la casa de Dios no es un edificio sino un grupo de personas. Él vive en nosotros y a través de nosotros se da a conocer al mundo. La gente puede ver que Dios es amor y que Jesús es Señor cuando vivimos en armonía con otros y de acuerdo con lo que Dios dice en su Palabra. Somos ciudadanos del Reino de Dios y miembros de su familia.
2.20 ¿Qué significa estar edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas? Significa que la Iglesia no es un edificio levantado sobre ideas modernas, sino sobre la herencia espiritual que se nos ha dado por los primeros apóstoles y profetas de la iglesia cristiana".
(Biblia del diario vivir)