viernes, 30 de marzo de 2007

1 Samuel 1:
La historia de uno de los grandes hombres de la historia del pueblo de Dios, Samuel; inicia aquí con el relato sobre sus padres. El antecedente es que su madre no podía tener hijos y sufría por esto. Todos tenemos faltantes, alguna carencia, alguna debilidad o situación que nos puede hacer sufrir. Pero en el plan de Dios, realmente esa es la oportunidad para ver las maravillas de Él, haciendo lo imposible, sanando, transformando. Evidentemente Samuel fue elegido desde antes de nacer, para ser protagonista en esos planes de Dios. Lo mismo ocurre con nosotros, según la Escritura; hemos sido elegidos desde antes de nacer, y necesitamos buscar y seguir Al Señor para descubrirlos y vivirlos. Así como lo hizo Ana; ante esas carencias, dificultades o limitaciones; busquemos intensamente al Señor, desahoguemos en Él nuestro corazón, para recibir de Él el consuelo, la fortaleza, la guía y la respuesta a nuestra necesidad. Entonces disfrutaremos de una profunda, viva y dinámica relación con Dios, y de la aventura maravillosa que es la vida con Él y para Él.
1.3 Jehová de los ejércitos (en hebreo Yahweh Sabaoth, «Dios del universo», «Señor de los ejércitos del cielo») es un título que se le atribuye a Dios por primera vez dentro de este pasaje del Antiguo Testamento. Expresa los recursos infinitos y el poder de Dios en favor de su pueblo
Dedica tus hijos al Señor. Recuerda que ellos son herencia y regalo del Señor.

Hayford, Jack W., General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994
1.6 Ana no había podido concebir hijos, y en los tiempos del Antiguo Testamento, una mujer estéril era considerada una fracasada. Su esterilidad era una vergüenza social para su esposo. Los hijos eran una parte muy importante de la estructura económica de la sociedad. Eran una fuente de trabajo para la familia y su deber era cuidar a sus padres en su vejez. Si una esposa no podía tener hijos a menudo era obligada, por las costumbres del antiguo Medio Oriente, a entregar a una de sus siervas a su esposo para tener hijos por ella. Aun cuando Elcana pudo haber dejado a Ana (un esposo podía divorciarse de una esposa estéril), permaneció dedicado a ella amorosamente a pesar de la crítica social y de sus derechos bajo la ley civil.
1.7 Parte de los planes de Dios para Ana era el retraso de sus años de fertilidad. Mientras que Penina y Elcana miraban las circunstancias externas de Ana, Dios seguía adelante con su plan. Piense en aquellos a su alrededor que están luchando con el tiempo que Dios toma en contestar sus oraciones y que necesitan su amor y ayuda. Al ayudar a aquellos que están luchando, usted puede estar contribuyendo a que permanezcan firmes en la fe y confiados en que Dios traerá satisfacción a sus vidas en su debido tiempo.
1.10 Ana tenía buenas razones para sentirse desalentada y amargada. No podía tener hijos; compartía su marido con una mujer que la ridiculizaba (1.7); su esposo amoroso no podía resolver su problema (1.8); e incluso el sumo sacerdote interpretó mal sus motivos (1.14). Pero en lugar de vengarse o de perder la esperanza, Ana oró. Llevó su problema a Dios con sinceridad.
Todos nosotros podemos enfrentar momentos de «esterilidad» en nuestra vida cuando nada «damos a luz» en nuestro trabajo, servicio o relaciones. Es difícil orar con fe cuando nos sentimos tan ineficaces. Pero, como descubrió Ana, la oración abre el camino para que Dios obre (1.19, 20).
Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.