viernes, 31 de agosto de 2007


Nehemías 3:
La reconstrucción de la muralla de Jerusalén se logró, gracias a que cada familia asumió su parte de la obra, su responsabilidad específica, la restauración de la parte que les correspondía. Muchas obras nunca se inician, otras nunca se concluyen, otras se terminan mal; porque cada uno está esperando que los otros hagan, culpando a los demás por lo que no se hace, justificándose en los errores de otros para no asumir la propia responsabilidad. La obra de Dios a través de la historia, siempre ha sido un trabajo de equipo; donde cada uno con sus dones y capacidades especiales y diferentes, cumple su papel y ocupa su lugar. Entonces el equipo funciona, el rompe cabezas se completa, el engranaje rueda. A demás esto permite que el reconocimiento y la gloria se le dé al Señor y al equipo en conjunto, y no a una sola persona; evitando que se levanten "estrellas" o "figuras" que pretendan dominar a los demás y volverse el centro de atención.

"III. Nehemías prospera en la obra (3)
A. El modelo.
La obra se organizó y dirigió con los líderes espirituales a la cabeza (v. 1) y el pueblo cooperando. Dios vio a cada trabajador y anotó su nombre en el libro. Cada uno tenía un área específica de responsabilidad. Nadie podía hacerlo todo, pero cada uno podía hacer algo. Por supuesto, nunca se puede tener ciento por ciento de cooperación; en el versículo 5 hallamos a algunos de los nobles rehusando participar. Hubo cuarenta y dos grupos de trabajadores.
B. El pueblo.
Qué variedad de trabajadores: sacerdotes (v. 1), gobernantes (vv. 12–19), mujeres (v. 12), artesanos (vv. 8, 32) e incluso judíos de otras ciudades (vv. 2, 5, 7). Nótese que algunos estaban dispuestos a hacer trabajo extra (vv. 11, 19, 21, 24, 27, 30). Otros hicieron su trabajo en casa (vv. 10, 23, 28–30) y es allí donde debe empezar el servicio cristiano. Hubo trabajadores que fueron los únicos en su familia (v. 30) y algunos tuvieron más celo que otros (v. 20). Compare el versículo 11 con Esdras 10.31 y verá que incluso algunos de los descarriados se unieron en la obra.
C. Los lugares.
Hay una lección espiritual definida en cada una de las puertas. La puerta de las Ovejas (v. 1) nos recuerda el sacrificio de Cristo en la cruz (Jn 10). Esta fue la primera puerta que se reparó, porque sin sacrificio no hay salvación. Nótese que la puerta de las Ovejas no tenía cerraduras ni barras, porque la puerta de la salvación siempre está abierta para el pecador. Esta es la única puerta santificada, separada como una puerta especial. La puerta del Pescado (v. 3) nos recuerda ganar almas, de ser «pescadores de hombres» (Mc 1.17). La puerta Vieja (v. 6) nos habla de las sendas antiguas y de las antiguas verdades de la Palabra de Dios (Jer 6.16 y 18.15). La gente del mundo está siempre buscando «algo nuevo» (Hch 17.21) y rehúsan volver a las verdades básicas que son las que en realidad dan resultados. La puerta del Valle (v. 13) nos recuerda la humildad delante del Señor. En Filipenses 2 vemos a Cristo descendiendo de la gloria del cielo al valle de la limitación humana e incluso hasta la muerte. No disfrutamos del valle, pero a menudo Dios tiene que llevarnos allí para dar bendición a nuestras vidas.
El versículo 14 señala la puerta del Muladar. Es evidente que esta es la puerta por la cual se sacaban los desperdicios y desechos de la ciudad. ¡Imagínese qué difícil debe haber sido reparar la puerta en tal lugar! Sin duda esto nos habla de la limpieza de nuestras vidas (2 Co 7.1; Is 1.16–17). Más tarde algunos judíos se quejaron respecto a la basura; véase 4.10. La puerta de la Fuente (v. 15) ilustra el ministerio del Espíritu Santo; véase Juan 7.37–39. Es interesante notar el orden de estas puertas: primero hay humildad (puerta del Valle), luego limpieza (puerta del Muladar) y luego plenitud del Espíritu Santo (puerta de la Fuente). La puerta de las Aguas (v. 26) habla de la Palabra de Dios, que limpia al creyente (Ef 5.26; Sal 119.9). Nótese que esta es la séptima puerta mencionada y siete en la Biblia es el número de perfección: la perfecta Palabra de Dios. ¡Nótese también que esta puerta no necesitaba reparaciones! «Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos» (Sal 119.89).
La puerta de los Caballos (v. 28) da la idea de guerra. Sin duda hay batallas en la vida cristiana y debemos estar listos para luchar. Véase 2 Timoteo 2.1–4. La puerta Oriental (v. 29) nos hace pensar en la Segunda Venida de Cristo (Mt 24.27). En Ezequiel 10.16–22 el profeta vio que la gloria de Dios salía del templo por esta puerta; véase también 11.22–25. Pero más tarde (43.1–5) vio que la gloria de Dios regresaba «del oriente».
La puerta del Juicio (v. 31) habla del juicio de Dios. La palabra hebrea mifkad significa «designación, cuentas, censo, revista». Da la idea de las tropas listas para inspección. Sin duda Dios va a llamar a todas las almas a juicio un día.
Al examinar estas puertas y su orden se puede ver la sugerencia del cuadro completo de la vida cristiana, desde la puerta de las Ovejas (salvación) hasta el juicio final. ¡Alabado sea Dios porque el cristiano nunca enfrentará el juicio por sus pecados! Véanse Juan 5.24, Romanos 8.1–2".
(Bosquejos expositivos de la Biblia)

jueves, 30 de agosto de 2007

Nehemías 2:
Nehemías tenía una posición privilegiada como funcionario de confianza del rey, influencia, una situación económica muy buena; pero esto no le impidió ser sensible a la necesidad de su pueblo que sufría, de su ciudad y país que estaban en una precaria situación. Le importaba y le dolía esa realidad, y estuvo dispuesto a sacrificar su comodidad y conveniencia, para luchar por una nueva realidad para los suyos: "¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?" (v. 2) Cuando el rey le preguntó por el motivo de su tristeza, él tuvo una respuesta clara y precisa, venía orando desde cuatro meses atrás, y tenía una visión y un plan específico: "Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. 6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. 7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; 8 y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí" (v. 4- 8). Si hoy el Señor nos preguntara ¿qué cosa pides?, como le preguntó el rey a Nehemías, ¿cuál sería nuestra respuesta?, ¿tenemos claro lo que deseamos, lo que necesitamos?, ¿tenemos una visión y un plan?. La "benéfica mano de Dios" estuvo sobre Nehemías y su gestión no por casualidad o buena suerte; fue el resultado de una vida de oración y ayuno, de una visión clara, de un plan definido y específico, de un profundo compromiso y una acción consecuente y disciplinada.

"II. Nehemías hace preparativos para la obra (2)
Cuatro meses pasaron durante los cuales Nehemías esperó el tiempo de Dios para hablarle al rey. «El que creyere, no se apresure», dice Isaías 28.16. En verdad, la fe y la paciencia van juntas (Heb 6.12). Pero Nehemías tenía un plan en mente, que Dios le dio, y sabía exactamente qué hacer cuando llegara la hora precisa. Cuán similar al Señor Jesucristo (Jn 6.5–6).
A. Nehemías y el rey (vv. 1–8).
Nadie debía aparecer ante el rey triste ni con malas noticias (Est 4.1–2), pero el peso en el corazón de Nehemías se revelaba en su semblante. Era hombre con tristeza y el rey lo notó. Si no hubiera sido por la providencia de Dios, esta tristeza hubiera sido causa de muerte. Antes de presentarle a Artajerjes su carga, Nehemías rápidamente acude al trono de la gracia en oración; luego le dijo al rey lo que tenía en el corazón. Sabía que Dios abriría el camino (Pr 21.1). Con tanta perfección elaboró Nehemías su plan, que pudo darle al rey un itinerario, horario (v. 6) y una lista de los materiales que necesitaría para la tarea (vv. 7–8). ¡La poderosa mano de Dios (1.10) y la mano benéfica (2.8) hicieron lo imposible!
B. Nehemías y las ruinas (vv. 9–16).
Nehemías demoró tres meses para arribar a la ciudad y lo hizo como gobernador, no como siervo. Hombre de paciencia, Nehemías esperó tres días antes de dar cualquier paso. Los enemigos vigilaban y Nehemías tenía que ser sabio y cauto. Más adelante descubrió que algunos de los nobles de Judá eran aliados de Tobías, el enemigo de los judíos (6.17–19). Por la noche investigó la situación, guardando para sí su opinión. Estaba despierto cuando los demás dormían y preocupado cuando los demás estaban despreocupados. Vio más de la situación por la noche de lo que otros podían ver a la luz.
C. Nehemías y los judíos (vv. 17–20).
Nehemías no creía en el ministerio de un solo hombre; desafió a los líderes del remanente a que trabajaran junto con él (no para él) en la reparación de las murallas. ¿El motivo? «No estemos más en oprobio». Le preocupaba la gloria de Dios y el bien de la nación. Nehemías les mostró la necesidad, delineó la tarea y les aseguró la bendición de Dios. De inmediato surgió la oposición (como siempre ocurre), pero Nehemías sabía que la mano de Dios estaba sobre él y su trabajo".
(Bosquejos expositivos de la Biblia)

miércoles, 29 de agosto de 2007

Nehemías 1:
En el año 445 a.c. (poco después de Esdras), comenzó el trabajo de Nehemías; un hombre muy importante en la corte que no olvidó a su pueblo, sino que al contrario, asumió un verdadero compromiso involucrándose activamente en la restauración de su nación. Un verdadero hombre de Dios como lo fue Nehemías, no se conforma con estar bien él; se compromete y actúa bajo la dirección de Dios, hasta ver a su pueblo reconstruido, consolidado y próspero. Una vez más podemos notar, que lo primero fue la oración, la búsqueda de Dios, el ayuno. Siempre debemos empezar la restauración por la vida espiritual, de adentro hacia afuera; rescatar primero la relación con Dios, el amor y el servicio sincero a Él, y no simplemente una práctica ritual externa; volver a los principios y valores eternos de Su palabra. Cuando buscamos de corazón Al Señor, podemos confiar en que Él nos dará "buen éxito y gracia" como se lo pidió Nehemías (v. 11).


I. Nehemías ora por la obra (1)
A. El informe (vv. 1–3).
Como copero del rey, Nehemías (un judío) ostentaba una posición muy elevada en la corte. Estaba muy cerca del rey y podía gozar de su confianza. Pero Nehemías no se había olvidado de su pueblo, porque anhelantemente le pidió a su hermano noticias de Jerusalén. Léanse Salmos 122 y 137.5–6. ¡Ojalá los santos de hoy tuvieran tanto interés en su Jerusalén celestial! Las noticias eran tristes: el remanente sufría vergüenza, las murallas estaban destrozadas y las puertas quemadas. Véase Salmo 79.1–4. En lugar de ser una ciudad de alabanza y gloria, era una de vergüenza y reproche.
B. La respuesta (v. 4).
Nehemías de inmediato se preocupó por su ciudad. El hecho de que estuviera a más de 1.120 km de distancia no hacía diferencia; tampoco importó que disfrutara de lujo y prestigio en el palacio del rey. No dijo: «¡La suerte de la ciudad no es culpa mía!» De inmediato su corazón fue tocado y quería hacer algo para salvar a su ciudad. Durante cuatro meses (de diciembre a abril; véanse 1.1 y 2.1) lloró y oró. Véanse Daniel 9 y Esdras 9.
C. La petición (vv. 5–11).
Este libro muestra que Nehemías era un hombre de oración (1.4–11; 2.4; 4.4, 9; 5.19; 6.9, 14; 13.14, 22, 29, 31). El libro empieza y concluye con una oración. El versículo 6 nos dice que oraba día y noche, debido al peso que sentía por la ciudad. Nótese que Nehemías confesó sus pecados y los de su pueblo. También le recordó al Señor las promesas de su gracia (vv. 8–9) y luego se ofreció a ser el siervo de Dios para hacer algo respecto a la afligida Jerusalén. «Aquí estoy, Señor, envíame a mí». En el versículo 11 vemos que tiene fe para pedirle a Dios siervos, otros judíos que le ayuden en la tarea.
(Bosquejos expositivos de la Biblia)

martes, 28 de agosto de 2007

Esdras 10:
La confesión de pecados de Esdras fue realmente sincera, y esto se demostró con las decisiones de cambio en la manera de vivir. Los líderes y la comunidad estuvieron de acuerdo en las decisiones de arrepentimiento e hicieron los ajustes necesarios, aún cuando era bastante difícil. En el Nuevo Testamento, el mensaje de Juan el bautista confirma la necesidad de un verdadero arrepentimiento: "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 9 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. 10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? 11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. 12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. 14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario" (Lucas 3: 8- 14). No podemos limitarnos a palabras y expresiones emocionales únicamente; es necesario tomar decisiones, cambiar la manera de pensar y de vivir, ajustándolas a la verdad de la palabra de Dios. Entonces experimentaremos una verdadera reforma, sanidad y renovación.

10.3 ¿Por qué se les ordenó a los hombres que despidieran a sus esposas e hijos? Aun cuando la medida era extrema, el matrimonio mixto con paganos estaba estrictamente prohibido (Deuteronomio 7.3, 4) y aun los sacerdotes y levitas habían incurrido en este pecado. Esto puede compararse en la actualidad con un cristiano que se casa con alguien que adora al diablo. Aunque era una solución drástica, sólo involucraba a ciento trece de las aproximadamente veintinueve mil familias.
La medida drástica de Esdras, aunque fue muy difícil para muchos, era necesaria para preservar a Israel como nación comprometida con Dios. Algunos de los cautivos del reino del norte de Israel habían perdido tanto su identidad espiritual como física por medio del matrimonio mixto. Sus cónyuges paganos habían ocasionado que el pueblo cayera en la idolatría. Esdras no quería que esto sucediera a los cautivos del reino del sur de Judá.
10.3, 4, 11 Luego de la intensa oración de Esdras, el pueblo confesó su pecado ante Dios, y pidió dirección para restaurar su relación con Él. El verdadero arrepentimiento no termina con palabras de confesión (las cuales pueden ser no más que palabras), sino que además debe llevar a una conducta correcta y a un cambio de actitud. Cuando peque y esté plenamente arrepentido, confiéselo a Dios, pida su perdón y acepte su gracia y misericordia. Luego, como un acto de gratitud por su perdón que coincide con la justicia de Dios, haga las correcciones necesarias.
10.11 Como creyentes en Cristo, todos nuestros pecados son perdonados. Su muerte nos limpió de todo pecado. ¿Por qué entonces todavía tenemos que confesarlos? Confesar es estar de acuerdo con Dios que nuestros pensamientos, palabras y acciones están equivocadas y contrarias a su voluntad. Es volver a comprometernos a hacer su voluntad y renunciar a cualquier acto de desobediencia. Confesar es apartarnos del pecado y pedirle a Dios un poder fresco para vivir para Él (Biblia del diario vivir)

lunes, 27 de agosto de 2007

Esdras 9:
Cuando le comunicaron a Esdras sobre la desobediencia del pueblo, al principio establecido por El Señor de no casarse con extranjeros; él se entristeció y preocupó grandemente. Esta reacción no fue para nada exagerada, ya que precisamente por la desobediencia a los mandamientos del Señor, los Israelitas fueron llevados como esclavos a Babilonia: y apenas estaban tratando de empezar de nuevo cuando se encuentra Esdras con este problema. Muchas veces no aprendemos de nuestros propios errores, aún habiendo sufrido las consecuencias dolorosas. La acción de Esdras fue la adecuada porque confesó el pecado con arrepentimiento sincero: "Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. 4 Y se me juntaron todos los que temían las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde. 5 Y a la hora del sacrificio de la tarde me levanté de mi aflicción, y habiendo rasgado mi vestido y mi manto, me postré de rodillas, y extendí mis manos a Jehová mi Dios, 6 y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo. 7 Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día. 8 Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre. 9 Porque siervos somos; mas en nuestra servidumbre no nos ha desamparado nuestro Dios, sino que inclinó sobre nosotros su misericordia delante de los reyes de Persia, para que se nos diese vida para levantar la casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y darnos protección en Judá y en Jerusalén. 10 Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto? Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos, 11 que prescribiste por medio de tus siervos los profetas, diciendo: La tierra a la cual entráis para poseerla, tierra inmunda es a causa de la inmundicia de los pueblos de aquellas regiones, por las abominaciones de que la han llenado de uno a otro extremo con su inmundicia" (v. 3- 11).
En la primera epístola de Juan 1: 9 dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Es lo que debemos hacer cuando estemos consientes de haber ofendido al Señor por no cumplir con los principios que Él nos ha dejado en Su palabra. Estos principios tienen el propósito de ayudarnos a vivir libres, en bendición y abundancia. Ninguno de los mandamientos del Señor fue dado por capricho, y cuando los practicamos, nuestra vida funciona de la manera correcta.

9.1, 2 Desde el tiempo de los jueces, los varones israelitas se habían casado con mujeres paganas, adoptando sus prácticas religiosas (Jueces 3.5–7). Aun Salomón, el gran rey de Israel, cayó en este pecado (1 Reyes 11.1–8). A pesar de que esta práctica estaba prohibida por la Ley de Dios (Éxodo 34.11–16; Deuteronomio 7.1–4), se repitió en los días de Esdras y una vez más sólo una generación después de él (Nehemías 13.23–27). La oposición a los matrimonios mixtos no era un prejuicio racial, ya que los judíos y los no judíos de esta área tenían el mismo trasfondo semítico. Las razones eran estrictamente espirituales. El que se casara con un pagano se veía inclinado a adoptar las creencias y prácticas paganas de esa persona. Si los israelitas fueron tan insensibles para desobedecer a Dios en algo tan importante como el matrimonio, no podían ser lo suficientemente fuertes para permanecer firmes ante la idolatría de sus cónyuges. Hasta que los israelitas finalmente abandonaron esta práctica, la idolatría continuó siendo un problema constante.
9.2 Algunos israelitas se habían casado con cónyuges paganos y habían perdido la visión del propósito que Dios tenía para ellos. El Nuevo Testamento dice a los creyentes «no os unáis en yugo desigual con los incrédulos» (2 Corintios 6.14). Tales matrimonios no pueden tener unidad en el asunto más importante de la vida: el compromiso y la obediencia a Dios. Debido a que el matrimonio consiste en la unión de dos personas en una sola, la fe puede llegar a ser un asunto crucial, y un cónyuge probablemente tendrá que comprometer sus creencias para el bienestar de la unidad. Mucha gente no presta atención a este problema, sólo para lamentarse después. No permita que la emoción o la pasión lo cieguen ante la máxima importancia de casarse con alguien con quien no pueda estar unido espiritualmente.
9.5–15 Después de conocer los pecados de su pueblo, Esdras cayó de rodillas y oró. Su oración sincera nos proporciona una buena perspectiva sobre el pecado. Reconoció: (1) que el pecado era grave (9.6), (2) que nadie peca sin afectar a otros (9.7), (3) que él también había pecado, a pesar de que no tenía esposa pagana (9.10ss), (4) que el amor de Dios y su misericordia habían salvado a la nación cuando esta no había hecho nada para merecerlo (9.8, 9, 15). Es fácil ver el pecado ligeramente en un mundo que no le da mayor trascendencia; sin embargo, debemos ver al pecado con la misma seriedad con que lo vio Esdras.
9.5–15 La oración de Esdras confesó los pecados de su pueblo. Aunque él no había pecado en la forma que lo había hecho su pueblo, se identificó con sus pecados. Con llanto expresó su vergüenza por el pecado, temor por las consecuencias, y deseo de que el pueblo lo entendiera y se arrepintiera. Su oración conmovió al pueblo hasta las lágrimas (10.1). Esdras demostró la necesidad de una comunidad santa que rodeara al templo reconstruido. También necesitamos en nuestras iglesias locales una comunidad santa. Aun en medio de nuestros peores pecados, podemos volvernos a Dios con oraciones de arrepentimiento.
(Biblia del diario vivir)

viernes, 24 de agosto de 2007

Esdras 8:
"Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio" (v. 23). Una de las características más sobresalientes de Esdras, fue su vida de oración. Sabía que El Señor lo escuchaba y buscaba siempre Su ayuda, Su respuesta y bendición: "Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes" (v. 21). Necesitamos desarrollar el hábito de buscar a Dios, de afligirnos en Su presencia con alguna frecuencia, reconociendo nuestras faltas y nuestra necesidad y dependencia de Él, volver nuestro corazón a Él y pedirle "camino derecho para nosotros, para nuestros niños y para todos nuestros bienes". A través del libro se repite una y otra vez la expresión "la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros" (v. 31): La mano de Dios sobre nosotros significa Su ayuda, Su provisión, Su dirección, Su protección; sin las cuales estaríamos expuestos a los ataques del enemigo sin ninguna protección.
"El capítulo 8 menciona los nombres de las familias y los hombres que acompañaron a Esdras en su peligroso viaje a Jerusalén. Era importante que los levitas fueran también, porque era su deber estudiar la Palabra y enseñarla al pueblo. Por desgracia, Esdras tuvo que «reclutar» a algunos de los levitas, porque no querían ir voluntariamente (vv. 15–20). Esdras proclamó ayuno, porque sabía que sólo Dios podía prosperar su viaje. El mismo testimonio de la nación estaba en juego; porque Esdras le dijo al rey que no necesitaría escolta militar, por cuanto el Señor los cuidaría. Su ayuno y oración, así como la respuesta de Dios, debe ahora motivarnos a una conducta similar (vv. 21–23). Esdras escogió a veintidós hombres piadosos para llevar los tesoros (vv. 24–30) y les advirtió que Dios les pediría cuentas cuando llegaran a Jerusalén. Qué hermoso cuadro de la mayordomía cristiana de hoy. Dios nos ha confiado los tesoros espirituales y en el tribunal de Cristo daremos cuenta de nuestra mayordomía. El grupo partió en abril de 458 y llegó a Jerusalén en julio, viajando un promedio de 11 km diarios. El pueblo depositó los tesoros y se halló que cada hombre fue fiel. Atendieron la advertencia de Esdras: «¡Vigilad y guardadlos!» (8.29). (Bosquejos expositivos de la Biblia)

jueves, 23 de agosto de 2007


Esdras 7:
En este capítulo aparece en escena el personaje que da el nombre al libro "Esdras". Un hombre muy especial, que se convirtió en uno de los más importantes líderes de la reconstrucción de la nación. El perfil que nos da el capítulo de Esdras es este: "Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras" (v. 6), "Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos" (v. 10). Al leer estas características, entendemos que no fue para nada casualidad, que su vida fuera de tanto impacto, que llegara a cumplir un papel determinante en este gran proyecto, que dejara una huella de bendición en la historia. "Porque el día primero del primer mes fue el principio de la partida de Babilonia, y al primero del mes quinto llegó a Jerusalén, estando con él la buena mano de Dios" (v. 9): La ayuda, el respaldo, la provisión de Dios estaba con Esdras; como resultado de su fidelidad y diligencia en "inquirir" (estudiar), "cumplir" (practicar) y "enseñar" los principios de la palabra de Dios. Es un excelente ejemplo para nosotros que hoy nos levantamos a "reedificar la casa de Dios".

"7.1 Hay un intervalo de casi 60 años entre los sucesos de los capítulos seis y siete. La historia en el libro de Ester ocurrió durante este tiempo, en el reinado de Asuero, también llamado Jerjes el Grande, quien gobernó desde el 486 hasta el 465 a.C. Artajerjes hijo llegó a ser rey en el 465, y Esdras regresó a Jerusalén en el 458.
7.6 Después de 80 años de que los primeros cautivos habían regresado a Jerusalén (2.1), el propio Esdras regresó. Este fue su primer viaje, y le tomó cuatro meses completarlo. Ya hacía unos 58 que el templo había sido levantado. Hasta este punto en el relato, Esdras había permanecido en Babilonia, probablemente compilando un registro de los sucesos que habían ocurrido.
¿Por qué habrá tenido que preguntar al rey si podía regresar? Esdras quería guiar a muchos judíos de regreso a Jerusalén, y necesitaba un decreto del rey en el que se estableciera que cualquier judío que quisiera regresar podía hacerlo. En caso que se encontraran con oposición en el camino, este decreto sería como un pasaporte. El generoso decreto del rey mostró que Dios estaba bendiciendo a Esdras (7.6, 28) y que este era un hombre prominente en el reino de Artajerjes. Estaba dispuesto a renunciar a su posición para regresar a su tierra y enseñar a los israelitas las leyes de Dios.
7.6-10 Esdras demostró cómo un dotado maestro de Biblia puede hacer que el pueblo de Dios avance. Era eficiente debido a su aplicación como estudiante de las leyes de Dios y a que estaba decidido a obedecerlas. Enseñó tanto por su predicación como por su ejemplo. Al igual que Esdras, debemos decidirnos tanto a estudiar como a obedecer la Palabra de Dios.

7.24 ¿Por qué eximió Artajerjes del pago de impuestos a los trabajadores del templo? Reconoció que los sacerdotes y levitas jugaban un papel importante en la sociedad como líderes espirituales, así que los liberó de cargas tributarias. Si bien la Biblia no enseña la exención de impuestos para los empleados religiosos, Artajerjes, un rey pagano, reconoció y apoyó el principio. Hoy día, las iglesias tienen la responsabilidad de quitar las cargas mundanas de los hombros de los líderes espirituales.
7.27 En su doxología, Esdras reconoce que Dios «puso tal cosa en el corazón del rey». Dios puede cambiar el corazón de un rey (véase Proverbios 21.1). Cuando enfrentamos desafíos en la vida, a menudo debemos actuar con diligencia y con un esfuerzo extraordinario, recordando que Dios supervisa todo nuestro trabajo. Reconozca su mano en sus éxitos, y recuerde de alabarlo por su ayuda y protección.
7.27-28 Esdras alabó a Dios por todo lo que Dios había hecho por él y a través de él. Esdras había honrado a Dios a lo largo de su vida, y Dios decidió honrarlo a él. Esdras pudo haber supuesto que su propia grandeza y carisma habían ganado al rey y a sus príncipes, pero le dio el crédito a Dios. También nosotros, debemos ser agradecidos cuando tenemos éxito, sin permitir que nuestro orgullo nos haga pensar que lo logramos por nuestra propia fuerza"
(Biblia de diario vivir).

miércoles, 22 de agosto de 2007

Esdras 6:
El rey Dario encontró y ratificó la orden del rey Ciro, de reconstruir la casa de Dios en Jerusalén: "En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; 4 y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey. 5 Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios" (v. 3-5). Cuando estamos ante el gran reto de edificar la casa de Dios, cuando vemos los obstáculos que se presentan y los recursos que se necesitan; nos puede parecer imposible. Pero así como en este caso en el que El Señor movió a varios reyes que ni siquiera eran de Israel, para que no solamente autorizaran sino que también financiaran este gran proyecto, debemos entender que para El Señor no es difícil proveer los recursos, darnos la sabiduría y quitar los obstáculos para que edifiquemos Su casa: "Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra. 9 Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno" (v. 8, 9). El Señor ha "dado la orden" para que, "sean dados puntualmente" los recursos, "sin ningún obstáculo". Cumplamos nosotros con nuestra parte: construir, ponernos "en nuestro turnos" según nuestras responsabilidades en Su obra, "purificarnos y limpiarnos" espiritualmente, "apartarnos de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová": "Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. 19 También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. 20 Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. 21 Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel. 22 Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel" (v. 18- 22).

martes, 21 de agosto de 2007

Esdras 5:
La obra de Dios se había detenido por un tiempo, a causa de la oposición y ataques que sufrieron los reconstructores de la casa de Dios. Esta obra se reinició, cuando los profetas Hageo y Zacarías cumplieron su papel de anunciar, proclamar y declarar las palabras del Señor. La palabra de Dios tiene poder sobrenatural, es palabra creativa, palabra que transforma, sana y restaura; de manera que cuando es anunciada produce la "reactivación de la obra de Dios". Inmediatamente comenzaron a ocurrir cosas, a levantarse líderes, a moverse recursos: "Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. 2 Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban" (v. 1,2). Entonces los que trabajaban en la obra fueron cuestionados, pero la obra no se detuvo porque "...los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos..." (v.5). La respuesta que dieron a los cuestionamientos sobre su labor, deja ver que actuaban por convicciones muy claras a cerca de Dios, de su llamado y de su trabajo: "Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel" (v. 11). En nuestro servicio a Dios debemos movernos bajo los mismos principios: anunciar, proclamar y declarar Su palabra, trabajar por convicción de acuerdo con nuestro llamado, recordando que "somos siervos del Dios del cielo", confiar en Sus promesas y depender de Él en todo.

"5.1 En los libros de la Biblia que llevan sus nombres se pueden encontrar más detalles acerca de la obra y los mensajes de Hageo y Zacarías.
5.1, 2 «Y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban» En ocasiones, Dios envía profetas para que alienten y fortalezcan a su pueblo. Para lograr esto, Hageo y Zacarías no sólo predicaron, sino que también se involucraron en el trabajo. En la iglesia de hoy, Dios designa voces proféticas que nos ayudan con nuestro trabajo (Efesios 4.11–13). Su ministerio tiene el mismo efecto en nosotros como lo tuvo el de Hageo y el de Zacarías en Israel. «El que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación» (1 Corintios 14.3). A su vez nosotros debemos alentar a aquellos que nos traen las palabras de Dios.
5.3-5 Los no judíos que vivían cerca intentaron detener la construcción del templo. Pero mientras continuaba el debate legal y la decisión estaba bajo apelación, los judíos siguieron trabajando. Cuando hacemos la obra de Dios, quizá otros estén tratando de retrasarnos, confundirnos o frustrarnos, pero podemos proseguir con confianza. Dios llevará a cabo sus propósitos en nuestro mundo, sin importar quienes estén en desacuerdo. Así como los ojos de Dios estaban sobre los ancianos judíos, también lo están sobre usted. Concéntrese en los propósitos de Dios y no se desvíe por intrigas o calumnias.
5.11 Mientras reconstruían el templo, los trabajadores fueron confrontados por el gobernador designado por los persas, demandando saber quién les había dado permiso para su proyecto de construcción (5.3). Esto pudo haberlos intimidado, pero como sabemos por su carta, respondieron valientemente: «Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra».
No siempre es fácil hablar de nuestra fe en un mundo incrédulo, pero debemos hacerlo. La forma en la que debemos lidiar con la presión y la intimidación es reconociendo que somos obreros de Dios. Nuestra lealtad debe ser primero con Él, y después con la gente. Cuando contemplamos las reacciones y las críticas de la gente hostil, el miedo puede paralizarnos. Si tratamos de no ofender a nadie o de complacer a todos, no seremos efectivos. Dios es nuestro líder, y sus recompensas son las más importantes. Así es que no se intimide. Permita que los demás sepan por medio de sus acciones y palabras a quién realmente sirve"
(Biblia del diario vivir)

lunes, 20 de agosto de 2007

Esdras 4:
Engaños, intimidación y sobornos; fueron algunas de las estratégias que utilizaron los enemigos del pueblo de Dios, para que se detuviera Su obra: "vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. 3 Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia. 4 Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. 5 Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia. 6 Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén" (v. 2-5). Siempre encontraremos opososición cuando nos decidimos a trbajar activamente en la obra del Señor, tendremos que esforzarnos y luchar, necesitaremos estar alerta y discernir la mentiras y artimañas que pretenderán detenernos. Luego, usando la influencia humana, enviaron una carta llena de mentiras al rey Artajerjes, y lograron que diera la orden de detener la obra: "Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia. 24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia" (v. 23, 24).

"4.1–3 Los enemigos de Judá y Benjamín eran personas que habían sido reubicadas en el reino del norte cuando Asiria conquistó Israel (véase 2 Reyes 17 y la nota a 3.3). En un intento por infiltrarse e interrumpir el proyecto, ofrecieron ayudar en el proyecto de reconstrucción. Querían vigilar de cerca lo que los judíos estaban haciendo. Esperaban evitar que Jerusalén volviera a ser fuerte. Sin embargo, los judíos descubrieron su maniobra. Tal sociedad con no creyentes hubiera tentado al pueblo de Dios a comprometer su fe.
4.1–6 Los creyentes pueden esperar oposición cuando llevan a cabo la obra de Dios (2 Timoteo 3.12). Los no creyentes y las fuerzas espirituales del mal siempre están trabajando en contra de Dios y de su pueblo. La oposición puede ofrecer alianzas comprometedoras (4.2), esfuerzos para desalentarnos e intimidarnos (4.4, 5) o acusaciones injustas (4.6). Si usted espera estas tácticas, no lo van a detener. Siga adelante con la obra que Dios ha planeado para usted y confíe en que Él le mostrará el camino para superar los obstáculos.
4.2 Estos enemigos afirmaban adorar al mismo Dios que Zorobabel y el resto de los judíos. En un sentido, esto era cierto, adoraban a Dios pero también a una multitud de otros dioses (véase 2 Reyes 17.27–29, 32–34, 41). A los ojos de Dios, esto no era adoración, sino pecado y rebelión. La verdadera adoración significa devoción únicamente a Dios (Éxodo 20.3–5). Para estos extranjeros, Dios era sólo otro «ídolo» para añadir a su colección. Su motivo real era interrumpir el proyecto del templo. Los creyentes de la actualidad deben tener cuidado de aquellos que proclaman ser cristianos pero cuyas acciones revelan claramente que usan al cristianismo sólo para su propio beneficio.
4.4, 5 El desaliento y el temor son dos de los más grandes obstáculos para completar la obra de Dios. Muy a menudo se aparecen donde y cuando menos se les espera. El desaliento se devora nuestras motivaciones y el temor nos paraliza a tal punto que nos impide actuar. Reconozca estas barreras comunes. Recuerde que el pueblo de Dios en todas las épocas tuvo que enfrentar estos problemas, y con la ayuda de Dios, pudo vencerlos. Al estar firmes junto con otros creyentes, usted puede vencer el temor y el desaliento, y completar la voluntad de Dios"
(Biblia del diario vivir)

sábado, 18 de agosto de 2007

Esdras 3:
Lo primero que hicieron los judíos que habían venido para reconstruir la nación, fue "edificar el altar del Dios de Israel": "Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios" (v. 2). Nuestro corazón y nuestro hogar, deben ser "altares del Dios de Israel", donde Él sea levantado, exaltado y reconocido. Es probable que en muchos casos, el corazón sea un altar del odio, los celos, la mentira, la inmoralidad, la impureza, el amor al dinero, etc. ¿Qué hemos "levantado" en nuestro corazón"?, ¿a qué le rendimos culto?. El orden lógico de la reconstrucción es, primero reconstruir la vida espiritual, el culto al único y verdadero Dios, luego, reconstruir las familias y entonces viene la reconstrucción social. La obra de Dios debe "activarse", y El mismo Señor es quien mueve los recursos totales: dinero, obreros, especialistas, equipos, etc. "Y dieron dinero a los albañiles y carpinteros; asimismo comida, bebida y aceite a los sidonios y tirios para que trajesen madera de cedro desde el Líbano por mar a Jope, conforme a la voluntad de Ciro rey de Persia acerca de esto. 8 En el año segundo de su venida a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, comenzaron Zorobabel hijo de Salatiel, Jesúa hijo de Josadac y los otros sus hermanos, los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén; y pusieron a los levitas de veinte años arriba para que activasen la obra de la casa de Jehová" (v. 7, 8). No nos detengamos pensando en lo que no tenemos o no podemos, porque El Señor está con nosotros y Él todo lo puede. Pongamos "manos a la obra" y empecemos a ver las respuestas y los milagros del Señor. Cuando cada uno en su función, asume su parte de la obra; unos en la alabanza, otros en la administración, otros dirigiendo; se produce gran gozo y entusiasmo al ver la obra de Dios funcionando, creciendo, avanzando: "Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. 11 Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. 12 Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. 13 Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos" (v. 10- 13).

A. Establecimiento del altar (vv. 1–6).
El altar era el centro de la adoración judía porque sin sus sacrificios no podían acercarse a Dios ni esperar su bendición. Los exilados temían a sus poderosos vecinos, pero sabían que Dios los protegería si le obedecían. Usted recordará que Elías había levantado de nuevo el altar (1 R 18.30ss). Josué y Zorobabel guiaron al pueblo a establecer los sacrificios y también a observar las festividades. Era el séptimo mes (nuestro septiembre-octubre), el mes de la Fiesta de las Trompetas y de la Fiesta de los Tabernáculos (Nm 29.1–6; Lv 23.23–25).
B. Colocación de los cimientos (vv. 7–13).
El pueblo evidentemente ofrendaba, añadiéndolas a los regalos del rey (1.5–11) que también proveía los materiales para reconstruir el templo. En el año 535 empezaron la obra, en el segundo mes (nuestro abril-mayo). Los levitas estaban al frente de la obra, ayudando a los otros trabajadores en la tarea. Tan agradecido estaba el pueblo que cantaron y gritaron cuando se colocaron los cimientos. Dios estaba haciendo lo imposible en esta situación (Jer 33.1–11). Por supuesto, habían ancianos que recordaban el templo anterior y su gloria, y no pudieron sino llorar al ver la sencillez de este segundo templo (véase Hag 2.3). Sin embargo, no es bueno vivir en el pasado (Bosquejos expositivos de la Biblia).

viernes, 17 de agosto de 2007

Esdras 2:
El retorno de este primer grupo de judíos a su tierra fue un macro proyecto, que implicó una gran logística, gran cantidad de recursos, esfuerzos y riesgos. Se trataba de la movilización de cerca de cincuenta mil personas a un largo viaje, con sus pertenencias, animales, etc. De hecho, muchos de los exiliados no quisieron regresar, prefiriendo la comodidad y seguridad que tenían en la tierra extranjera en la que habían vivido como cautivos. Muchas personas prefieren no asumir el reto de "reconstruir su vida", prefieren conformarse con su situación sin esfuerzos adicionales. Tal vez en muchos casos, porque no creen que Dios pueda hacer algo por ellos, porque no creen que Dios pueda darles los recursos necesarios, o que no pueden vencer los obstáculos que aparecen en el camino. La verdad es que vale la pena correr el riesgo, asumir el desafío; de romper con la inercia y lanzarnos a nuestra propia reconstrucción.
"2.59-63 Las genealogías eran credenciales muy importantes para los hebreos. Si no podían probar que descendían de Abraham, no eran considerados verdaderos judíos y eran excluidos de algunos privilegios especiales en la vida de la comunidad judía. Además, algunos de los privilegios estaban restringidos a los miembros de determinadas tribus. Por ejemplo, sólo los descendientes de Leví (bisnieto de Abraham) podían servir en el templo.
2.63 El gobernador mencionado aquí era probablemente Zorobabel. El Urim y el Tumim eran dos objetos, tal vez en forma de piedras planas, que originalmente eran llevadas dentro de la vestimenta del sumo sacerdote. Eran usados para determinar la voluntad de Dios en asuntos importantes. (Véase la nota a Levítico 8.8.) «Que no comiesen de las cosas más santas» se refiere a la comida que sólo los sacerdotes podían comer. Era la porción de carne sacrificada sobre el altar que se les había asignado.
2.68, 69 Conforme progresaba la reconstrucción del templo, todos contribuían libremente, con ofrendas de acuerdo con sus habilidades. Algunos pudieron dar regalos cuantiosos y lo hicieron con generosidad. Se requería el esfuerzo y la cooperación de todos, y el pueblo dio cuanto pudo. A menudo limitamos nuestra ofrenda al diez por ciento de nuestro ingreso. La Biblia, sin embargo, hace énfasis en que debemos dar de corazón todo lo que podamos (2 Corintios 8.12; 9.6). Deje que la cantidad de su ofrenda sea decidida por el llamado de Dios de dar generosamente, no por la cantidad de sobrantes.
2.69 Dracmas y libras eran monedas de oro y de plata. El dinero que se dio fue suficiente para comenzar la reconstrucción del templo. El pueblo entregó todos sus recursos para que se usaran de la mejor manera. Estaban entusiasmados y eran sinceros, pero este templo nunca igualaría el esplendor del templo de Salomón. El dinero que David reunió para comenzar la construcción del templo de Salomón fue mil veces mayor (1 Crónicas 22.14). Algunas personas lloraron al recordar el glorioso templo que había sido destruido (3.12)" (Biblia del diario vivir).

jueves, 16 de agosto de 2007

Esdras 1:
Un importantísimo acontecimiento histórico sucede "para que se cumpliera la palabra de Jehová": "despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén" (v. 1-4). El rey del mayor imperio de la época hizo publicar un decreto para que la casa de Dios fuera edificada en Jerusalén. Es muy importante notar en las palabras del rey Ciro, las convicciones que tenía acerca de Dios y de sí mismo, cuando dice: "me ha dado y me ha mandado". Debemos tener claro y reconocer lo que El Señor nos ha dado, agradecerle, valorar, cuidar, apreciar y administrar correctamente la gran cantidad de talentos, bendiciones y recursos que hemos recibido como regalos suyos. Si además descubrimos, entendemos y aceptamos lo que Él nos manda hacer, la misión que nos tiene, el propósito para nuestra vida; seremos protagonistas de los grandes proyectos que están en sus planes. Ciro jugó un papel determinante en el cumplimiento de los planes Dios, y hoy nosotros también debemos asumir nuestro propio papel. El proyecto sigue siendo el mismo aunque en otro contexto; "edificar casa al Señor". La Escritura nos enseña que hoy la casa de Dios somos los seres humanos que al encontrarnos con Cristo y abrir nuestro corazón para Él; nos hemos convertido en hijos de Dios. Hoy la casa de Dios es cada hogar donde se le abren las puertas y se le da el lugar que le corresponde, y cada congregación de hijos de Dios que le adora y reconoce. Así que nuestra misión hoy es edificar nuestra vida, nuestra familia, la iglesia del Señor y nuestras naciones como "casa de Dios". ¿Los recursos?; así como ocurrió con Ciro, El Señor siempre ha provisto los recursos humanos y económicos, los equipos e infraestructuras necesarios para que Su casa sea edificada. Cabe notar que Ciro ordenó devolver lo que había sido robado de la casa de Dios tiempo atrás: "Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses. 8 Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá" (v. 7.8). Levantémonos hoy a desarrollar el proyecto más importante de la historia, a construir la casa de Dios.

"1.1 Ciro, rey de Persia (559–530 a.C.), ya había comenzado su incremento de poder en el Cercano Oriente al unificar en un imperio fuerte a medos y persas. Cuando conquistaba ciudades, trataba a los habitantes con misericordia. A pesar de que no era siervo de Jehová, Ciro fue utilizado por Dios para regresar a los judíos a su tierra. Quizás se le haya dado a conocer la profecía de Isaías 44.28–45.6, escrita aproximadamente un siglo antes, y que predecía que el mismo Ciro ayudaría a los judíos a regresar a Jerusalén. Daniel, un prominente funcionario del gobierno (Daniel 5.29; 6.28), estaría familiarizado con la profecía. El libro de Daniel tiene más que decir sobre Ciro.
1.1 Jeremías profetizó que los judíos permanecerían en cautividad durante 70 años (Jeremías 25.11; 29.10). El período de 70 años ha sido calculado de dos maneras diferentes: (1) Desde el primer cautiverio en el 605 a.C. (2 Reyes 24.1) hasta que el altar fue reconstruido por los cautivos que regresaron en el 536 (Esdras 3.1–6), o, (2) desde la destrucción del templo en el 586 hasta que los cautivos terminaron la reconstrucción en el 516. Muchos eruditos prefieren el segundo enfoque debido a que el templo era el punto central y el corazón mismo de la nación. Sin el templo, los judíos no se consideraban restablecidos como nación.
1.2 Ciro no era judío, pero Dios obró por medio de él para hacer que los judíos retornaran a su tierra. Ciro dictó un decreto permitiendo su retorno y les dio protección, dinero, y los artículos del templo que Nabucodonosor había tomado. Cuando se enfrente a situaciones difíciles y se sienta rodeado, abrumado o dominado, recuerde que el poder de Dios no está limitado a nuestros recursos. Él puede usar a cualquiera para cumplir sus planes.
1.2-4 El decreto permitía que los judíos trabajaran juntos para realizar la enorme tarea de reconstruir el templo. Algunos trabajaron en la reconstrucción del templo, mientras otros operaron las líneas de suministro. Semejante empresa requiere trabajo de equipo, con algunas personas al frente y otras dándoles apoyo. Cada función es vital para llevar a cabo la tarea. Cuando se le pida que sirva, hágalo con fidelidad como parte del equipo, no importa quién se lleva la felicitación"
(Biblia del diario vivir).

miércoles, 15 de agosto de 2007

2 Reyes 25:
El último rey de Judá fue derrotado: "Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia" (v. 7). Demasiados hombres y mujeres que deberían estar viviendo el plan de Dios para sus vidas, desarrollando su potencial, construyendo sus vidas, familias y nación; están siendo derrotados hoy por sus propias debilidades, por las presiones de la cultura, por el reino de las tinieblas que domina el mundo actual. Algunos han tenido que presenciar como Sedequías, la destrucción de sus hijos por las drogas, el alcohol, la promiscuidad; otros han perdido la visión y han sido encadenados espiritualmente. Esto no debería estar ocurriendo, ya que hace dos mil años El Señor pagó el precio de nuestra libertad y salvación, para darnos "vida en abundancia". Su obra en la cruz fue completa y definitiva, y si hoy decidimos entregarle nuestras vidas, disfrutaremos esa libertad y esa vida que el vino a ofrecernos.

"25.1 Judá fue invadida por los babilonios tres veces (24.1; 24.10; 25.1), al igual que Israel fue invadido por los asirios en tres ocasiones. Una vez más, Dios mostró su misericordia frente al castigo merecido al dar al pueblo repetidas oportunidades para que se arrepintiera. 25.21 Judá, al igual que Israel, fue infiel a Dios. Dios, como lo había advertido, permitió que Judá fuera destruida y llevada en cautiverio (Deuteronomio 28). El libro de Lamentaciones registra el sufrimiento del profeta Jeremías al ver a Jerusalén destruida.
25.22-30 Esta historia ilustra cómo se fue la última esperanza que tenía Israel de recuperar su tierra, aun sus oficiales del ejército (que ahora eran guerrilleros rebeldes) habían huido. El reino terrenal de Judá fue totalmente demolido, pero a través de los profetas Ezequiel y Daniel, que también estaban cautivos, Dios pudo mantener su reino espiritual en los corazones de muchos de los exilados"
(Biblia del diario vivir).

martes, 14 de agosto de 2007

2 Reyes 24:
El tiempo del juicio llegó sobre el reino de Judá, su capital Jerusalén y su pueblo. El Señor es bueno, misericordioso, paciente; pero también es justo, y precisamente por amor corrige a su pueblo. En este caso vemos como el pueblo de Judá vivió las consecuencias de la desobediencia: guerra, derrota, cautividad: "Pero Jehová envió contra Joacim tropas de caldeos, tropas de sirios, tropas de moabitas y tropas de amonitas, los cuales envió contra Judá para que la destruyesen, conforme a la palabra de Jehová que había hablado por sus siervos los profetas. 3 Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo; 4 asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso perdonar" (v. 2- 4). Los tesoros de la misma casa del Señor y los de la casa real fueron robados, los utensilios de oro del templo fueron despedazados, los habitantes fueron llevados como esclavos. El pueblo que había sido sacado milagrosamente de Egipto, conducido sobrenaturalmente por el desierto, que había conquistado bajo el liderazgo de Josué la tierra de Canaan; ahora era derrotado, saqueado y esclavizado. Realmente es demasiado triste, especialmente sabiendo que durante tantos años, generación tras generación, habían sido advertidos y amonestados por El Señor, pero no quisieron entender: "Y llevó en cautiverio a toda Jerusalén, a todos los príncipes, y a todos los hombres valientes, hasta diez mil cautivos, y a todos los artesanos y herreros; no quedó nadie, excepto los pobres del pueblo de la tierra. 15 Asimismo llevó cautivos a Babilonia a Joaquín, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus oficiales y a los poderosos de la tierra; cautivos los llevó de Jerusalén a Babilonia. 16 A todos los hombres de guerra, que fueron siete mil, y a los artesanos y herreros, que fueron mil, y a todos los valientes para hacer la guerra, llevó cautivos el rey de Babilonia" (v. 14- 16). Aprendamos de este ejemplo, reaccionemos oportunamente, corrijamos nuestros caminos, volvamos Al Señor a tiempo.

sábado, 11 de agosto de 2007


2 Reyes 23:
El rey Josías dirigió al pueblo a hacer pacto con Dios: "Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. 3 Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto" (v. 1-3). Hacer un pacto implica asumir compromisos, responsabilidades, cambiar; como en este caso en el que Josías y el pueblo se comprometieron a seguir Al Señor y obedecerle. Hoy no es muy común que en la relación con Dios se asuman compromisos y responsabilidades; estamos viendo un gran crecimiento de las iglesia cristianas en todo el mundo, pero, desafortunadamente la mayoría de creyentes están practicando un cristianismo sin compromiso ni responsabilidad, un cristianismo fácil que no es el de la Biblia. Debemos cambiar, debemos volver al verdadero cristianismo, a la práctica de los principios, a la obediencia a Dios.
"23.4–8 Cuando Josías se dio cuenta del terrible estado de la vida espiritual de Judá, tomó medidas al respecto. No basta con decir que creemos en lo que es correcto, debemos responder con hechos y hacer lo que la fe requiere. Esto es lo que Santiago estaba enfatizando cuando escribió «la fe sin obras es muerta» (Santiago 2.20). Esto significa que actuemos en casa, en la escuela, en el trabajo y en la iglesia de acuerdo a nuestra fe. Hablar simplemente de la obediencia no es suficiente. 23.6 El abominable ídolo de Asera, era un ídolo que el malvado rey Manasés había instalado en el templo de Dios (21.7). Muy a menudo Asera es identificada como la diosa del mar y la amante de Baal. Era la diosa principal de los cananeos. En su culto se glorificaba el sexo y la guerra, y era acompañado de prostitución masculina. 23.11 Estos caballos eran usados en procesiones en honor al sol. 23.25 Josías es recordado como el rey más obediente de Judá. Su obediencia siguió este patrón: (1) reconoció el pecado, (2) eliminó las prácticas pecaminosas y (3) atacó las causas del pecado. Este enfoque para tratar el pecado sigue siendo efectivo en la actualidad. No sólo debemos quitar las acciones pecaminosas, debemos eliminar sus causas: aquellas situaciones, relaciones, rutinas y patrones de vida que nos llevan a la puerta de la tentación.23.25 Tanto Josías como Ezequías (18.5) son alabados por su reverencia a Dios. Se dice que Ezequías fue el que más confió en Dios (fe), mientras que se dice que Josías fue el que más siguió la ley de Dios (obediencia). Podemos seguir sus ejemplos a través de nuestra confianza en Dios y nuestras acciones de obediencia" (Biblia del diario vivir).

viernes, 10 de agosto de 2007

2 Reyes 22:
Un niño de apenas ocho años llegó al trono de Judá, y dice la Escritura: "E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda" (v. 2). El papá y el abuelo de este rey, que se llamó Josías; hicieron lo malo ante El Señor, fueron pésimos reyes, pero esto no fue una excusa para que Josías hiciera lo mismo. Al contrario, Josías se enfocó en agradar a Dios, empezando por "reparar la casa de Dios", que se encontraba abandonada y agrietada: "A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo: 4 Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, 5 y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; 6 a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; 7 y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez" (v. 3-7). Este joven rey, tuvo la suficiente sabiduría para entender que un buen gobierno debía iniciarse poniendo en orden las prioridades: primero había que "reparar" la vida espiritual, luego la vida familiar, y entonces todo lo demás entraría en su orden correcto. Algo determinante fue la actitud que mantuvo Josías hacia El Señor, que se deja ver cuando el libro de la ley que estaba perdido, apareció: "Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. 12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo: 13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito" (v. 11- 13). Su actitud no fue de indiferencia, ni de apatía; fue de aceptar los errores que estaban cometiendo como nación, fue de arrepentimiento y humillación ante El Señor por haberle ofendido. Nosotros hoy, hemos tenido la fortuna de oír desde niños la Palabra de Dios, hemos crecido en un ambiente en el que se nos ha contado sobre la obra del Señor Jesús en la cruz por nosotros. Pero desafortunadamente, la gran mayoría no hemos respondido a la voz de Dios como lo hizo Josías; volviéndonos a Él, arrepintiéndonos, corrigiendo nuestro camino. La actitud de Josías le agradó al Señor y él lo recompensó: "Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, 19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. 20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta" (v. 18- 20). Muchas personas creen que no hay diferencia entre hacer lo bueno y hacer lo malo, creen que hacer lo bueno "no paga", que no vale la pena. Pero no es cierto; la verdad que hacer lo malo trae consecuencias terribles, y hacer lo bueno trae grandes beneficios.

jueves, 9 de agosto de 2007


2 Reyes 21:
¡Una historia de horror!, fue la historia del hijo de Ezequías (Manasés). Habiendo sido su padre un excelente rey, un "campeón del bien"; Manasés fue un "campeón del mal". Lamentablemente, Ezequías cometió el error de no preparar a su hijo y a la nación para el futuro. Cuando fue confrontado por el profeta Isaías, su respuesta fue: "Habrá al menos paz y seguridad en mis días" (20: 19). El reinado de su hijo fue todo lo opuesto al suyo: "E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, según las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. 3 Porque volvió a edificar los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a Baal, e hizo una imagen de Asera, como había hecho Acab rey de Israel; y adoró a todo el ejército de los cielos, y rindió culto a aquellas cosas. 4 Asimismo edificó altares en la casa de Jehová, de la cual Jehová había dicho: Yo pondré mi nombre en Jerusalén. 5 Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. 6 Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos, y fue agorero, e instituyó encantadores y adivinos, multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos de Jehová, para provocarlo a ira. 7 Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel; 8 y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó. 9 Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel" (v. 2). Naturalmente que esto trajo consecuencias terribles, de tal manera que este período y el del hijo de Manasés (Amón), fueron fatales: "Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11 Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; 12 por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos. 13 Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo. 14 Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para presa y despojo de todos sus adversarios; 15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy. 16 Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová" (v. 10- 16). La gran lección de esta historia, es que necesitamos y debemos preparar a las próximas generaciones, para que den continuidad a la vida basada en principios y valores que nosotros les enseñemos y modelemos. No podemos obligar a nuestros hijos a seguir nuestro ejemplo, pero sí podemos enseñarles y modelarles. Según estudios de expertos (como el Doctor James Dobson), por lo menos el 85% de los hijos terminan asumiendo los valores que ven en sus padres. Esa es una buena noticia, que nos debe alentar a esforzarnos en ser un buen ejemplo para ellos (como lo fue Ezequías), pero también a enseñarles nuestros valores y a ser firmes con ellos.