La declaración sobre Azarías, rey de Judá: "E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho" (v. 3), da la sensación de un respiro, de un descanso, de una afortunada excepción en medio de la generalizada realidad de los reyes de Judá e Israel. De la gran mayoría dice: "E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como habían hecho sus padres; no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel" (v. 9,18, 24, 28). Esta frase se repite cuatro veces sólo en este capítulo, que nos narra la terrible secuencia de traiciones, conspiraciones y asesinatos de los reyes de Israel. Gobiernos inestables, corruptos, guerras, invasiones extranjeras, hambre, injusticia; fueron las consecuencias que, generación tras generación, sufrió la nación que Dios había escogido para que lo conociera y lo diera a conocer al resto de naciones. Ellos no quisieron buscarlo, ni servirle, ni obedecerle; eligieron desechar los principios de vida que Él les dio, y sufrieron las consecuencias. ¿Qué elegimos nosotros hoy?, ¿vamos a darle la espalda o vamos a seguirlo?. Empezando por nuestra vida personal y familiar, podemos ser también, una "afortunada excepción" que se vaya multiplicando y generalizando en el mundo actual. Podemos y debemos ser una poderosa influencia en la vida de tantas personas que nos conocen y con quienes nos relacionamos, mostrando la manera de vivir que enseña la palabra de Dios; trayendo así esperanza, alivio y descanso a un mundo que ya tiene bastante sufrimiento y dolor.