miércoles, 31 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 46.
Jueces 15:
"15.1ss La respuesta que da Sansón en 15.11 nos relata la historia de este capítulo: «Yo les he hecho como ellos me hicieron». La venganza es un monstruo incontrolable. Cada acto vengativo trae otro. Es un bumerán que no puede lanzarse sin que el lanzador pague el precio. El ciclo de la venganza solo lo puede detener el perdón. 15.14–17 La fuerza de Jehová vino a Sansón, pero este en su arrogancia solo vio su propia fuerza. «Con la quijada de un asno maté a mil hombres» dijo, y luego pidió a Dios que lo refrescara por sus hazañas (15.16–18). La arrogancia logra que nos atribuyamos la gloria por las cosas que hicimos exclusivamente con el poder de Dios. 15.18 Sansón estaba exhausto tanto física como emocionalmente. Después de una gran victoria personal, su actitud pronto decayó hasta la autocompasión: «¿Y moriré yo ahora de sed?» Desde el punto de vista emocional, somos más vulnerables después de un gran esfuerzo o cuando nos enfrentamos a necesidades físicas reales. A las grandes hazañas siempre le sigue una severa depresión, así que no se sorprenda si usted se siente consumido después de una victoria personal. Durante estos momentos de vulnerabilidad, evada la tentación de pensar que Dios le debe algo por sus esfuerzos. Fue su fuerza la que le dio la victoria. Concéntrese en mantener sus actitudes, acciones y palabras enfocadas en Dios y no en usted" (Biblia del diario vivir)

martes, 30 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 45.
Jueces 14:
"He visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer. 3 Su padre y su madre le dijeron: --¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Sansón respondió a su padre: --Tómame esta por mujer, porque ella me agrada" (v. 2, 3). Sansón fue uno de los jueces de Israel, elegidos por El Señor para liberar a Su pueblo del yugo de sus enemigos; pero se caracterizó por haber sido muy talentoso, de una gran capacidad para cumplir su misión, tenía una extraordinaria fuerza física dada por Dios; pero al mismo tiempo, por una gran debilidad en su carácter frente a sus propios impulsos. Se acostumbró a dejarse llevar por sus deseos, aunque no estuvieran de acuerdo con los principios y sin importar las consecuencias. Especialmente fue arrastrado por su atracción por las mujeres. A esta filistea la vio y la quería tener, obtuvo lo que quiso sin importar si estaba bien. El Señor se valió de esto para cumplir sus propósitos, pero Sansón no entendió que no sólo es importante hacer la voluntad de Dios, sino también, hacerla "a la manera de Dios". Las tradiciones sobre Sansón, por lo general breves y anecdóticas, reflejan el antagonismo de los israelitas hacia los que fueron sus enemigos desde el principio. "Sansón, el protagonista de estos relatos, se convirtió en un héroe popular israelita, no por sus cualidades o virtudes morales, sino porque luchó contra los filisteos y estos no pudieron vencerlo ni siquiera cuando muere" (http://www.biblegateway.com).
Todos tenemos una misión y un llamado de parte del Señor, y para cumplirlos Él nos ha dotado con capacidades naturales, talentos y dones espirituales para hacer grandes cosas. Pero las habilidades no son suficientes para cumplir el plan perfecto de Dios, y desarrollar todo nuestro potencial. Es más importante aún, que nuestro carácter se fortalezca para vencer en nuestra lucha personal con nuestras debilidades y con las tentaciones; permitiendo que El Señor haga Su obra en nosotros primero y después si, por medio de nosotros. El método para lograrlo son las disciplinas espirituales, físicas e intelectuales que podemos y debemos desarrollar: ejercicio físico, estudio, oración, lectura, etc. La palabra de Dios nos llama a "esforzarnos y ser valientes" en nuestra manera de vivir, para crecer y alcanzar aquello para lo que hemos nacido.

miércoles, 24 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 39.
Jonás 3:
Nuevamente El Señor habló a Jonás, ordenándole ir a Nínive a predicar anunciándoles que la ciudad sería destruida, por la maldad extrema de sus habitantes. En la biblia encontramos algunos cosos como este, en el que El Señor decide ejecutar un juicio sobre una cultura entera, sobre una ciudad o nación. Esto ocurre cuando la maldad persiste después de varias generaciones, el pecado se generaliza y es validado por la cultura como tal; en sus costumbres y en sus leyes. Esto estaba ocurriendo en el imperio Asirio, cuya capital era Nínive. Normalmente Dios trata con cada individuo sobre su pecado personal; pero en estos casos trata con la nación. Es muy importante observar que la gente de Nínive, el pueblo en general y el mismo rey, respondieron al anuncio de Jonás arrepintiéndose, reconociendo sus pecados; el rey incluso se humilló ante Dios y ordenó que todo su pueblo lo hiciera. Esta reacción es lo que se llama en la Biblia un "verdadero arrepentimiento"; lo cual trae como resultado el perdón y la misericordia de Dios. Los mismos Israelitas, no respondieron así muchas veces, cuando fueron confrontados por los profetas de parte del Señor. ¿Cómo respondemos nosotros a los llamados de atención del Señor?, ¿nos arrepentimos y nos volvemos Al Señor?, ¿dejamos nuestros pecados y nuestros malos caminos?. El Señor Jesús en la cruz, llevó nuestros pecados y nos dio perdón y libertad; para ofrecernos una nueva vida, una nueva oportunidad, un nuevo comienzo. ¿Responderemos como la gente de Nínive, o persistiremos en ignorar a Dios siguiendo nuestros propios caminos?. Hoy somos llamados por El Señor a una genuina conversión, lo que implica buscarlo en oración, ayunar y dejar de hacer lo malo, para empezar a hacer lo que Él nos pide que hagamos: amarlo con todo nuestro ser, dándole el primer lugar de nuestras vidas, y amar a nuestro prójimo haciendo el bien a todos los que podamos, vivir conforme a los principios de Su palabra (la Biblia). El Señor promete perdonar, sanar nuestra vida, nuestra familia y nuestra nación; llevándonos a un nuevo comienzo lleno de esperanza y bendición.

martes, 23 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 38.
Jonás 2:
El Señor se interpuso en el camino equivocado que Jonás había tomado, impidiéndole alejarse más de Su voluntad y de la misión que tenía para él. En medio de la situación difícil que sirvió como corrección para el profeta, El Señor nunca dejó de demostrarle Su amor, nunca dejó de protegerlo; usando en este caso aquel gran pez que impidió que muriera ahogado. Este segundo capítulo contiene la oración de acción de gracias de Jonás, en la que expresa lo desesperante que fue la situación que vivió, la manera como se sintió, pero especialmente reconoce la grandeza del Señor y su acción salvadora en su favor. ¡Qué importante es que aprendamos a hacer frente a todas las circunstancias de nuestra vida con oración!; oración sincera en la que desahoguemos nuestro corazón en Dios, oración guiada por el Espíritu Santo que nos permita recibir Su consuelo y dirección en todo momento, oración basada en la Biblia que sea realmente eficaz según cada situación. Jonás fue liberado del vientre del gran pez, pero especialmente fue liberado de su propia desobediencia, de las ataduras de la necedad, de la sordera espiritual. La oración puede llevarnos a experimentar la acción liberadora del Señor, rompiendo toda atadura, toda cadena. Necesitamos reaccionar a la reprensión del Señor, cuando le hemos desobedecido y nos hemos alejado de Sus caminos; restaurando nuestra comunión con Él y volviendo a enfocarnos en la dirección correcta.
"Esta oración de Jonás tiene una estructura literaria similar a los llamados salmos de acción de gracias, que describen un peligro ya pasado, reconocen al Señor como salvador y concluyen con la promesa de ofrecer sacrificios en el templo de Jerusalén. Cf. Sal 30; 116; 118 y véase también la Introducción a los Salmos (3)". (http://www.biblegateway.com/).

"2.1ss Esta es una oración de agradecimiento, no una petición de liberación. Jonás simplemente estaba agradecido de no haberse ahogado. Fue librado de una forma espectacular y lo sobrecogía pensar que había escapado de la muerte. Aun dentro del pez, Dios escuchó la oración de Jonás. Podemos orar en cualquier parte y a cualquier hora, que Dios nos oirá. Nuestro pecado nunca es demasiado grande, ni nuestra dificultad demasiado inmensa, para Dios. 2.1–7 Jonás dijo: «Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová» (2.7). A menudo hacemos lo mismo. Cuando todo nos va bien, tendemos a olvidarnos de Dios; pero cuando no hay esperanza, clamamos a Él. Este tipo de relación con Dios conduce a una vida espiritual no muy firme, con altas y bajas. Un compromiso con Dios firme y diario promueve una sólida relación con Él. Busque a Dios en las buenas y en las malas, y tendrá una vida espiritual mas vigorosa. 2.2 Jonás habla de su experiencia en el vientre del pez como si hubiera estado muerto ya. 2.8 Nos engañamos cuando vamos en pos de cualquier cosa que toma el lugar de Dios, lo cual es vanidad porque resulta siempre en vaciedad y equivale a renunciar a la misericordia de Dios. Que nada tome jamás el lugar que Dios debe ocupar en nuestra vida. 2.9 Obviamente Jonás no estaba en posición de regatear con Dios. Por eso más bien le dio las gracias por salvarle la vida. Nuestros problemas deben llevarnos a asirnos de Dios, no a regatear con Él para que nos saque del dolor. Podemos alabar y dar gracias a Dios por lo que ya ha hecho por nosotros, y por su amor y misericordia.
2.9 Fue necesario un milagro de liberación para que Jonás hiciera lo que Dios le había mandado. Como profeta, Jonás estaba obligado a obedecer la voz de Dios, pero había tratado de eludir sus responsabilidades. Esta vez prometió cumplir sus votos. La historia de Jonás comienza con una tragedia, pero peor tragedia hubiera sido si Dios lo deja seguir huyendo. Cuando sepa que Dios quiere que usted haga algo, no huya. Quizás Dios no lo detenga como lo hizo con Jonás".
(Biblia del diario vivir)

lunes, 22 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 37.
Jonás 1:
Jonás era un profeta de Dios, elegido por Él para la importante misión de transmitir Su palabra; pero en ese momento no quería obedecerle, porque le preocuba que Dios cambiara Su decisión, y finalmente no destruyera a Nínive. Nínive era la capital de Asiria, el imperio que en el 721 a.C. destruyó el reino del Norte (Israel) y envió al exilio a muchos israelitas (cf. 2 R 14.1-23). Los profetas Nahúm (1.14--3.19) y Sofonías (2.13-15) anunciaron su destrucción, hecho que tuvo lugar en el año 612 a.C. Cuando se redactó el libro de Jonás, esa ciudad era símbolo de crueldad, de violencia y de hostilidad hacia el pueblo de Dios. Cf. Nah 1.1; 2.13--3.19 (http://www.biblegateway.com/). De una manera absurda y necia, trató de "huir de la presencia del Señor"; cosa que él sabía que no podía hacer, como lo dice el Salmo 139: 7 ¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8 Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si en el seol hiciera mi estrado,allí tú estás. 9 Si tomara las alas del alba y habitara en el extremo del mar, 10 aun allí me guiará tu mano[c] y me asirá tu diestra. En medio de la tormenta Jonás siguió evadiendo su responsabilidad, escondiéndose en el sueño; mientras los marineros que aunque eran paganos, actuaron como personas piadosas ante el peligro. Muchas veces nos resistimos a obedecer a Dios y a hacer Su voluntad, porque tal vez no nos gusta, por temor, o porque nos parece que no nos conviene; tratamos de ir contra la corriente logrando únicamente complicar las cosas y generar situaciones que no serían necesarias si rindiéramos nuestra voluntad a la Suya. El gran pez fue la manera que en ese momento utilizó El Señor para salvar a Jonás de la muerte, como muchas otras formas que utiliza para librarnos a nosotros de consecuencias lamentable de nuestra desobediencia. No nos resistamos a la voluntad de Dios que siempre es "buena, agradable y perfecta" (Romanos 12: 2)

sábado, 20 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 35.
Génesis 12 y 17:
Génesis 12: 1- 3: "Dios llamó a Abraham en Ur de los Caldeos (Hch 7.2–4), pero este se quedó en Harán hasta la muerte de su padre (11.27–32). Dios exige total separación para Él, incluso si es necesaria la muerte para lograrlo. Este llamamiento era completamente por gracia y las bendiciones de todo el pacto se debían a la bondad de Dios. Dios le prometió a Abraham: (1) una tierra; (2) un gran nombre; (3) una gran nación; y (4) una bendición que se esparciría por todo el mundo. Responder a estas promesas exigió una gran porción de fe de parte de Abraham, por cuanto no tenía hijos, y él y su esposa estaban envejeciendo (11.30). Nótese la repetición de «Haré» en los labios de Dios. Él lo haría si tan solo Abraham creía. No cabe duda que Dios ha cumplido sus promesas, porque Israel tiene su tierra (y tendrá más); los judíos han bendecido a todas las naciones al darnos la Biblia y a Cristo; y el nombre de Abraham lo reverencian judíos, musulmanes, cristianos y hasta incrédulos. Los hombres de Babel querían hacerse un nombre para sí mismos y fracasaron (11.4); ¡pero Abraham confió en Dios y Dios le dio un gran nombre!

Capítulo 17: Esta es la primera mención de la circuncisión en la Biblia. En ninguna parte el AT enseña que la circuncisión salve al hombre. Sólo es un símbolo externo del pacto entre Dios y los hombres. Fue para recordarles de la circuncisión interna, la del corazón, que acompaña la verdadera salvación (Dt 10.16; 30.6; Jer 4.4; y véanse Ro 4.11; Gl 5.6). El rito debía celebrarse en el octavo día (v. 12), y es significativo, ocho es el número de la resurrección. Triste es decirlo, pero los judíos dependieron del rito carnal y no en la realidad interna (Hch 15.5). Los creyentes de hoy están en el nuevo pacto y son la verdadera circuncisión (Flp 3.1–3), que se experimenta espiritualmente mediante la muerte de Cristo (Col 2.9–15). El cuerpo entero de pecado (la vieja naturaleza) ha sido quitada, y podemos vivir en el Espíritu, no en la carne".

(Bosquejos expositivos de la Biblia)

viernes, 19 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 34.
Génesis 22:
"La historia de Abraham llega a su punto más dramático. Cuando todo hacía pensar que la promesa se había cumplido, el hijo prometido tiene que ser ofrecido en sacrificio. Abraham se muestra dispuesto a cumplir esta orden divina; y por haberse mantenido fiel en el momento de la prueba suprema, llegó a ser el modelo de fe y de obediencia a la palabra del Señor.

La fe es demasiado importante en nuestra vida, es fundamental y trascendental para todo lo que somos y hacemos; y por esto El Señor guió y probó a Abraham para que su fe se desarrollara cada vez más. Efectivamente, la fe es como un "músculo" de nuestro espíritu que puede desarrollarse o atrofiarse, dependiendo de que la usemos y cuidemos, o no. Según la Escritura, El Señor nos da a cada uno una "medida de fe" que debe crecer, permitiéndonos crecer en la confianza misma, en nuestros dones y habilidades, en nuestro conocimiento de Él, y en logros y resultados tangibles; como ocurrió con Abraham en su caminar con Dios, que fue creciente y progresivo hasta llegar a este momento cumbre, en el que pasó una prueba realmente grande. Es evidente que Dios en ningún momento quiso que él matara a su hijo Isaac, por la manera en que le provee el carnero que lo sustituyó, por la orden de detenerse y no hacerle daño, y por lo que explica en el Nuevo Testamento en el capítulo 11 de Hebreos: "Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac: el que había recibido las promesas, ofrecía su unigénito, 18 habiéndosele dicho: «En Isaac te será llamada descendencia», 19 porque pensaba que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también lo volvió a recibir". El asunto es que Dios nos conoce lo suficiente como para saber hasta dónde estamos listos para ser probados, de manera que no nos pediría llegar más allá de lo que somos capaces en nuestra fe; Abraham conocía lo suficiente a Dios como para saber que si le había prometido ese hijo y se lo había dado, podía confiar en Él cuando le pidió que se lo entregara. Así mismo es impactante, el hecho de que Isaac no se resistió a su padre cuando lo amarró y lo puso sobre el altar; también lo conocía lo suficiente como confiar en él. Esta experiencia de Abraham e Isaac, tiene una gran importancia también, como un anuncio práctico de la muerte del Hijo de Dios por nosotros. Recordemos que El Señor Jesús es llamado por Juan el Bautista "El Cordero de Dios"; Él sí fue entregado por nosotros, Él sí murió para que nosotros no tengamos que morir, en la cruz del Calvario Dios Padre no "detuvo Su mano" como le ordenó hacerlo a Abraham. Necesitamos conocer lo suficiente Al Señor para confiar más en Él, andar con Él, permanecer más tiempo en Su presencia, oír más Su voz en Su palabra (la Biblia); para que nuestra fe crezca lo suficiente. El propósito de Dios es prepararnos para que estemos listos para recibir Sus bendiciones y promesas como Abraham. Al final el proceso termina con la confirmación de las promesas del Señor y de Su pacto con él: "Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado a tu hijo, tu único hijo, 17 de cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; tu descendencia se adueñará de las puertas de sus enemigos. 18 En tu simiente[j] serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz" (v. 16- 18).

jueves, 18 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 34.
Génesis 17:
A los noventa y nueve años, cuando ya estamos declinando los seres humanos; Dios está guiando a Abram a iniciar algo realmente grande. Le da una promesa, una visión, y establece un pacto con él; aunque eran evidentes las limitaciones de Abram, para hacer realidad el gran proyecto de establecer una familia, una descendencia que diera a conocer Al Señor al resto de naciones, que fuera el canal para llevar al mundo los principios de vida que Él enseñó a Abram, y el cumplimiento de Su plan de redención para toda la humanidad por medio del Señor Jesús. Lo primero que hizo el Señor fue cambiar el nombre de "Abram" por "Abraham" (padre de muchedumbre de gentes), iniciando así el proceso en la mente y el corazón de Abraham, cambiando primero su manera de pensar y de verse a sí mismo, y a su esposa Sarai a quien llamó Sara (princesa). Le prometió multiplicar su descendencia y hacer de él lo que definitivamente no era: "padre de muchedumbre de gentes", y le demandó circuncidarse y a su descendencia como señal del pacto. En el Nuevo Testamento se nos enseña, que la circuncisión debe ser realmente en el corazón (un corazón identificado y comprometido con Dios). ¿Te parece demasiado tarde para iniciar algo realmente grande en tu vida?, ¿crees que tus limitaciones o debilidades no te permitirán alcanzar tus sueños y lograr grandes proyectos?. Dios piensa lo contrario y quiere cambiar tu manera de pensar y tu corazón, para que creas y te atrevas a iniciar, a emprender, a soñar y realizar. Abre tu mente y tu corazón a Sus promesas y déjate guiar al gran proyecto que Dios quiere que sea tu vida.

miércoles, 17 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 32.
Génesis 12: 1-9:
El Señor le habló a Abram (luego le cambió el nombre a "Abraham"), sobre el llamado y el propósito que tenía para su vida. Era necesario que Abram saliera de su tierra, que dejara su pasado, su antigua vida; para lanzarse a la nueva vida que Dios tenía para él. Lo que había en el corazón de Dios para Abram, era hacer de él "una nación grande, bendecirlo, engrandecer su nombre y convertirlo en bendición" (v. 2). Según la Escritura, los creyentes en Cristo somos herederos de la promesa de Abraham; de manera que debemos entender que el propósito de Dios para Abraham, las promesas que Dios le dio y el llamamiento que recibió, se aplican a nosotros. Dios tiene una tierra que entregarnos, quiere engrandecernos, bendecirnos y convertirnos en bendición. Pero también es necesario que nosotros "salgamos de nuestra tierra, de nuestra parentela"; en el sentido de dejar atrás todo aquello que nos ate a nuestro pasado sin Dios, todo lo que nos impida creer y obedecer Al Señor, todo lo que nos aleje de sus propósito perfectos. Ese llamado de Dios que para cada uno de nosotros es especial y diferente ya en lo específico; involucra directamente a nuestra familia, a nuestros cónyuges e hijos. El Señor promete multiplicar y bendecir nuestra descendencia, generando así un "efecto multiplicador de bendición"; eso es lo que debemos ser.

"12.1-3 Cuando Dios lo llamó, Abram se trasladó por fe de Ur a Harán y finalmente a Canaán. Entonces, Dios estableció un pacto con Abram, y le dijo que sería el fundador de una gran nación. No sólo esta gran nación sería bendecida, dijo Dios, sino también las demás naciones del mundo serían bendecidas a través de los descendientes de Abram. Israel, la nación que saldría de Abram, debía ser un pueblo que siguiera a Dios e influenciara a los pueblos con los que tuviera contacto. De la descendencia de Abram nació Jesucristo para salvar a la humanidad. Por medio de Cristo, todas las personas pueden tener una relación personal con Dios y ser bendecidas tremendamente.
12.2 Dios prometió bendecir a Abram y hacerlo grande. Pero había una condición: Abram tenía que obedecer a Dios. Tendría que dejar su hogar y sus amigos y viajar a una tierra nueva donde Dios le prometió que construiría una gran nación a partir de la familia que le daría. Abram obedeció, dejando su casa por la promesa de Dios de bendiciones mucho más grandes en el futuro. Quizá Dios está tratando de guiarlo a un lugar donde usted pueda serle más útil y servirle mejor. No deje que la comodidad y la seguridad de su posición actual le hagan perder el plan que Dios tiene para usted.
12.5 Dios planeó desarrollar una nación con gente que llamaría suya. Llevó a Abram de la tierra impía y egoísta de Ur a la región fértil de Canaán, donde se podría establecer una nación moral y entregada a Dios. A pesar de que era pequeña, Canaán fue el punto central de la mayor parte de la historia de Israel y el surgimiento del cristianismo. Este pequeño territorio que Dios entregó a un solo hombre, Abram, ha tenido un impacto tremendo en la historia del mundo.
12.7 Abram construyó un altar a Dios. En muchas religiones se utilizaban los altares, pero para el pueblo de Dios, los altares eran más que simples lugares de sacrificio. Los altares simbolizaban comunión con Dios y conmemoraban encuentros significativos con Él. Construidos de piedras y tierra, a menudo los altares permanecían en esos lugares por años como recordatorios continuos de la protección y las promesas de Dios.
Abram construía con regularidad altares a Dios por dos razones: (1) para orar y adorarlo, y (2) para recordar la promesa de Dios de que lo bendeciría. No hubiera podido sobrevivir espiritualmente sin la renovación regular de su amor y lealtad a Dios. Construir altares lo ayudaba a recordar que Dios era el centro de su vida. La adoración frecuente nos ayuda a recordar lo que Dios desea y nos motiva a obedecerle"
(Biblia del diario vivir)

martes, 16 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 31.
Hebreos 11:
"Estos hombres, de los cuales el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra" (v. 38). Este capítulo de la Biblia contiene la que ha sido llamada "la galería de los héroes de la fe". Hombres y mujeres comunes, pero que se distinguieron a través de la historia por su manera de vivir basada en la fe. Para ellos la fe no fue algo teórico, ni místico, ni solamente algo religioso; sino al contrario, su principio de vida. En el capítulo se repite una y otra vez la expresión "por la fe...", hicieron, actuaron: "alcanzaron buen testimonio (v. 2), ofreció a Dios más excelente sacrificio (v. 4), alcanzó testimonio de que era justo (v. 4), tuvo testimonio de haber agradado a Dios (v. 5), preparó el arca en que su casa se salvaría (v. 7), obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia (v. 8), habitó como extranjero en la tierra prometida (v. 9), recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad (v. 11), de uno, y ese ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud (v. 12), ofreció a Isaac (v. 17), bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras (v. 20), bendijo a cada uno de los hijos de José y adoró apoyado sobre el extremo de su bastón (v. 21), mencionó la salida de los hijos de Israel y dio mandamiento acerca de sus huesos (v. 22), fue escondido por sus padres por tres meses (v. 23), rehusó llamarse hijo de la hija del faraón (v. 24), se sostuvo como viendo al Invisible (v. 27), celebró la Pascua (v. 28), pasaron el Mar Rojo como por tierra seca (v. 29), cayeron los muros de Jericó (v. 30), conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 35 Hubo mujeres que recobraron con vida a sus muertos; pero otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 36 Otros experimentaron oprobios, azotes y, a más de esto, prisiones y cárceles. 37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada. Anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados". Todo esto y mucho más fue hecho por la fe; ¿qué estamos haciendo nosotros?, ¿qué podríamos hacer si decidimos que la poderosa fuerza de la fe, se convierta también en nuestra norma de vida?. El mundo de hoy necesita más "héroes de la fe", que podemos y debemos ser tu y yo; hombres y mujeres comunes, confiando en Dios que no es común, que es realmente grande y hace cosas grandes.

lunes, 15 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 30. Hebreos 12: 1- 14:
Nuestra vida como hijos de Dios, es como una maratón que requiere de una adecuada preparación, de disciplina y esfuerzo. En esta carrera tenemos una "nube de testigos" que son los héroes de la fe, registrados en el capítulo anterior (11); quienes corrieron en sus respectiva épocas su propia carrera, y son un ejemplo de lo que debemos y también de lo que no debemos hacer. Es necesario que nos despojemos de todo lo que nos pueda restar agilidad, de todo lo que nos produzca pesadez, cansancio, de todo lo que nos haga retrasar. Específicamente se refiere al pecado, y a "todo peso", como recuerdos, malos hábitos, falsas creencias, dudas, temores, mentiras, etc.
Para que este proceso de "despojarnos" sea real y efectivo en nuestra vida, El Señor opera en nosotros como buen Padre por medio de Su disciplina amorosa. Los principios de esta disciplina divina son estos:
La disciplina procede de Dios, Dios disciplina a todos los creyentes (v.8), Dios siempre actúa motivado por su amor. También está claro en el pasaje, que hay tres "grados de disciplina: 1. La reprensión (v. 5): Es una advertencia verbal: No siempre reaccionamos ante ellas (una palabra oportuna de una persona, un texto bíblico, una predicación, una convicción dada por el Espíritu Santo). 2. La disciplina (v.6): Un grado más fuerte de corrección. Síntomas: ansiedad emocional, frustración o agonía, insatisfacción, sentirse como “peleado con Dios”, se siente la Biblia como plomo, la relación con Dios como arruinada (letargo espiritual), 3. Los azotes (v. 6): El mismo verbo usado para describir lo que le hicieron a Jesús. Indica causar un gran dolor. Cuando la persona vive en pecado abierto, sabiendo que está mal lo que hace. El dolor capta nuestra atención. Dios toma muy en serio el pecado a largo plazo. Es causada por el pecado no confesado y sin arrepentimiento (1 Cor. 11:30). Lo que debemos hacer cuando somos disciplinados por El Señor es arrepentirnos (cambio de dirección inolvidable y gozoso), “alejarnos del pecado que nos hace sentir mal, para entrar en la abundancia que Dios nos ha prometido”, dejar la obstinación de permanecer en el polvo, de resistirnos a la bondad de nuestro Padre. Esta decisión produce beneficios inmediatos: Escapamos al pecado, crecemos en madurez (Heb. 12:11). Nos lleva “de menos 10 a más 10”. ¡Permitamos que Nuestro Padre Dios nos de forma, nos purifique y nos reoriente cada día¡ (basado en el libro "Los secretos de la vida". Bruce Wilkinson)

jueves, 11 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 26.
1 Timoteo 4: 6- 16:
Todos los creyentes somos llamados a ser "buenos ministros de Jesucristo, nutridos con las palabras de la fe y de la buena doctrina" . Como en los días de Pablo y Timoteo, hoy vemos una gran proliferación de doctrinas, creencias y filosofías, que confunden a las personas que no tienen suficiente conocimiento y comprensión de la Biblia. Más que nunca, hoy es necesario que nos preparemos adecuadamente para no ser engañados ni confundidos, y para enseñar a otros las verdades del Evangelio del Señor Jesucristo. Debemos "ejercitarnos para la piedad" (v. 7), practicando los principios cristianos y desarrollando habilidades para el servicio a otros, pero especialmente debemos asumir la gran responsabilidad de ser "ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza" (v. 12). Nuestra vida debe ser nuestro mensaje; un mensaje lo suficientemente contundente como para impactar y atraer a otros hacia Jesús. Para lograrlo debemos ocuparnos "en la lectura, la exhortación y la enseñanza" (v. 13).

"4.4, 5 A diferencia de los falsos maestros, Pablo afirma que todo lo que Dios creó es bueno (véase Génesis 1). Pidamos su bendición sobre sus dones creados que nos dan placer y agradezcamos por ellos. Esto no significa que podemos abusar de lo que Dios ha creado (por ejemplo, el abuso en el comer demasiado da origen a la gula o glotonería, el abuso en el don del amor da origen a la lujuria, y el abuso en el respeto por el don de la vida da origen a los homicidios). En lugar de abusar deberíamos disfrutar estos dones usándolos para servir y para honrar a Dios. ¿Le ha dado gracias a Dios por las cosas buenas que le ha dado? ¿Las usa para su complacencia y la de Dios?
4.7–10 ¿Está usted en buenas condiciones físicas y espirituales? En nuestra sociedad se hace mucho énfasis en la aptitud física, pero la salud espiritual (la santidad) es aun mucho más importante. Nuestra salud física está sujeta a enfermedades y accidentes, pero la fe puede sostenernos en medio de estas tragedias. Al ejercitarnos para ser piadosos, debemos desarrollar nuestra fe usando las habilidades que Dios nos ha dado en el servicio de la iglesia (véase 4.14–16). ¿Está usted desarrollando sus músculos espirituales?
4.10 Cristo es salvador de todos, pero su salvación se hace efectiva sólo en aquellos que confían en Él.
4.12 Timoteo era un pastor joven. Pudo haber sido muy fácil para los cristianos adultos mirarlo con desprecio debido a su juventud. Tenía que ganarse el respeto de sus mayores dando ejemplo en su enseñanza, forma de vivir, amor, fe y pureza. A pesar de su edad, Dios lo puede usar a usted. No importa que sea joven o adulto, no vea su edad como un impedimento. Viva de tal modo que otros pueden ver a Cristo en usted.
4.13 La Escritura que Pablo menciona es en realidad el Antiguo Testamento. Debemos estar seguros de enfatizar la Biblia completa, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamentos. Hay una gran recompensa en estudiar el pueblo, los acontecimientos, las profecías y los principios del Antiguo Testamento.
4.14 La comisión de Timoteo como líder de la iglesia fue confirmada por profecía (véase también 1.18) y por la imposición de manos de los ancianos de la iglesia. Él no se proclamó asimismo como líder. Si usted aspira a ser un líder en la iglesia, busque el consejo de cristianos maduros que lo conozcan bien y a quienes deberá rendir cuenta.4.14, 15 Como un líder joven en una iglesia con muchos problemas, Timoteo debió haberse sentido intimidado. Pero los ancianos y los profetas lo animaron y estimularon al uso de sus dones espirituales en forma responsable. Atletas talentosos y formidables pierden la destreza si sus músculos no se robustecen por el uso constante, de igual manera nosotros perderemos nuestros dones espirituales si no los ponemos a trabajar. Nuestros talentos se perfeccionan por el ejercicio, pero la inactividad puede motivar su pérdida por falta de práctica y nutrición. ¿Qué dones y habilidades le ha dado Dios? Úselos con regularidad en el servicio de Dios y de otros (para más detalles sobre cómo usar bien las habilidades que Dios nos ha dado véase Romanos 12.1–8; 2 Timoteo 1.6–8).
4.16 Sabemos lo importante que es mantener control sobre nuestras vidas. Debemos estar en constante vigilancia para no caer en pecado que nos puede destruir tan fácilmente. También debemos vigilar lo que creemos («la doctrina»). Creencias equivocadas pueden conducirnos fácilmente al pecado y a la herejía. Debemos estar en guardia contra aquellos que quieran persuadirnos que cómo vivimos es más importante que lo que creemos. Debemos mantener la atención en ambas cosas".
(Biblia del diario vivir)




miércoles, 10 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 25.
Gálatas 6: 1-10:
6.1–3 Ningún cristiano debe pensar jamás que es totalmente independiente y que no necesita la ayuda de otros, y nadie debe pensar que ha sido excluido de la tarea de ayudar a otros. El cuerpo de Cristo, la Iglesia, funciona sólo cuando los miembros trabajan juntos por el bienestar común. ¿Conoce a alguien que necesita ayuda? ¿Hay algún hermano o hermana en Cristo que requiere corrección o ánimo? Humilde y gentilmente acérquese a esa persona (Juan 13.34, 35). 6.4 Cuando uno hace lo mejor, se siente satisfecho de los resultados y no necesita compararse con otros. Las personas hacen comparaciones por muchas razones. Algunos destacan las debilidades de otros a fin de sentirse mejor consigo mismo. Otros sencillamente quieren asegurarse que actúan bien. Cuando esté tentado a compararse, mire a Jesucristo. Su ejemplo lo inspirará a que haga las cosas mucho mejor, y su aceptación cariñosa le será de consuelo cuando no logre sus objetivos.
6.6 Pablo insiste que cumplamos con nuestra responsabilidad de satisfacer las necesidades materiales de aquellos que nos enseñan (1 Corintios 9.7–12). Es fácil recibir el beneficio de una buena enseñanza bíblica y admirar a nuestros líderes espirituales, pasando por alto sus necesidades financieras y físicas. Debemos cuidar de ellos, no de mala gana o con fastidio, sino con un espíritu generoso, como muestra de honor y aprecio por sus servicios (1 Timoteo 5.17, 18).
6.7,8 Ciertamente sería sorprendente si usted plantara maíz y brotaran calabazas. Es una ley de la vida, tanto espiritual como física, que uno cosecha lo que siembra. Si uno chismea de sus amigos, los pierde. Cada acción tiene resultados. Si usted planta para sus propios deseos, cosechará lamentos y maldad. Si planta para agradar a Dios, cosechará gozo y vida eterna ¿Qué tipo de semillas está sembrando?
6.9,10 Es desalentador hacer continuamente el bien y no recibir ninguna palabra de agradecimiento o ver resultados tangibles. Pablo desafió a los gálatas y nos desafía a nosotros a seguir haciendo lo bueno y confiar a Dios los resultados. A su tiempo, cosecharemos bendiciones.
(Biblia del diario vivir)

lunes, 8 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 23: 1 Corintios 12:
No debemos ignorar sobre los dones espirituales, los regalos que El Señor reparte en el cuerpo para enriquecer y capacitar a cada miembro (cada creyente en Cristo), y al cuerpo en general. Estos regalos son indispensables para el desarrollo de la misión de la iglesia, para el crecimiento de cada creyente y para el cumplimiento de los propósitos del Señor. No conocerlos, entenderlos y desarrollarlos, produce estancamiento personal y en la iglesia, resultados minimizados en la obra, cansancio y frustración en el obrero que trata de obedecer y servir Al Señor, sin la capitación sobrenatural del Espíritu Santo. Lo primero que debemos saber y entender, es que hay una gran diversidad en los dones espirituales, que son recibidos por cada creyente después de su nuevo nacimiento. Aquí en este capítulo, por ejemplo, menciona que hay diversos dones, diversos ministerios y diversas operaciones; y que a cada uno se nos da "la manifestación del Espíritu para provecho". Se mencionan algunos dones: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe, dones de sanidades, hacer milagros, profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas, interpretación de lenguas. Es necesario que estudiemos sobre estos dones y que nos involucremos activamente en la obra del Señor, para descubrir nuestros dones y ponerlos al servicio de la iglesia. El Espíritu santo reparte a cada uno como Él quiere y debemos aceptar y aprovechar los diferentes dones que tenemos para complementarnos como un excelente equipo que se desempeña con gran eficacia, de la manera que lo hace nuestro cuerpo físico.

"12.1ss Las habilidades especiales dadas a cada persona por el Espíritu Santo son llamadas dones espirituales. Nos capacitan para ministrar a las necesidades del cuerpo de los creyentes. Este capítulo no es una lista exhaustiva de los dones espirituales (véanse Romanos 12; Efesios 4; 1 Pedro 4.10, 11 para más ejemplos). Hay muchos dones, la gente tiene diferentes dones, y un don no es superior al otro, algunos tienen más que otros. Todos proceden del Espíritu Santo, y su propósito es edificar el cuerpo de Cristo, la Iglesia.
12.1ss En lugar de edificar y unificar la iglesia en Corinto, los dones espirituales la estaban dividiendo. Se estaban convirtiendo en símbolos de poder espiritual, originando rivalidades, porque algunos pensaban que eran más «espirituales» que otros debido a sus dones. Esta era una forma equivocada de usar los dones espirituales, porque su propósito siempre es ayudar para que la iglesia marche mejor, y no que la divida. Podemos ser divisivos si insistimos en usar nuestros dones a nuestra manera, sin ser sensibles a las necesidades de otros. Nunca debemos usarlos para manipular a otros o servir a nuestros propios intereses.
12.3 Cualquiera puede proclamar que habla por Dios, el mundo está lleno de falsos maestros. Pablo nos da un examen para ayudarnos a discernir si un mensajero es de Dios o no lo es: ¿Confiesa que Jesucristo es Señor? No acepte fácilmente las palabras de alguien que anuncia hablar en nombre de Dios, pruebe sus credenciales descubriendo qué es lo que enseña acerca de Cristo.
12.9 Todos los cristianos tienen fe. Algunos, sin embargo, tienen el don espiritual de la fe, que viene a ser una dimensión poco usual de confianza en el poder del Espíritu Santo.
12.10, 11 «Profecía» no es precisamente una predicción del futuro. Puede ser también predicar la Palabra de Dios con poder. «Discernimiento de espíritus» significa la habilidad para distinguir si una persona que afirma hablar por Dios realmente lo hace, o lo hace de parte del diablo. (Pablo aborda el tema de las lenguas y su interpretación con más detalles en el capítulo 14.) No interesa cuál don o dones tenga una persona, todos provienen del Espíritu Santo. El Espíritu Santo decide cuál don tendremos. Tenemos la responsabilidad de usarlos y agudizarlos, pero no podemos pedir crédito por lo que Dios nos ha dado gratuitamente.
12.12 Pablo compara el cuerpo de Cristo a un cuerpo humano. Cada parte tiene una función especial que es necesaria al cuerpo en su totalidad. Las partes son diferentes con un propósito y a pesar de sus diferencias deben laborar juntas. Los cristianos deben evitar dos errores comunes: (1) sentirse demasiado orgullosos de sus habilidades, o (2) pensar que no tienen nada que ofrecer al cuerpo de creyentes. En lugar de compararnos con otros, debemos usar nuestros diferentes dones, juntos, a fin de difundir las buenas nuevas de salvación.
12.13 La iglesia es compuesta por muchas personas con una variedad de trasfondo y una multiplicidad de dones y habilidades. Es muy fácil que esas diferencias dividan a las personas, como fue el caso en Corinto. Pero más allá de las diferencias, todos los creyentes tienen una cosa en común: fe en Cristo. En esta verdad esencial la iglesia halla su unidad. Todos los creyentes son bautizados por un Espíritu Santo, forman parte de un cuerpo de creyentes, la iglesia. No perdemos nuestra identidad personal sino que poseemos una unidad en Cristo a pesar de seguir siendo individuos. Cuando una persona se hace cristiana, el Espíritu Santo hace en ella su residencia y viene a nacer dentro de la familia de Dios. «A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu» significa que el mismo Espíritu Santo llena completamente nuestro profundo ser. Como miembros de la familia de Dios, podemos tener intereses diversos así como también dones diferentes, sin dejar de tener una misma meta.
12.14–24 Usando la analogía del cuerpo, Pablo enfatiza la importancia de cada miembro de la iglesia (véase la nota a 12.12). Si alguna parte, considerada sin importancia, es puesta aparte, todo el cuerpo pierde parte de su efectividad. Pensar que su don es más importante que el de otro es orgullo espiritual. No debiéramos menospreciar a aquellos que aparentan ser menos importantes ni ponernos celosos con aquellos que manifiestan dones más impresionantes. Al contrario, debemos usar los dones que se nos ha dado y animar a otros a usar los suyos. Si no lo hacemos, el cuerpo de Cristo perderá mayor efectividad.
12.25, 26 ¿Cómo reacciona usted cuando otra persona es honrada? ¿Cuál es su respuesta cuando una persona está sufriendo? Se nos pide regocijarnos con aquellos que se gozan y llorar con los que lloran (Romanos 12.15). Con frecuencia, desafortunadamente, nos ponemos celosos con los que se gozan y nos apartamos de aquellos que lloran. Los creyentes están en el mismo mundo, no hay tal cosa como cristianismo individual. No podemos estar de acuerdo sólo con nuestra relación con Dios, debemos involucrarnos en las vidas de los demás".
(Biblia del diario vivir)

jueves, 4 de octubre de 2007

Campaña 100 días de avivamiento, día 19:
Efesios 4: 17-32:
"Los gentiles" aquí se aplica a todos aquellos que no son parte del pueblo de Dios, es decir la iglesia del Señor Jesús. Los versículos 17- 24 nos dan los principios del andar diario a quienes hemos conocido Al Señor Jesús, y nos hemos convertido por Su gracia y por Su amor, en Sus hijos, Su pueblo. Los versículos 25 al 32 nos dan los detalles de ese andar diario. Quienes no conocen a Cristo, no tienen más remedio que vivir "en la vanidad de su mente, 18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón" (v. 17 y 18); es decir, de acuerdo con sus equivocados criterios, con la mente oscurecida, sin poder gozar de la vida que viene de Dios, limitados por dos graves problemas internos: la ignorancia y la insensibilidad. Esta ignorancia de las cosas espirituales de Dios, denota no sólo la falta de conocimiento, sino también la renuencia en cuanto a conocer; de tal manera que aunque tengan en su mente conceptos acerca de Dios, no lo conocen. Las consecuencias son lamentables: pérdida de la sensibilidad, entrega desenfrenada a vicios, prácticas impuras, etc. El versículo 20 es enfático en afirmar que nosotros "no conocimos a Cristo para vivir así" (Biblia de estudio Dios habla hoy); al contrario, hemos oído el mensaje de Jesús para vivir como Él quiere, según la verdad que está en Jesús (v. 21). Esto implica "renunciar" a la anterior manera de vivir, "despojarnos" de lo que éramos, "renovarnos" espiritualmente cambiando la manera de pensar, y "revestirnos" de la nueva naturaleza que hemos recibido de Dios, que se distingue por la rectitud y la pureza. Los versículos 25 al 32 lo expresan de manera más práctica: no mentir más, no dejar que el enojo dure todo el día, no robar sino trabajar para ayudar a los necesitados, no decir malas palabras sino hablar en forma edificante, alejar del corazón la amargura, las malas pasiones, los enojos, los gritos, los insultos, y toda clase de maldad. Ser buenos, compasivos unos con otros y perdonarnos mutuamente. Cuando vivimos de esta manera, no entristecemos al Espíritu Santo, cuya presencia en nosotros es lo que nos "distinguirá como propiedad de Dios el día en que él nos dé la liberación definitiva" (Biblia de estudio Dios habla hoy).
"La primera parte de este capítulo describe la relación del creyente con la iglesia; ahora Pablo analiza la relación del creyente con el mundo. Ciertamente estamos «en Cristo» y somos una parte del cuerpo; pero también estamos en el mundo, donde hay tentación y contaminación. No podemos salir del mundo porque tenemos una responsabilidad de testificarle; sino que debemos andar en pureza y no permitir que el mundo nos contamine.
Pablo empieza con lo negativo: no andar de la manera que lo hacen los inconversos. Explica las razones por las cuales andan en impiedad: (1) su entendimiento está entenebrecido debido a que creen en mentiras y no han recibido la verdad; (2) están muertos espiritualmente; (3) se han entregado a cometer toda clase de pecados. Compare esta descripción con 2.1–3 y 2 Corintios 4. Pudiéramos resumir su condición diciendo que andaban de la manera errada debido a que no conocían la verdad y nunca habían recibido la vida. Sólo el Cristo de Juan 14.6 podía satisfacer sus necesidades espirituales.
La vida cristiana debe ser radicalmente diferente de la vida vieja. Pablo esperaba que los efesios experimentaran cambios y les hace tres admoniciones: «despojarse» (vv. 22–23); «vestirse» (v. 24) y «desechar» (vv. 25ss). Romanos 6 nos enseña que el viejo hombre ha sido crucificado y sepultado y que a medida que consideramos que esto es verdad, nos «despojamos» de ese viejo hombre. Dios ha hecho su parte; ahora nos resta que creamos lo que Él ha dicho y que «nos cambiemos de vestidos». La instrucción que Jesús dio respecto a Lázaro se aplica a cada creyente: «Desatadle [quítenle los vestuarios de sepultura], y dejadle ir». Pero no es suficiente morir a la vida vieja; también debe haber la resurrección y la manifestación de la vida nueva. Nos quitamos las «ropas de sepultura» de la vida vieja y nos vestimos de los «vestidos de la gracia» de la nueva vida. Somos parte de la nueva creación de Dios (v. 24 y 2.10) y por consiguiente andamos en vida nueva (Ro 6.4).
Debemos «desechar» (de una vez por todas) ciertos pecados y Pablo los menciona en 25ss. Nótese cómo liga cada mandamiento a una verdad espiritual: somos miembros los unos de los otros (v. 25); somos sellados para el día de la redención (v. 30); Dios nos ha perdonado (v. 32). La doctrina y el deber son bendiciones gemelas en la Biblia, tanto la riqueza del cristiano como su andar en Cristo.
Si pertenecemos a la verdad, ¿cómo podemos darnos a las mentiras? Satanás es el padre de toda mentira (Jn 8.44); sus espíritus hablan mentiras (1 Jn 2.21, 27); un día todo el mundo creerá en «la mentira» (2 Ts 2.9–11).
Hay una ira que no es pecado (Mc 3.5). Si nos encolerizamos contra las personas, hay lugar para el pecado; si nos enojamos contra el pecado y los principios pecaminosos, podemos mantener un andar santo. ¡Qué fácil es que los cristianos llamen «indignación santa» a sus arranques de cólera! La ira del hombre nunca produce la rectitud o justicia de Dios (Stg 1.20).
Darle lugar al diablo (v. 27) incluye tanto el mentir como la cólera; porque Satanás es mentiroso y homicida. ¿Nos damos cuenta de que las mentiras, la hipocresía y la cólera le dan a Satanás una entrada en nuestras vidas? Las mentiras y la cólera de Caín le llevó al homicidio (Gn 4).
El versículo 25 se liga con 1 Tesalonicenses 4.11 y 2 Tesalonicenses 3.6–12. El inconverso ladrón solía robar para complacerse; ahora que ha sido salvado debe trabajar para poder dar a otros. Este es el maravilloso cambio que genera la gracia en el corazón de una persona.
Nuestros labios deben hablar lo que edifica (Col 4.6; Sal 141.3). La corrupción de labios sólo denota corrupción del corazón. El Espíritu nos ha sellado (1.13, 14); no debemos entristecerlo al permitir que estos pecados de acción y actitud estén en nuestras vidas. En las Escrituras al Espíritu se le describe como una paloma (Jn 1.32) y esta es un ave limpia que ama la paz. Se debe eliminar la ira y la gritería mediante el amor y el perdón cristianos".
(Bosquejos expositivos de la Biblia)

miércoles, 3 de octubre de 2007


Campaña 100 días de avivamiento, día 18:
Efesios 3: 14- 21:
El apóstol Pablo oraba por sus discípulos pidiendo que fueran "fortalecidos con poder en el hombre interior", con el propósito de que pudieran ser "arraigados y cimentados en amor"; para que fueran capaces de comprender y conocer el amor de Cristo, y así ser "llenos de toda la plenitud de Dios". Es una manera de orar que debemos practicar en nuestras vidas, pidiendo crecimiento espiritual, conocimiento de Dios.
"Usted recordará que las dos oraciones en Efesios (aquí y en 1.15–23) se complementan. La primera es una oración por conocimiento; la segunda por capacitación. Pablo quiere que los efesios aprendan todo lo que tienen en Cristo y después que vivan lo aprendido. Pablo ora por la familia de Dios en el cielo y en la tierra, porque allí es donde está su familia; no hay ninguna «debajo de la tierra» (véase Flp 2.10). Esto quiere decir que no hay purgatorio donde se prepara a la gente para ir al cielo. Ora para que la persona interior pueda conocer la fortaleza espiritual. ¡Con cuánto descuido algunos cristianos tratan a la persona interior! El Espíritu Santo nos da poder desde el interior a través de la Palabra de Dios y la oración. En los versículos 20–21 Pablo recalca que cuando oramos el Espíritu de Dios obra en nosotros; y en 1 Tesalonicenses 2.13 (junto a Col 3.16) enseña que Dios nos concede poder mediante su Palabra. Los santos primitivos se entregaron «a la oración y a la Palabra de Dios» (Hch 6.4) y Dios obró con poder en ellos y mediante ellos.
Él quiere que Cristo «se sienta en casa» (habitar, v. 17) en sus corazones. Por supuesto, Cristo vive en el corazón de cada creyente verdadero, pero no todo corazón es un hogar agradable para Él. A Cristo le encantaba ir a Betania porque sus amigos le querían, se alimentaban de su Palabra y le servían. Cuando Cristo vino a esta tierra para hablar con Abraham (Gn 18), envió delante a dos ángeles a que visitaran a Lot (Gn 19) debido a que no se sentía a sus anchas en la casa de un creyente mundano. ¿Se siente Él como en casa en nuestros corazones?
Cristo se siente así en nuestros corazones cuando Él halla fe y amor. «Arraigados» (v. 17) sugiere una posición firme, un hábito de fe y amor, como un árbol enraizado en la tierra. Demasiados cristianos quieren los frutos del Espíritu sin estar enraizados en las cosas espirituales.
«Comprender» en el versículo 18 significa «asir», «aprehender». Pablo ya ha orado para que ellos tengan entendimiento; ahora ora para que se acojan a estas maravillosas bendiciones y las capten y tomen por sí mismos. Por fe nos apropiamos de las promesas de Dios. Pablo quiere especialmente que se aferren del inmensurable amor de Dios, un amor que llena todas las cosas. Demasiados cristianos se imaginan a Dios como un Juez colérico o un Capataz riguroso en lugar de un Padre amoroso.
«Llenos de toda la plenitud de Dios» (v. 19): este es el propósito supremo de Dios para nuestras vidas. Lea cuidadosamente Juan 1.16 y Colosenses 2.9–10. «Vosotros estáis completos en Él» afirma Colosenses 2.10. ¿Por qué vivir como mendigos cuando Dios nos ha dado su plenitud? Una vida vacía es decepcionante y peligrosa; si el Espíritu de Dios no nos llena, el espíritu de desobediencia (2.2) se pone en acción y caemos en pecado.
Los versículos 20–21 declaran una bendición emocionante, cerrando la primera sección de la carta. ¡Dios obra en nosotros! ¡Dios obra a través de nosotros! ¡Dios es glorificado en nosotros! ¡Qué maravillosa salvación tenemos! Este poder obra en nosotros conforme abrimos nuestros corazones a Cristo, cultivamos este compañerismo y comunión perseverante, oramos y nos sometemos a la Palabra. No hay razón para que los creyentes estemos «por los suelos» cuando estamos sentados con Cristo (2.6) y llenos de la plenitud de Dios.
Al concluir esta primera sección sería útil notar las «posturas espirituales» de Pablo, por cuanto nos dan el secreto de la bendición de Dios. Pablo está sentado con Cristo (2.6), edificado sobre Cristo (2.20) y dobla sus rodillas ante el Padre (3.14). Esto es lo que hace posible que camine (4.1), crezca (4.15) y esté firme (6.14ss) contra Satanás. Nuestra posición espiritual en Cristo hace posible nuestro andar victorioso sobre la tierra"
(Bosquehos expositivos de la Biblia)

martes, 2 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 17: Efesios 2: 11- 22:

"2.11-13 Los judíos piadosos (los de la circuncisión) consideraban impuras todas las ceremonias de los gentiles (los de la incircuncisión). Se autoconsideraban puros y limpios debido a su herencia nacional y sus ceremonias religiosas. Pablo subraya que tanto gentiles como judíos son impuros delante de Dios y que necesitan que Cristo los limpie. A fin de entender cuán grande es el regalo de esta salvación, necesitamos recordar nuestra antigua naturaleza, la condición impura. ¿Alguna vez se ha sentido separado, excluido, sin esperanzas? Estos versículos son para usted. Ninguno está separado del amor de Dios ni del cuerpo de creyentes.
2.11-13 Tanto judíos como gentiles pueden ser culpables de orgullo espiritual. Los judíos por pensar que su fe y tradiciones tenían la virtud de elevarlos por encima de cualquiera, los gentiles por confiar en sus logros, poder y posición. El orgullo espiritual impide que veamos nuestras faltas y agranda las de los demás. Cuídese de sentirse orgulloso de su salvación. En cambio, con humildad, dé gracias a Dios por lo que ha hecho y anime a quienes titubean en su fe.
2.11-16 Antes de la venida de Cristo, los gentiles y judíos se mantenían alejados entre sí. Los judíos consideraban que los gentiles estaban muy alejados del poder salvador de Dios y por lo tanto sin esperanza. Los gentiles se sintieron ofendidos por las declaraciones de los judíos. Cristo revela la pecaminosidad total, tanto de judíos como de gentiles, y a continuación ofrece su salvación por igual para ambos. Solo Cristo derriba las paredes de los prejuicios, reconcilia a todos los creyentes con Dios y nos unifica en un cuerpo.
2.14ss Cristo derribó las paredes que las personas levantaron entre ellas. Debido a que esas paredes se derribaron, podemos disfrutar de una verdadera unidad con personas que no son como nosotros. Esto es lo que llamamos verdadera reconciliación. Gracias a la muerte de Cristo, todos somos parte de una sola familia (2.14); nuestra hostilidad en contra de otros ha desaparecido (2.16); todos podemos tener acceso al Padre mediante el Espíritu Santo (2.18); hemos dejado de ser extraños para Dios (2.19); y somos parte de un templo santo, con Cristo como piedra principal del ángulo (2.20, 21).2.14–22 Hay muchas barreras que pueden separarnos de otros cristianos: edad, apariencia, inteligencia, inclinación política, nivel económico, raza, perspectivas teológicas. Una de las mejores maneras de apagar el amor de Cristo es interesarnos solo por aquellos con los que tenemos afinidad natural. Por suerte, Cristo ha derribado las barreras y unificado a todos los creyentes en una sola familia. Su cruz debiera ser el centro de nuestra unidad. El Espíritu Santo nos ayuda a mirar más allá de las barreras, a la unidad para la que hemos sido llamados a disfrutar.
2.17, 18 Los judíos estaban cerca de Dios porque tenían conocimiento previo acerca de Él mediante las Sagradas Escrituras y lo adoraban en sus ceremonias religiosas. Los gentiles estaban lejos ya que conocían poco o nada acerca de Dios. Debido a que ningún grupo puede salvarse por buenas obras, conocimiento ni sinceridad, tanto uno como otro necesitaron oír acerca de la salvación disponible a través de Jesucristo. Ambos, judíos y gentiles, ahora están en la libertad de venir a Dios a través de Cristo. Dios le ha acercado a usted (2.13).
2.19-22 Muchas veces, al edificio de una iglesia se le llama la casa de Dios. En realidad, la casa de Dios no es un edificio sino un grupo de personas. Él vive en nosotros y a través de nosotros se da a conocer al mundo. La gente puede ver que Dios es amor y que Jesús es Señor cuando vivimos en armonía con otros y de acuerdo con lo que Dios dice en su Palabra. Somos ciudadanos del Reino de Dios y miembros de su familia.
2.20 ¿Qué significa estar edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas? Significa que la Iglesia no es un edificio levantado sobre ideas modernas, sino sobre la herencia espiritual que se nos ha dado por los primeros apóstoles y profetas de la iglesia cristiana".
(Biblia del diario vivir)

lunes, 1 de octubre de 2007



Campaña 100 días de avivamiento, día 16:
Efesios 2: 1-10:
La realidad del ser humano sin Cristo está claramente descrita aquí: "estábais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás" (v. 1-3). La nueva realidad que tenemos en Él como resultado de Su misericordia y amor es la salvación, que consiste en que "nos dio vida juntamente con Cristo, nos resucitó y nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús" (v. 5, 6). Este es el resultado de la gracia de Dios (regalo inmerecido) para nosotros: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas". (v. 8- 10). Somos llamados entonces, a vivir practicando esas buenas obras, esa manera de vivir, ese fruto que El Señor preparó y para el que nos preparó a nosotros. Ya no estamos condenados a vivir como esclavos de nuestros malos deseos, ya no tenemos que contentarnos con vivir una vida sin sentido y de derrota; ahora podemos vivir en la libertad que nos dio El Señor y para el propósito eterno que Él tiene para nosotros. Vivamos entonces en Su fuerza, la vida sobrenatural que nos ha dado como regalo.

"2.2 «Príncipe de la potestad del aire» significaba para los lectores de Pablo que Satanás y sus fuerzas espirituales de maldad habitan entre la tierra y el cielo. Satanás, de esta manera, se describe como el que ejerce autoridad en el mundo espiritual de maldad, o sea, los demonios y los que están en contra de Cristo. Satanás significa «el acusador». También se le llama el diablo (4.27). En la resurrección, Cristo triunfó sobre Satanás y su poder. Sin embargo, Jesucristo es el gobernante permanente del mundo; Satanás lo es temporalmente y solo de una parte del mundo que decide seguirlo.
2.3 El hecho de que todas las personas, sin excepción, cometemos pecado prueba que tenemos la misma naturaleza pecaminosa. Estamos perdidos en pecado y no podemos salvarnos por nuestra cuenta. ¿Significa esto que solo los cristianos hacen cosas buenas? Por supuesto que no, muchos hacen bien a otros. En una escala relativa, muchos son morales, bondadosos, respetan las leyes, etc. Comparados con los criminales, diríamos que son muy buenos. Pero en la escala absoluta de Dios, nadie es lo suficiente bueno como para ganar la salvación («estabais muertos en vuestros delitos y pecados», 2.1). Solo al unir nuestras vidas a la vida perfecta de Cristo podemos llegar a ser buenos ante los ojos de Dios. «Hijos de ira» se refiere a los que reciben la ira de Dios porque rechazan a Cristo.
2.4, 5 En los versículos previos Pablo se ocupa de nuestra antigua naturaleza pecaminosa (2.1–3). Aquí Pablo enfatiza que ya no necesitamos vivir bajo el poder del pecado. Cristo destruyó en la cruz la paga del pecado y su poder sobre nuestras vidas. La fe en Cristo nos declara absueltos o «no culpables» delante de Dios (Romanos 3.21, 22). Dios no nos quita del mundo ni tampoco nos convierte en muñecos, sentiremos como que pecamos y algunas veces lo haremos. La diferencia radica en que antes de ser cristianos éramos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ahora podemos escoger vivir para Cristo (véase también Gálatas 2.20).
2.6 Debido a la resurrección de Cristo, sabemos que nuestros cuerpos también resucitarán (1 Corintios 15.2–23) y que ya se nos ha dado el poder para vivir ahora la vida cristiana (1.19). Estas ideas se hallan combinadas en la imagen de Pablo cuando habla de estar sentado con Cristo en «lugares celestiales» (véase la nota a 1.3). Nuestra vida eterna con Cristo es cierta, porque estamos unidos en su poderosa victoria.
2.8,9 Cuando alguien le da un regalo, ¿diría usted: «¡Qué lindo es!, ¿cuánto le debo?» No, la respuesta apropiada es: «Gracias». Con cuánta frecuencia los cristianos, aun después de habérseles dado la salvación, se sienten obligados a hacer algo para llegar hasta Dios. Debido a que nuestra salvación e incluso nuestra fe son regalos, debiéramos responder con gratitud, alabanza y regocijo.
2.8–10 Llegamos a ser cristianos mediante el don inmerecido de Dios, no como el resultado de algún esfuerzo, habilidad, elección sabia o acto de servicio a otros de nuestra parte. Sin embargo, como gratitud por este regalo, buscamos servir y ayudar a otros con cariño, amor y benevolencia y no simplemente para agradarnos a nosotros mismos. Si bien ninguna acción u «obra» nos puede ayudar para obtener la salvación, la intención de Dios es que nuestra salvación resulte en obras de servicio. No somos salvos solo para nuestro beneficio, sino para el de Él, para glorificarle y edificar la Iglesia (4.12)".
(Biblia del diario vivir)