miércoles, 4 de julio de 2007

2 Reyes 1:

"Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?" (v. 3). El rey Ocozías estaba enfermo y mandó a consultar a un dios pagano sobre su enfermedad. El Señor entonces envió al profeta Elías a interponerse a los mensajeros del rey. ¿No hay Dios en el cielo y en la tierra que los seres humanos levantan falsos dioses, prácticas y cultos extraños?. Hoy vemos como proliferan gran diversidad de creencias y prácticas, que evidencian la búsqueda del hombre por lo espiritual. El hombre moderno con todo el desarrollo del conocimiento, la tecnología y las comunicaciones; sigue experimentando la necesidad de algo que llene su vacío interior. Es la necesidad que sólo puede llenar el verdadero Dios. Esta búsqueda de lo espiritual en el lugar equivocado, como en el caso del rey Ocozías; lleva a la muerte. En la epístola a los Romanos capítulo 6, versículo 23 dice: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro". Muerte espiritual, que consiste en la separación de la única fuente vida; Dios y su palabra. Muerte física por la enfermedad, por la violencia, muerte de las relaciones, muerte de la familia. Hoy más que nunca debemos y podemos oír y responder a las palabras de Jesús: "...yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10: 10b). Creer en Jesús como nuestro único Salvador y Señor, aceptarlo en nuestro corazón entregando nuestra vida a Él sinceramente, practicar Su palabra; es la esperanza de verdadera vida, restauración, sanidad y liberación: "Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres" (Juan 8: 31, 32).