miércoles, 25 de julio de 2007

2 Reyes 9:
El Señor eligió a Jehú como rey de Israel y como el encargado de aplicar Su juicio sobre el rey más malvado que tuvo la nación (Acab) y su esposa Jezabel. Una de las mentiras que muchos creen, es que se puede hacer lo malo sin asumir las consecuencias. La verdad es que siempre se cumple lo que dice la Escritura: lo que sembramos, eso recogemos; no podemos burlarnos de Dios. Acab y Jezabel desbordaron los límites de la maldad, llevando a Israel a una época oscura en la que el culto a falsos dioses, la hechicería y el paganismo se generalizaron: trayendo como consecuencia la sequía, la derrota, el hambre. Puede parecer muy fuerte el juicio y la manera como murió Jezabel: "Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la atropelló. 34 Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de rey. 35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos. 36 Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Esta es la palabra de Dios la cual él habló por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel, 37 y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Esta es Jezabel" (v. 33- 37). Pero la verdad es que Dios tuvo demasiada paciencia con ella y con su marido Acab, advirtiéndoles repetidas veces por medio de Elías y otros profetas, por medio de las mismas consecuencias como la sequía, y ellos no quisieron arrepentirse. Como le dijo Jehú a Joram, el hijo de Jezabel: "¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?" (v. 22). La maldad de esta mujer y su marido, había traído graves consecuencias sobre toda una nación; así que El Señor mostró Su amor ejecutando un juicio justo.