martes, 24 de abril de 2007

1 Samuel 24:
David estaba acorralado por Saúl que seguía persiguiéndolo con un ejército de tres mil hombres. Humanamente hablando no había salida ni esperanza para él, pero no estaba sólo. David conocía, amaba y servía al Dios vivo que en todas las circunstancias lo ayudaba. Lo que parecía una afortunada casualidad, fue en realidad una muestra de que la situación no se había salido de las manos al Señor. Saúl entró solo a una cueva en la que estaba David con sus hombres; era una oportunidad para David. Podía matar al hombre que lo perseguía para matarlo, pero no lo hizo. Actuó con sabiduría, perdonó e hizo bien a quien le había hecho mal. Demostró su lealtad, respeto a la autoridad y fidelidad a Dios. No hizo lo que le convenía sino lo que debía. Es una gran lección para nosotros, que también en nuestra vida diaria tendremos las oportunidades de hacer lo que nos conviene ó lo que debemos hacer. Tenemos que mirar más allá del hoy, del momento; mirar con la perspectiva de Dios. Dejarnos guiar no por nuestros sentimientos ni por nuestro impulsos, sino por los principios absolutos de la Palabra de Dios. Dejarnos guiar por El Señor, que nos enseñará a actuar de la manera correcta, trascendiendo lo inmediato para proyectarnos a lo permanente.
Las palabras de David a Saúl dejan ver lo que había en su corazón, y que le permitió actuar de esta manera: "Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela. 12Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti".
Saúl fue impactado profundamente por lo que hizo David, reaccionó llorando y reconociendo la justicia de David. Deja ver en sus palabras que sabía lo que Dios había determinado para él y para David, pero que él se resistía a aceptar. Cuando pasamos por la disciplina de Dios para corregirnos y enseñarnos, necesitamos aceptarla sabiendo que él como Padre amoroso nos conoce y sabe lo que es mejor para nosotros. Actuar con terquedad y resistirnos a aceptar nuestros errores, solo complicaría las cosas. La opción correcta es esperar en Él, aceptar la corrección, dejarnos guiar por Él. ¿Cómo enfrentar las dificultades, injusticias, aflicciones provocadas a veces por personas que alejadas de la voluntad de Dios nos quieren hacer daño?: buscando al Señor en oración, desahogando en Él nuestra preocupación, enojo, tristeza, etc. y recibiendo de Él la fuerza, la sabiduría, la protección, la provisión. El salmo 57 es la oración que cantó David en esta circunstancia:
SALMO 57
Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores
(Sal. 108.1–5)
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva.
1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.
2 Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.
3 El enviará desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me acosa;
Dios enviará su misericordia y su verdad.
4 Mi vida está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y saetas,
Y su lengua espada aguda.
5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.
6 Red han armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos mismos.

7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.
10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.
11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.
Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.