El rey Dario encontró y ratificó la orden del rey Ciro, de reconstruir la casa de Dios en Jerusalén: "En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; 4 y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey. 5 Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios" (v. 3-5). Cuando estamos ante el gran reto de edificar la casa de Dios, cuando vemos los obstáculos que se presentan y los recursos que se necesitan; nos puede parecer imposible. Pero así como en este caso en el que El Señor movió a varios reyes que ni siquiera eran de Israel, para que no solamente autorizaran sino que también financiaran este gran proyecto, debemos entender que para El Señor no es difícil proveer los recursos, darnos la sabiduría y quitar los obstáculos para que edifiquemos Su casa: "Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra. 9 Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno" (v. 8, 9). El Señor ha "dado la orden" para que, "sean dados puntualmente" los recursos, "sin ningún obstáculo". Cumplamos nosotros con nuestra parte: construir, ponernos "en nuestro turnos" según nuestras responsabilidades en Su obra, "purificarnos y limpiarnos" espiritualmente, "apartarnos de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová": "Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. 19 También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. 20 Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. 21 Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel. 22 Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel" (v. 18- 22).