Jueces 10:
1-5: Durante 45 años la nación disfruta de dos buenos gobiernos, que trajeron descanso de la guerra, la destrucción y la aflicción. Oremos por gobernantes justos que teman a Dios, y por una verdadera conversión a Dios de nuestras naciones; para que vengan tiempos de restauración, paz y prosperidad.
¿Qué está usted haciendo para Dios que sea digno de ser señalado? Cuando su vida termine, ¿recordará la gente algo más que su cuenta en el banco o el números de años que vivió?
¿Es Dios nuestro último recurso? Tanto sufrimiento innecesario se debe a que no clamamos a Dios sino hasta que hemos agotado todos los demás recursos. En lugar de esperar a que la situación se vuelva desesperada, vuelva sus ojos a Dios en primer lugar. Él tiene los recursos necesarios para resolver cualquier tipo de problema.
10.11–16 Estos versículos muestran cuan difícil puede ser seguir a Dios hasta el final. Siempre parecía que cuando todo iba bien, los israelitas se olvidaban de Dios. Pero a pesar de ser rechazado por su propio pueblo, Dios nunca dejó de rescatarlos cuando clamaban a Él con arrepentimiento. Dios tampoco deja de rescatarnos a nosotros. Actuamos tal como los israelitas cuando ponemos a Dios fuera de nuestros sucesos cotidianos, en lugar de en el centro de ellos. De la misma manera que un padre amoroso se siente rechazado cuando un hijo se rebela, así también Dios siente un gran rechazo cuando lo ignoramos o lo abandonamos (1 Samuel 8.4–9; 10.17–19; Juan 12.44–50). Debemos luchar para mantenernos cerca de Dios en lugar de ver cuan lejos podemos llegar antes de que venga el juicio.
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.