2 Reyes 6:
"No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta" (v. 12). El Señor revelaba al profeta Eliseo las cosas que hablaba el rey de Siria en secreto, de manera que él podía hacer saber al rey de Israel los planes y decisiones de sus enemigos. La Escritura dice que nuestra lucha no es contra "carne y sangre", es decir, no es una lucha natural contra personas; es una lucha espiritual y sobrenatural, que debemos enfrentar con armas espirituales y sobrenaturales. Esto mismo es lo que vemos cuando Eliseo se convierte en un factor determinante y decisivo en la guerra que tenía Israel en ese entonces. La revelación de Dios es un factor muy importante en esta lucha espiritual que tenemos, para poder actuar acertada y oportunamente, para poder tomar las decisiones adecuadas, para estar preparados para los ataques del enemigo, para poder conquistar y vencer en cada batalla. El Salmo 139 dice: "Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. 5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. 7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 10 aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz" (v. 1-12). No podemos escondernos del Señor y no hay nada que esté oculto a Sus ojos, y Él quiere revelarnos lo necesario para hacer Su voluntad y para hacer frente a nuestra lucha diaria. Pero necesitamos que Él "abra nuestros ojos" como el siervo de Eliseo: "Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo" (v. 17). Cuando Él abre nuestros ojos también descubrimos que Sus recursos para nosotros son ilimitados y sobrenaturales y entonces podemos confiar en Sus promesas y en Su amor, actuar acertadamente y con paz en nuestro corazón.