1 Samuel 4:
"...Israel fue vencido delante de los filisteos..." (v. 1). La derrota en el pueblo de Dios es un absurdo. Es absurdo que dejemos al Señor, que no lo busquemos y que vivamos como derrotados cuando somos "más que vencedores por medio de Aquel que nos amó" (Romanos 8: 37). Pero la realidad en ese momento de lucha era que "Dios no había venido al campamento de Israel" (v. 7). Que "Dios venga a nuestro campamento", significa que Él se manifieste a nuestro favor, haciendo lo que nosotros no podemos, haciendo milagros, transformándonos, cambiando las circunstancias, dándonos poder, sabiduría, fuerza espiritual, dirección. El resultado final de este lamentable incidente, fue la derrota, la muerte, la destrucción, y se ilustra muy bien con el nombre del nieto del sacerdote Elí, que nació en ese mismo día en que murieron su papá y su abuelo: "Icabod" significa "sin gloria". No aceptemos vivir sin la gloria de Dios en nuestra vida. Al contrario, busquemos, sigamos, sirvamos fielmente a nuestro Dios y Su gloria llenará nuestras vidas, nuestros hogares, nuestras ciudades, nuestras naciones.
4.3 El arca del pacto contenía los Diez Mandamientos dados por Dios a Moisés. Se suponía que el arca debía ser guardada en el Lugar Santísimo, un lugar sagrado del tabernáculo donde exclusivamente el sumo sacerdote podía entrar una vez al año. Ofni y Finees profanaron el lugar al entrar ilegalmente y sacar el arca.
Los israelitas reconocieron debidamente la gran santidad del arca, pero pensaron que el arca por sí misma, la caja de madera y metal, era su fuente de poder. Comenzaron a usarla como un amuleto de buena suerte, con la esperanza de que los protegiera de sus enemigos. Un símbolo de Dios no garantiza su presencia y poder. Su actitud hacia el arca llegó a asemejarse peligrosamente a la idolatría. Cuando el arca fue capturada por sus enemigos, pensaron que la gloria de Israel estaba perdida (4.19–22) y que Dios los había abandonado (7.1, 2). Dios usa su poder de acuerdo con su propia sabiduría y voluntad. Él responde a la fe de aquellos que lo buscan.
A menudo, la gente (e iglesias) trata de vivir de los recuerdos de las bendiciones de Dios. Israel pensó equivocadamente, que si Dios les había dado la victoria en el pasado, lo haría otra vez, aun cuando se hubiera desviado lejos de Él. Hoy en día, como en épocas bíblicas, las victorias espirituales llegan a través de una renovación continua de nuestra relación con Dios. No viva en el pasado. Mantenga su relación con Dios nueva y fresca.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.